miércoles, 12 de abril de 2023

PALABRA COMENTADA

 Miércoles de la octava de Pascua

Hechos 3,1-10



REFLEXIÓN

subían al templo Pedro y Juan, a la oración de media tarde

La práctica piadosa de los discípulos se mantuvo cerca de la matriz judía, que habían conocido desde antes. En vida Jesús no los había impulsado a desgajarse o separarse del creyente judío común, aun cuando en el judaísmo de entonces, como en el de ahora, se entrecruzaran varias corrientes y estilos de fe y vida.

Las circuntancias históricas y también las provocadas por la misma evangelización apostólica, irán modificando el escenario de su existencia ordinaria, hasta llegar al punto de la separación entre cristianos y judíos.

Podemos reflexionar en modo semejante con amplitud y tolerancia de las divisiónes que se han ido dando en la historia de la comunidad cristiana.

Sin embargo hoy sentimos la necesidad histórica y de fe en promover y procurar la unión de las divisiones, para restaurar la buena nueva del reino en su integridad, y que todos seamos uno como el Señor Jesús y el Padre.

para que pidiera limosna a los que entraban

La perspectiva del inválido era la limosna pero el Señor fue más allá

Pedro, con Juan a su lado, se le quedó mirando y le dijo: "Míranos."

Pedro es hombre de acción. Con Juan forman el paradigma del amor perfecto:contemplativos operantes. No es contemplar primero para luego dar, que es un modo. Sino en el dar contemplar ignaciano.

"No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar."

Pero más allá de la división y la confrontación por razones de credo el Espíritu de Jesús les inspiraba su misericordia para sanar, fuera quien fuera.

Ese mismo Espíritu que sigue hoy haciendo confluir personas de toda raza, credo y nación en las buenas obras, sobretodo para quienes más vulnerables son y menos esperanza pueden tener.

A partir de ahora, con la presencia del Jesús viviente en el Espíritu, el Reino se hace en su nombre.

El lisiado mendigo pensaba hacer ese día lo de siempre. Pero se acordó el Señor de él, y a través de los apóstoles, en nombre de Jesús, fue curado. No lo esperaba, no lo pidió. El Señor se le atravesó.

El Señor también se atraviesa hoy, en nuestro tiempo, y hace falta abrir los ojos para reconocerlo. Podría ser una lección de Pascua: Jesús vivo deambula por la existencia humana y se muestra salvador en muchas coyunturas. Solo hay que abrir los ojos y alabarlo por su intervención.

Es su voluntad intervenir, ni siquiera hay que hacer cola, ni rogativas, ni esforzarse hasta la extenuación para que lo haga.

Lo suyo es intervenir, sanar, curar, hacer vivir a plenitud, amar.

Y cuando no es así, qué pasa? Debe tener un sentido, que hay que develar con su ayuda. Y aún en ello alabarlo, porque es su intervención-no intervención amorosa.

Agarrándolo de la mano derecha lo incorporó

Pedro no se anda con chiquitas. Quiere estar seguro de que Jesús va a confirmar su ímpetu de curar. Un poco como en las bodas de Caná cuando María dijo sencillamente a los sirvientes: hagan lo que les diga. En la confianza que Jesús no la dejaría mal. Porque no trabajaban para sí y su gloria, sino para extender el reino.

Al instante se le fortalecieron los pies y los tobillos, se puso en pie de un salto, echó a andar y entró con ellos en el templo por su pie, dando brincos y alabando a Dios

Es todo un proceso de curación, sin sensacionalismos mágicos.

Esto es pascua de resurrección: ver su intervención y poderla leer en los acontecimientos de la historia. Leer, gustar, acatar y promover la historia de salvación en la historia a secas.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

Gloriaos de su nombre santo, / que se alegren los que buscan al Señor. / Recurrid al Señor y a su poder, / buscad continuamente su rostro. R.

Alabarle y darle gracias debe ser como respirar: debe darse aunque no nos demos cuenta.

Él es La relación: la más fundamental, la más básica, la más amorosa.

En esta relación la importancia está más allá de lo que da, porque Él es el Totalmente Otro insustituíble.

buscad continuamente su rostro

Es nuestra tarea diaria y constante: buscar su rostro en todo.

él gobierna toda la tierra

El testimonio de fe y confianza en este gobierno es necesario para un mundo cerrado en su poder y un hacer, incluso bien intencionado, pero que no se abre a la posibilidad de Alguien que interviene para mejor.

Se acuerda de su alianza eternamente

Él no olvida, a pesar de nuestros olvidos.

