martes, 13 de diciembre de 2022

DOCTORES DE LA IGLESIA



 Del Libro de san Ambrosio, obispo, Sobre la virginidad
(Cap.12, 68. 74-75; 13, 77-78: PL 16 [edición 1845], 281. 283. 285-286)
 
ILUMINAS LA GRACIA DE TU CUERPO CON EL ESPLENDOR DE TU ESPÍRITU

 

Tú, que has salido de entre el pueblo, de entre la multitud, eres ciertamente una de las vírgenes que iluminas la gracia de tu cuerpo con el esplendor de tu espíritu (por eso, con toda razón, eres comparada a la Iglesia); así pues, en las noches, cuando estés en tu habitación, piensa siempre en Cristo y espera continuamente su llegada.

 Así te desea Cristo, por eso te ha elegido. El entra cuando se le deja la puerta abierta; él, que ha prometido entrar, no puede faltar a su promesa. Abraza entonces al que has buscado, acércate a él y quedarás radiante; deténlo, pídele que no se vaya luego, suplícale que no se marche. Pues la Palabra de Dios suele pasar de prisa: si siente algún desdén, no se entrega; si no se le hace caso, se retira. Atiende con interés a lo que te diga, sigue con insistencia las huellas de sus palabras; pues suele retirarse pronto.

 ¿Qué dice la esposa del Cantar de los cantares? Lo busqué y no lo encontré, lo llamé y no respondió. Si se ha marchado muy pronto de ti aquel a quien llamaste, a quien suplicaste, a quien abriste tu puerta, no por ello pienses que le has desagradado, pues a veces quiere ponernos a prueba. ¿Qué fue lo que dijo, en el Evangelio, a las turbas que le rogaban que no se fuese? Es necesario que yo vaya a anunciar la palabra de Dios también a otras ciudades, porque ésa es mi misión. Así pues, si pareciere apartarse de ti, sal fuera y búscalo de nuevo por todas partes.

 ¿Quién más, si no es la santa Iglesia, puede enseñarte cómo retener a Cristo? Y ya te lo ha enseñado, si entiendes lo que lees: Apenas los pasé, encontré al amor de mi alma; lo abracé y ya no lo soltaré.

 Y ¿cuál es la manera de retener a Cristo? No por la fuerza, no con los nudos de una soga, sino con ataduras de amor, con correas espirituales, con el afecto del alma es como se le retiene.

 Si quieres tener a Cristo contigo, búscalo sin temor al sufrimiento; muchas veces, donde mejor se lo encuentra es en medio de los suplicios del cuerpo, entre las mismas manos de los perseguidores.

Apenas los pasé, hemos citado antes. Pasado un breve espacio de tiempo después que hayas escapado a los perseguidores, sin sucumbir a los poderes del mundo, Cristo te saldrá al encuentro y no permitirá que seas ya probada por mucho tiempo.

 La que de este modo busca a Cristo, la que lo encuentra, puede exclamar: Lo abracé y ya no lo soltaré, hasta entrarlo en la casa de mi madre, en la alcoba de la que me llevó en sus entrañas. Esta casa y alcoba de tu madre no significa otra cosa que la parte más íntima de tu ser. Conserva bien esa casa, limpia bien sus rincones más escondidos, para que así, limpia de toda mancha, se levante como una casa espiritual, hasta formar un sacerdocio santo, consolidada por la piedra angular, y que el Espíritu Santo habite en ella.

 La que de este modo busca a Cristo, la que le ruega, no queda abandonada por él; al contrario, él vuelve con frecuencia a visitarla, pues está con nosotros hasta el fin del mundo

Reflexión

Retener a Cristo Resucitado fue la intención de María Magdalena, pero el Señor le pidió lo soltara para ir al Padre. Sin embargo la envió a encontrarse y anunciarlo con los tímidos apóstoles para empezar la misión del anuncio del evangelio, en comunidad eclesial. Este modo de vivir era el nuevo modo de retenerlo, y la virginidad sería entre otros signos, un modo de expresar total dedicación sin adulteración a esa misión

lunes, 12 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Nuestra Señora de Guadalupe

Zacarías 2,14-17



REFLEXIÓN

vengo a habitar en ti -oráculo del Señor

Como oráculo de la divinidad puede confundirse, en este tiempo de relatividad religiosa, con cualquier sitio de oráculos, donde se acudía para tener contacto con el destino que siempre se muestra incierto.

Pero en este caso la Palabra avisa que viene a nosotros, como nosotros. Ya no hay que buscarlo más fuera de nosotros, porque en nosotros está, el más amigable de los dioses que conozcamos.

La Palabra nos trae un texto que separa las biblias protestantes o reformadas de las católicas.

Éstos porque buscan mayor fidelidad a las fuentes originales, lo que también argumentan las católicas.

Sin embargo las ideas de este texto y sus imágenes no son exclusivas sino que resuenan en otros textos proféticos como Sofonías o Isaías. Así que tampoco se trata de inventar algo.

El Señor promete morar, convivir, inhabitar. Es la antigua aspiración humana: llegar a ser Dios o de Dios. Identidad y pertenencia con lo máximo.

Pero el texto nos enfatiza que no es nuestro anhelo o proyección el que hace la convivencia divina, sino Dios que viene a nosotros.

Porque la Palabra está dirigida a Sión, ciudad de David, Jerusalén, ciudad de Paz. Pero los católicos la trasladaron desde temprano a María, la madre de Jesús, y también a nosotros el pueblo del Señor.

sabrás que el Señor de los ejércitos me ha enviado a ti

Saber algo o saber de algo indica sabiduría. Se trata de algo vivencial. De un sexto sentido que resuena y vibra con el paso del Señor.

Es así como debe proceder nuestra fe. Como un sonar ante la presencia del objeto configurado. Por el bautismo hemos sido configurados a la fe en el Padre y debiéramos vibrar con su presencia.

Salmo responsorial 95



REFLEXIÓN

Cantad

Proclamad

Aclamad

Decid

Sabiduría de la fe como proceso que celebra, afirma, da gloria y comunica su vivencia de la Palabra.

Es precisamente lo que la comunidad creyente celebra y festeja de María, la madre del Señor: que es un modelo de fe.

él gobierna a los pueblos rectamente

El Señor de nuestra fe gobierna rectamente por estar en medio de su pueblo, y escuchar lo que dice.

Lucas 1,39-45



REFLEXIÓN

María se puso en camino y fue aprisa a la montaña

Para María la experiencia del Señor encarnado en ella deviene servicio, sensibilidad y cuido.

Una mostración inmediata del efecto de la Palabra que interviene en la historia para transformarla en una mejor calidad.

Le vino bien a María ocultarse un poco donde su prima, porque estaba encinta y aunque José la aceptó por consejo del ángel, se habría podido condenar por la apariencia de adúltera. Corría peligro en su aldea de origen, si se llegaba a saber.

Pero también deseamos reconocer en su gesto la solidaridad que lleva a prestar servicio a quien lo puede necesitar, más allá de las propias e inciertas circunstancias.

Una consecuencia de su fe y una consecuencia de su misión, que ya germina en su seno.

Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá

María, que aprendió en el Espíritu a creer más allá de la duda, será la maestra que enseñe a Jesús también a creer y reconocer la fe que le permite sanar.

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