Viernes 28 de tiempo ordinario
Efesios
1, 11-14
REFLEXIÓN
A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo
según su voluntad
Otra
manera de decir lo que significa el designio: el destino a la herencia. Somos
herederos!
La
voluntad de Dios no es un oráculo caprichoso, sino un mandato a la felicidad,
la plenitud, la saciedad, la perfección, el logro definitivo, la herencia. El
mismo Dios!
El
príncipe o princesa herederos de una casa real suelen ser preparados con
exquisitez, no precisamente con exceso de mimos.
Su
entrenamiento es un ejercicio para potenciar su capacidad de liderazgo y
decisión.
Así
nosotros como herederos somos probados, entrenados y preparados. En eso
consiste la vida del creyente cristiano.
Nuestra
herencia se asemeja a lo largo de nuestra existencia a los arreboles del
amanecer, cuando el sol marca el inicio del día como promesa de realidades
buenas por venir.
Nuestra
herencia necesita un sensor apto que le permita captar que viene a nuestro
encuentro. Es la esperanza.
La
esperanza nos mantiene de pie, nutriéndose de signos y resistiendo los
anti-signos del anti-reino.
Nuestra
esperanza es un factor importante de reconstrucción personal y social, porque
en ella re-establecemos y sanamos la desilusión, la frustración, la amargura y
el llanto.
habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo
Marcados
es sellados, como un documento oficial, como una propiedad, lo cual es efectivo
para bien o para mal.
El
Espíritu de Cristo es un modo nuestro de ser. Somos seres afectados por Jesús.
Trastornados en cuanto a nuestro destino de muerte. Como un organismo vacunado
que cuenta con defensas que lo mantienen en la lucha y afirman su vida.
el cual es prenda de nuestra herencia
La
esperanza es un don-reserva del Espíritu que nos insta a mantenernos erguidos y
a mirar de frente el futuro, sin aspavientos, sin jactancias, con la sencilla
seguridad de un hijo heredero.
Salmo responsorial: 32
REFLEXIÓN
Que la palabra del Señor es sincera, / y todas sus acciones son leales
Es la fe en la que
debemos ahincar, cuando suceden situaciones que parecen una mala jugada del
Señor.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, / el pueblo que él
se escogió como heredad.
La dicha
es nuestro fin. Es el fin del designio. Todo hombre y mujer es por derecho un
aspirante y llamado a la dicha del Señor.
Lucas
12, 1-7
REFLEXIÓN
miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a
otros.
Probablemente
no fue tanto. No hay esas cantidades en las aldeas de Galilea.
Pero es
el recurso que muestra un fundamento histórico: Jesús atraía por lo que hacía y
por lo que decía. Era el sistema de lealtades centrado en la palabra, en
escena.
Porque
en ese momento también había muchos indignados con un sistema que los excluía
hasta hacerlos pecadores. Era una etiqueta clasista puesta por la élite.
Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su
hipocresía
Los detentores del
sistema de hipocresía usaban la palabra en doble sentido: un sentido para los
demás, otro para ellos.
No era transparente,
sincero, único. Generaba desconfianza, malestar. Disolvía una sociedad que
quisiera centrarse en la dignidad de la palabra de la persona.
Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay
escondido que no llegue a saberse
Lo
corrupto y lo bendito se saben porque son los fragores de la lucha por el reino
de Dios.
Deben
saberse para que no idolicemos este mundo en lugar del reino. Y para que no
perdamos esperanza de heredar el reino.
Una
actitud de coraje que permite ser transparente sin tener miedo. Sin ocultar,
sin doblez. Como Jesús.
Los
suyos que le seguían estaban llamados a la palabra única, transparente,
confiable.
Ese
sistema de palabra única tiene sus consecuencias y riesgos. Pero el temor que
cause puede disiparse con una sencilla conlusión: aparte de quitar la vida, no
pueden hacer más.
no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden
hacer más
Lo
corrupto tiene un límite del cual no puede pasar: la vida terrenal. Su dominio
es la muerte. Hemos de vigorizar nuestra esperanza asumiendo que la herencia
del reino vence la muerte terrenal.
Es algo
intimidante si nos afincamos en la creencia de que sólo tenemos la vida que
conocemos. Es la maravilla de la fe que se origina desde Abraham y culmina en
Jesús: creer en Aquel que da la vida, la vida plena.
temed al que tiene poder para matar y después echar al
infierno
No cabe
duda que se nos hace difícil admitir un infierno más allá de la muerte creado
por un Padre amoroso. Es como un contrasentido.
Sólo una
fe viva en el Señor Jesús, Palabra encarnada nos ayuda a entender esta
contradicción de nuestro sistema lógico.
ni de uno solo se olvida Dios
Esa
Palabra nos alienta más bien a confiar y esperar en Alguien que no olvida de
cuidar ni a los más pequeño e insignificante, como las aves.
El santo
o santa que expresó: Yo sé de quién me he fiado, lo dijo muy bien. Fiarse.No se
necesita más.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1580888156223643648?s=20&t=1PP1rSgUf6phXQYRmXKdnQ