ES firme en su presencia salvadora y favorable.

Lucas 24,13-35



REFLEXIÓN

iban comentando todo lo que había sucedido

En el proceso de comunicación humana, que busca sentido a la realidad circundante de la que somos parte, no siempre damos con un significado definitivo. Más bien nos paralizamos en el estupor, el asombro, la incertidumbre.

Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos

La presencia de Jesús no requiere de invitación expresa: se da entre quienes se juntan en su nombre, asi sea para echar de menos su ausencia. O lo que llamamos ausencia.

La presencia de Jesús no siempre es una voz interna que puede ser la propia. Es una densidad, una fortaleza del mi mismo que ya no se siente solo. Es como un cambio en el ser, asi sea temporalmente percibido.

Él se acerca sin ser invitado e interviene, para dar sentido acabado y pleno a las inquietudes levantadas en el diálogo de los discípulos.

Es su ofrecimiento abierto: ser clave de interpretación de toda realidad como puente al sentido salvífico, que le dé salida a la existencia humana, y la arranque de las tinieblas.

sus ojos no eran capaces de reconocerlo

Los discípulos creían que ya no tenían maestro y discutían sin reconocerlo. No habían tenido la última lección: el maestro en novedad de existencia convivía con ellos para seguirlos guiando en la lectura de la historia.

Una analogía nos puede iluminar sobre la peculiaridad de esta etapa de la historia de la salvación.

Los padres, maestros, tutores, guías y líderes de alguna especie no son necesarios para siempre: se internalizan mediante la educación y la reflexión, de tal manera que después están presentes, en otra forma, sus criterios para seguir decidiendo con madurez.

Ignacio  en sus Ejercicios y en la vida toda de sus asociados, recomendaba el reflexionar y sacar provecho, para incoar y fortalecer la interior ley de la caridad que debía conducir al religioso por la madurez evangélica, aun con la ausencia física de su superior.

Así Jesús de Nazareth, en el desapego de su presencia física pero en la novedad de apego de su existencia en el Espíritu, se internalizaba en sus seguidores.

Él les preguntó: "¿Qué?"

En boca de Jesús se muestra una pedagogía básica y necesaria: aunque pueda saber lo que pasó, se desea escuchar cómo lo percibe la gente. Porque más que la información importa la percepción, las emociones y expectativas asociadas. No siempre son fieles los hermanos  a esta metodología por presunción o por fastidio u otra causa. Se cree saber lo que pasa, sin importar cómo lo percibe el hermano.

profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo

Se podría decir que se sienten decepcionados de lo que parecía ser Jesús, y lo que acarrearía a los que le acompañaban y creían en él, y cómo eso se fue a pique para él y para ellos. Se manifiesta una frustración, un proyecto truncado o destruído, un plan y significado de vida abortado, una desorientación por el futuro en base al fracaso del presente.

Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel.

Todo un proyecto-país que se derrumbó. Sin la suficiente fe en Dios, los hombres carecen de la distancia necesaria respecto a sus ambiciones más caras, incluso las que camuflan sus intereses personales. Esa falta de distancia crítica, la ausencia de autocrítica, los hace vulnerables, ciegos o miopes, guias ciegos de otros ciegos.

Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."

Unos lo ven y otros no, aun siendo espectadores del mismo hecho: no estaba en la tumba. Ver lo profundo es don del Señor.

Como el suceso de las torres gemelas en Nueva York el 11 de setiembre tuvo varios escenarios: las torres, el pentágono, el avión que se estrelló en otro lugar, también secuestrado.

Así el acontecimiento de la Resurrección del Señor tuvo varias apariciones al parecer simultáneas en diferentes escenarios y con diferentes testigos. En la confluencia de testimonios entendieron que era un asunto verdadero, de dimensiones incalculables.

¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?

La clave de la historia salvífica que Jesús aprendió con lágrimas, la dona a sus seguidores: la “necesidad” de la cruz para la gloria. Pablo de Tarso también expresara, así de claro, este novedoso evangelio.

Con esta comprensión se recorre la historia de Israel y la propia de la comunidad creyente, unificando el designio del Padre.

La aporía o callejón sin salida que se presenta en el drama humano constantemente, a la vez que es la experiencia límite de la impotencia, desde nuestra debilidad de carne(nefesh), es la certeza de fe, frágil en vasos de barro, sobre la salida que se podrá dar desde la salvación del Señor. A pesar de las apariencias, sí hay salida! sí hay salvación!

les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.

Una de las señales del que ve, es la clave hermenéutica de las escrituras, en el misterio pascual de Jesús.

