lunes, 12 de diciembre de 2022

BEATO CARLO


“El Rosario es la escalera más corta para subir al Cielo”. “Después de la Santa Eucaristía, el Santo Rosario es el arma más poderosa para combatir al demonio”. 

Del Mensaje del papa Pablo sexto al pueblo mexicano
(L 'Osservatore Romano, 18 de octubre de 1970)
 
EL MEJOR HOMENAJE A MARÍA: AMAR A DIOS Y AL PRÓJIMO

 

Amadísimos hijos, deseamos unir nuestra voz a ese himno filial que el pueblo mexicano eleva hoy a la Madre de Dios. La devoción a la Virgen Santísima de Guadalupe debe ser para todos vosotros una constante y particular exigencia de auténtica renovación cristiana. La corona que ella espera de todos vosotros no es tanto una corona material, sino una preciosa corona espiritual, formada por un profundo amor a Cristo y por un sincero amor a todos los hombres: los dos mandamientos que resumen el mensaje evangélico. La misma Virgen Santísima, con su ejemplo, nos guía en estos dos caminos.

 En primer lugar, nos pide que hagamos de Cristo el centro y la cumbre de toda nuestra vida cristiana. Ella misma se oculta, con suprema humildad, para que la figura de su Hijo aparezca a los hombres con todo su incomparable fulgor. Por eso, la misma devoción mariana alcanza su plenitud y su expresión más exacta cuando es un camino hacia el Señor y dirige todo el amor hacia él, como ella supo hacerlo, al entrelazar en un mismo impulso la ternura de madre y la piedad de creatura.

 Pero además, y precisamente porque amaba tan entrañablemente a Cristo, nuestra Madre cumplió cabalmente ese segundo mandamiento que debe ser la norma de todas las relaciones humanas: el amor al prójimo. ¡Qué bella y delicada intervención de María en las bodas de Caná, cuando mueve a su Hijo a realizar el primer milagro de convertir el agua en vino, sólo para ayudar a aquellos jóvenes esposos! Es todo un signo del constante amor de la Virgen Santísima por la humanidad necesitada y debe ser un ejemplo para todos los que quieren considerarse verdaderamente hijos suyos.

Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable y justamente remunerado; no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones, y mientras una parte de la humanidad siga estando marginada a las ventajas de la civilización y del progreso. Por ese motivo, en esta fiesta tan señalada os exhortamos de corazón a dar a vuestra vida cristiana un marcado sentido social -como pide el Concilio-, que os haga estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos para el progreso y en todas las iniciativas para mejorar la situación de los que sufren necesidad. Ved en cada hombre un hermano, y en cada hermano, a Cristo, de manera que el amor a Dios y el amor al prójimo se unan en un mismo amor, vivo y operante, que es lo único que puede redimir las miserias del mundo, renovándolo en su raíz más honda: el corazón del hombre.

 El que tiene mucho que sea consciente de su obligación de servir y de contribuir con generosidad para el bien de todos. El que tiene poco o no tiene nada que, mediante la ayuda de una sociedad justa, se esfuerce en superarse y en elevarse a sí mismo y aun en cooperar al progreso de los que sufren su misma situación. Y, todos, sentid el deber de uniros fraternalmente para ayudar a forjar ese mundo nuevo que anhela la humanidad.

 Esto es lo que hoy os pide la Virgen de Guadalupe, ésta la fidelidad al Evangelio, de la que ella supo ser el ejemplo eminente.

 Sobre vosotros, muy queridos hijos, imploramos confiado la maternal benevolencia de la Madre de Dios y Madre de la Iglesia, para que siga protegiendo a vuestra nación y la dirija e impulse cada vez más por los caminos del progreso, del amor fraterno y de la pacífica convivencia.

domingo, 11 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 3 de Adviento A

Isaías 35,1-6a.10




REFLEXIÓN

desierto y el yermo se regocijarán

Alegría íntima, escondida y velada, discreta y profunda, serena y suave como procedente del Espíritu.

Realidades regocijantes que emergen suavemente en el curso de los acontecimientos y van confluyendo, convergiendo, sin ser forzados, adviniendo como rocío suave que empapa la tierra, como don inesperado y que colma deseos y anhelos.

verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios

Ver a Dios y ver su gloria en la historia requiere fe. Tal fe que transforma nuestra mirada para descubrir en lo pequeño lo grande.

La gloria de Dios es su prestigio, aquello que motiva a tributarle reconocimiento y alabanza.

Son giros en el devenir de la historia que misteriosamente terminan dando vida, procurando justicia, derramando ágape.

Salmo responsorial: 145




REFLEXIÓN

hace justicia a los oprimidos

Hay que creer y esperar que vivir y participar en el acompañamiento del oprimido es exponerse a la intervención justiciera del Señor por formas inéditas. Conviene por tanto  estar alerta y abrir los ojos

Santiago 5,7-10



REFLEXIÓN

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor

Una actitud que nos forman, pero no por nuestra cuenta. De fuera vienen las contigencias que son las señales del Señor para aprender a verlo, y transformarnos.

Una actitud que se bebe a diario, y de nuestra parte solo queda permitir que crezca contra nosotros mismos y nuestros egoísmos.

El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía

Sus dones pueden llegar temprano o tarde, para nuestro gusto. E irse lenta o precipitadamente. En todo ello se nos forma en la paciencia, por la que aprendemos a reconocer y dar gracias, porque lo importante es el Señor.

manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca

Un aprendizaje que genera firmeza, no pre-fabricada, ni militarizada, ni coercionada, sino espontánea, suave en su expresión, segura en su identidad.

Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Hablar de Dios es sencillo, pero no fértil necesariamente.

Hablar en nombre del Señor es su don profético, cocido con el sufrimiento que nace de la propia realidad y de la dureza de los escuchas.

Mateo 11,2-11



REFLEXIÓN

"¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?"

Juan era profeta, sufrido y creyente. Pregunta para asegurarse y para que también sus discípulos se aseguren. Porque ser creyentes no significa vivir con la evidencia que el mundo usa para sus certezas.

Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí

La respuesta de Jesús puede inquietar y desazonar, porque remite a su Palabra para ser verificada en los acontecimientos presentes.

Las visiones y mensajes que nos llegan en nuestra vida y atribuímos por fe al Señor cuando son auténticos muestran esa característica: remiten a su Palabra para ser verificada en los hechos presentes.

Así no somos escuchas pasivos de la Palabra, sino que ella nos pone la tarea de verificar, para creer.

no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista

Con Juan Bautista, según Jesús de Nazareth, tenemos un Grande. Por su fidelidad a su misión.

Con su testimonio hecho de sufrimiento, el anuncio ha logrado llegar y notificar del Mesías.

aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él

Pero en el reino los Grandes son los Pequeños.

Incluso la grandeza que viene de la Palabra tiene que ver con el Designio del Padre, a quienes los pequeños ven el rostro y cuyo juicio los favorece.

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