martes, 6 de diciembre de 2022

BEATO CARLO



 De la Constitución dogmática Lumen géntium, sobre la Iglesia, del Concilio Vaticano segundo
(Núm. 48)

 

SOBRE LA ÍNDOLE ESCATOLÓGICA DE LA IGLESIA PEREGRINANTE

 

La Iglesia, a la que todos hemos sido llamados en Cristo Jesús y en la cual, por la gracia de Dios, adquirimos la santidad, no será llevada a su plena perfección sino cuando llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas. Entonces, junto con el género humano, también será perfectamente renovado el universo entero, que está íntimamente unido con el hombre y por él alcanza su fin.

 Porque Cristo, levantado en alto sobre la tierra, atrajo hacia sí a todos los hombres; habiendo resucitado de entre los muertos, envió a su Espíritu vivificador sobre sus discípulos y por él constituyó a su cuerpo, que es la Iglesia, como sacramento universal de salvación. Ahora, sentado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a su Iglesia. Por ella los une más estrechamente a sí y, alimentándolos con su propio cuerpo y sangre, los hace partícipes de su vida gloriosa.

 Por tanto, la restauración prometida que esperamos ya comenzó en Cristo, recibe un nuevo impulso con la venida del Espíritu Santo y continúa por medio de él en la Iglesia; en ella por la fe somos instruidos también acerca del sentido de nuestra vida temporal, en tanto que con la esperanza de los bienes futuros llevamos a cabo la obra que el Padre nos ha confiado en el mundo y trabajamos por nuestra salvación.

 Ha llegado hasta nosotros la plenitud de los tiempos; la renovación del mundo está irrevocablemente decretada y empieza a realizarse en cierto modo en el siglo presente, pues la Iglesia, ya en la tierra, posee una verdadera santidad, aunque imperfecta.

 Y mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra, en los que tenga su morada la justicia, la Iglesia peregrinante, en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, lleva consigo la imagen de este mundo que pasa, y ella misma vive entre las creaturas que hasta el presente gimen y sufren dolores de parto, anhelando la manifestación de los hijos de Dios.

lunes, 5 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 2 de Adviento

Isaías 35,1-10



REFLEXIÓN

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría

En la vida no todo es sufrimiento y lágrima. La espiritualidad de la cruz no implica depresión crónica y tristeza recóndita.

Las visiones que nos ofrece la Palabra no son para cuando baje el telón de la historia solamente. También pueden ser para los intermedios de la obra.

Si algo tiene la Palabra en sus tres mil años de comunicación es ser una Promesa amortizable. La Salvación prometida se va mostrando cada día del caminar en fe, esperanza y amor.

Nuestro autocentramiento en los conflictos, la obsesión de los titulares por la tragedia, hacen perder de vista como el desierto y el yermo ya no lo son tanto, a nivel personal y a nivel de culturas.

Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios

Quiénes? Los regalados por la fe salvífica. El don más equitativo que hay sobre la tierra, porque acompaña a todo ser humano, hombre o mujer, que habita la tierra.

Porque todo hombre o mujer sueña y allí está el fundamento de la fe. A la que hay que poner cuidado y cuidar para que crezca hasta hacerse un árbol coposo en el que vienen a anidar las aves del cielo.

Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará

El Dios del desquite. Quien no frustra sino que levanta de la frustración. El que arregla lo que nosotros dañamos. El Padre pródigo que constantemente sale a esperarnos, a ver si asomamos por el camino de regreso. El que nos espera.

Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial.

Por qué será que aun las banderas más altruístas las volvemos armas para obtener poder, a fuer de obligar a otros a adoptar tal o cual enfoque?

Aun lo manía ecológica olvida que si bien la responsabilidad humana es crucial para conservar al planeta, el máximo responsable es el Autor de la creación, quien inventó los recursos.

No es inocente el intento de privilegiar el término naturaleza en vez de creación, porque insistimos así en el exclusivo protagonismo humano que no requiere de divinidades para avanzar y resolver.

Salmo responsorial: 84



REFLEXIÓN

La salvación está ya cerca de sus fieles, / y la gloria habitará en nuestra tierra

Estar cerca viene a ser un cumplimiento anticipado de la promesa. La gloria que habitará ya se viene mostrando y preparando.

Si somos fieles, si vivimos de fe y nos conducimos en consecuencia.

Lucas 5,17-26



REFLEXIÓN

Y el poder del Señor lo impulsaba a curar

El poder sanador de Jesús no se exhibía como un taumaturgo o ilusionista de espectáculo.

Era una docilidad y consenso que él mostraba con su Padre para dar señales de su reinado.

Jesús vivía, enseñaba y curaba para dar paso al dominio del Señor.

Es algo que nos debe ayudar a reflexionar ante tantas necesidades de curación que experimentamos por nuestras dolencias y enfermedades. Cómo apoyará tal o cual curación el dominio del Padre de Jesús en nuestra red social? Se proclamará mejor la gloria de Dios? Nos haremos mejores colaboradores de su obra de redención para nosotros y para los demás?

Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."

Porque el pecado del mundo como anti-reino está a la base de cualquier dolencia y sufrimiento. Nos abate la iniquidad que se nutre de la oposición al designio como reinado del Señor.

Queda en nosotros discernir frecuentemente como descodificamos tal o cual suceso de infortunio y muerte, como la señal del anti-reino, pero como el llamamiento a la buena nueva.

Este es el sentido del exorcismo: abrir espacio en un territorio usurpado al dominio benigno del Padre.

Por eso Jesús no da pie a la curación sino como signo de ese dominio.

Pero antes exorciza, para que se de la oportunidad en la libertad humana de aceptar el cambio de régimen.

El exorcismo no es un festín mediático exhibicionista ofrecido a la morbosidad de los espectadores.

Un exorcismo lo hacemos cotidianamente al expulsar de nuestra vida y nuestro entorno toda traza de iniquidad, injusticia, odio, envidia y daño a nuestros hermanos.

"Hoy hemos visto cosas admirables."

Jesús da paso al Dios Padre suyo y nuestro, por otorgamiento.

Según los sabios de su tiempo el exorcismo era privilegio del Sumo Sacerdote una vez al año.

Un gran avance en la historia de las religiones por dar vida a un concepto del mal moral que hunde las conciencias, y consecuentemente todo lo demás.

Pero Jesús la arrebata de ese monopolio sacro para entregarla a nuestra práctica de ágape fraterno. Nuestro amor, hace retroceder el daño del pecado, por el perdón que nos hacemos, como un excorcismo, y nos prepara para la sanación.

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