El acompañamiento que Jesús viviente hace es el de la unificación de la palabra de Dios en su persona y en su misión.

"Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída."

Otra es la vivencia de compañía que alienta y levanta el deseo positivo de vivir.

A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron

El encuentro camino, la eucaristía camino, la presencia de Jesús el resucitado camino. Si es Jesús, potencia su seguimiento y el trabajo por el Reino.

Hasta que se da una plena y feliz identificación. Un proceso que puede llevar tiempo.

"¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?"

Ese ardor del corazón cuando leemos las escrituras es nuestra afirmación escatológica, nuestra señal gratuita, de una compañía del Espíritu de Jesús. Una señal del buen espíritu.

Es una señal de la Palabra cuando se comunica con nuestra profundidad que escucha. Nos dispone a un seguimiento.

al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros

Se invierte la tendencia al aislamiento y el apartamiento para buscar de nuevo la comunidad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1646121369292222464?s=20

COMPARTIR LA PALABRA

Hechos 3,1-10

La ubicación parece ser la de la Puerta de Nicanor.El milagro es parecido en su redacción a otros de los sinópticos.Se puede estar denotando la era mesiánica de curaciones.Is35,6

Salmo responsorial: 104

La historia de Dios en el pueblo marcha hacia una plenitud y esto debe llevar a la alabanza, adoración y guarda de la alianza

Lucas 24,13-35

Es como un mensaje para las generaciones al momento de componerse el evangelio: Jesús vive verdaderamente, no como fantasma, y el lugar apropiado para encontrarlo en el camino de la vida es su palabra y la fracción del pan

 

BEATO CARLO


 
De una Homilía pascual de un autor antiguo
(Sermón 35, 6-9: PL 17 [edición 1879], 696-697)
 
CRISTO AUTOR DE LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

 

El apóstol Pablo, recordando la dicha de la salvación restaurada, exclama: Del mismo modo que por Adán la muerte entró en el mundo, así también por Cristo ha sido restablecida la salvación en el mundo; y también: El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo.

 Y aun añade: Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, esto es, del hombre viejo, pecador, seremos también imagen del hombre celestial, esto es, del reconocido por Dios, del redimido, del restaurado. Esforcémonos, por tanto, en conservar la salvación que nos viene de Cristo, ya que el mismo Apóstol dice: Primero, Cristo, esto es, el autor de la resurrección y la vida; después, los de Cristo, esto es, los que, imitando el ejemplo de su vida íntegra, tendrán una esperanza cierta, basada en la resurrección del Señor, de la futura posesión de la misma gloria celestial que él posee, como dice el mismo Señor en el Evangelio: El que me sigue no perecerá, sino que pasará de la muerte a la vida.

 Así, pues, la pasión del Salvador es la salvación de la vida humana. Para esto quiso morir por nosotros, para que nosotros, creyendo en él, viviéramos para siempre. Quiso hacerse como nosotros en el tiempo, para que nosotros, alcanzando la eternidad que él nos promete, viviéramos con él para siempre.

 Éste, digo, es aquel don gratuito de los misterios celestiales, esto es lo que nos da la Pascua, esto significa la ansiada solemnidad anual, éste es el principio de la nueva creación.

 Por esto los neófitos que la santa Iglesia ha dado a luz mediante el baño de vida hacen resonar los balidos de una conciencia inocente con sencillez de recién nacidos. Por esto unos castos padres y unas madres honestas alcanzan por la fe una nueva e innumerable progenie.

 Por esto, bajo el árbol de la fe, brilla el resplandor de los cirios en la fuente bautismal inmaculada. Por esto los que han nacido a esta nueva vida son santificados con el don celestial y alimentados con el solemne misterio del sacramento espiritual.

 Por esto la comunidad de los fieles, alimentada en el regazo maternal de la Iglesia, formando un solo pueblo, adora al Dios único en tres personas, cantando el salmo de la festividad por excelencia: Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo.

 ¿De qué día se trata? De aquel que nos da el principio de vida, que es el origen y el autor de la luz, esto es, el mismo Señor Jesucristo, quien afirma de sí mismo: Yo soy el día; quien camina de día no tropieza, esto es, quien sigue a Cristo en todo llegará, siguiendo sus huellas, hasta el trono de la luz eterna; según aquello que él mismo pidió al Padre por nosotros, cuando vivía aún en su cuerpo mortal: Padre, quiero que todos los que han creído en mí estén conmigo allí donde yo esté; para que, así como tú estás en mí y yo en ti, estén ellos en nosotros.