sábado, 4 de febrero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 4 de tiempo ordinario

Hebreos 13,15-17.20-21



REFLEXIÓN

No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios

Como un buen Padre la Palabra nos recuerda lo que no debemos olvidar.

ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables

La suspicacia sobre las buenas intenciones encarnada hoy en la teoría de la conspiración acecha.

Hay que cuidarnos de no emplearla como coartada para desertar de hacer el bien y ayudarnos mutuamente.

Este es el fin que quisiera conseguir el anti-reino.

Él realizará en nosotros lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo

La fidelidad a la realización de su designio es de largo alcance y más bien silenciosa, ya velemos o durmamos.

Salmo responsorial: 22



REFLEXIÓN

El Señor es mi pastor, nada me falta:

Pastor sacrificado como cordero del rebaño. Nuevo perfil de pastores, que han de ser moldeados por la obediencia de su rebaño para el mayor bien.

Preparas una mesa ante mí, / enfrente de mis enemigos

El proceso del mayor bien puede incluir la mesa de los bienes de la vida compartida con los que nos atacan y disienten.

Ya no hay enemigos porque nos anima el perdón.

Marcos 6,30-34



REFLEXIÓN

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma

A pesar de su deseo de descansar, no pierde la calma y retoma la enseñanza.

Atender la necesidad apremiante e inaplazable es primero.

Jesús como pastor de pastores que entiende su necesidad de descanso como todo humano.

La comprensión en favor del descanso de la nueva modalidad de pastores no es lo más común entre sus fieles.

De ahí que un nuevo pastor no puede descansar en su misericordia, siempre lista para apoyar y acompañar la necesidad del rebaño que no cesa.

Así el mayor bien aparece como una entrega que no se mide ni en el propio descanso porque la prioridad es compartirla cuando se necesite.

Parece que hay dos criterios previos a la escucha de la Palabra, quizás provistos por ella, que permanecen siempre junto a nosotros.

Uno aprendido de la realidad: que la vida y los conflictos humanos y sociales son responsabilidad de los involucrados en diferentes formas, por acción u omisión.

Pero se forman bandos que se echan culpas y exculpan, que poco ayudan a la verdad, sin una autocrítica honesta.

Otra cosa es que en el conflicto humano o social, lo primero es solucionar a las víctimas y sus necesidades y después vendrá la especulación sobre las causas. Atender la necesidad es primero y urgente.

Cuando se procede en otra forma, lo que se busca explícita o implícitamente es sacarse el clavo, retaliar, vengar.

Y eso echa leña al fuego de la violencia y aleja la paz.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1621834552355201024?s=20&t=iaAqEGM_NINVu-20AaPcTQ

BEATO CARLO


 
De la Disertación de san Metodio de Sicilia, obispo, sobre santa Águeda
(Analecta Bollandiana 68, 76-78)
 
SU BONDAD PROVENÍA DEL MISMO DIOS, FUENTE DE TODO BIEN

 

Nos ha reunido en este lugar, como ya sabéis vosotros, los que me escucháis, la celebración del aniversario de una santa mártir; su combate por la fe, tan conocido y venerado, es algo que históricamente pertenece al pasado, pero que, en cierto modo, se nos hace actual a través de los divinos milagros que un día tras otro van formando su corona y su ornato.

 Es virgen porque nació del Verbo inmortal de Dios, Hijo invisible del Padre (este Hijo que también por mí experimentó la muerte en su carne), según aquellas palabras del evangelista Juan: A cuantos lo recibieron dio poder de llegar a ser hijos de Dios.

 Esta mujer virgen, la que hoy os ha invitado a nuestro convite sagrado, es la mujer desposada con un solo esposo, Cristo, para decirlo con el mismo simbolismo nupcial que emplea el apóstol Pablo.

 Una virgen que, con la lámpara siempre encendida, enrojecía y embellecía sus labios, mejillas y lengua con la púrpura de la sangre del verdadero y divino Cordero, y que no dejaba de recordar y meditar continuamente la muerte de su ardiente enamorado, como si la tuviera presente ante sus ojos.

 De este modo, su mística vestidura es un testimonio que habla por sí mismo a todas las generaciones futuras, ya que lleva en sí la marca indeleble de la sangre de Cristo, de la que está impregnada, como también la blancura resplandeciente de su virginidad.

 Águeda hizo honor a su nombre, que significa «buena»; ella fue en verdad buena por su identificación con el mismo Dios; fue buena para su divino Esposo y lo es también para nosotros, ya que su bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien.

 En efecto, ¿cuál es la causa suprema de toda bondad, sino aquel que es el sumo bien? Por esto, difícilmente hallaríamos algo que mereciera, como Águeda, nuestros elogios y alabanzas.

Águeda, buena de nombre y por sus hechos; Águeda, cuyo nombre indica de antemano la bondad de sus obras maravillosas, y cuyas obras corresponden a la bondad de su nombre; Águeda, cuyo solo nombre es un estímulo para que todos acudan a ella, y que nos enseña también con su ejemplo a que todos pongamos el máximo empeño en llegar sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.