domingo 27 de tiempo ordinario
Isaías
5,1-7
REFLEXIÓN
Voy a cantar en
nombre de mi amigo un canto de amor a su viña
En
nombre de mi amado(yadid).
esperó que diese
uvas, pero dio agrazones
Después
de darle tanto cuidado el resultado no correspondió con fruto.
La
Parábola muestra el amor de Dios por su pueblo, su cuidado incesante
y su expectativa de ser correspondido.
No
es el énfasis más utilizado en el discurso humano sobre el
absoluto: cómo nos ama y espera que correspondamos.
Su
poder se autolimitó porque nos concedió la potestad de corresponder
aun contra Él.
El
Señor de Israel se hace como un amante desdeñado.
Pero
a fuerza de amor nos irá conquistando. Un amor más fuerte que la
muerte.
sed jueces entre mí
y mi viña
Juzguen
de forma objetiva, sobre la calidad de esta relación.
Qué
haríamos si somos desdeñados? Amar más u llenarnos de rencor y
desquite.
¿Qué más cabía
hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que
diera uvas, dio agrazones?
El
Señor expresa en el profeta y sus registros poéticos un gran dolor,
decepción, y hasta confusión: por qué le pagan tan mal?
Cuando
nos adentramos en este drama permanente que se plantea entre el Señor
y nosotros, puede darse una afectación de vergüenza por nuestra
parte, porque una vez sensibilizados ante nuestra falta de
correspondencia, emerge un malestar, una incomodidad con nosotros
mismos.
Se
entiende que algunos testigos amantes del Señor como Teresa de
Ávila, muriera de amor, por llevar en sus entrañas el dolor de
Dios.
Jesús,
el sí de Dios, nos rescata de esta vergüenza, y quizás hasta ni
nos demos cuenta, porque no nos cocemos suficientemente en la
captación de nuestra poca generosidad.
voy a hacer con mi
viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para
que la pisoteen
Una
reacción de desquite justificada pero que tampoco permanece
definitivamente, porque el amor primero que le llevó a dar cuidado a
la viña, siempre vuelve.
Esperó de ellos
derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis:
lamentos.
Espera
siempre que recapacitemos.
Salmo
responsorial: 79
REFLEXIÓN
la trasplantaste
La
vid puede estar en cualquier suelo, buscando la mejor cosecha.
ven a visitar tu
viña, / la cepa que tu diestra plantó
el
pueblo fiel como resto ora así por los demás que no entendemos.
Filipenses
4,6-9
REFLEXIÓN
Nada os preocupe: la
paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús
Como
una ciudadela frágil y vulnerable, quizás deleznable en su
importancia, pero estable en el Señor, custodiada por Él.
Mateo
21,33-43
REFLEXIÓN
cuando
vuelva el dueño de la viña
No
se trata del fruto o cosecha, sino del robo de la viña por parte de
los encargados y contra el dueño.
"La piedra que
desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor
quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?
El
resultado es paradójico: la viña que se pretendían robar, seguirá
siendo de su dueño original, y más bien se eliminará a los que
pretendían usurparla.
El
Señor seguirá con su viña buscando cosecha, amándola. Los
cuidanderos será nuevos, a ver si resultan
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LA PALABRA
Isaías
5,1-7
No se trata de perder una propiedad de
Dios y usurpar su dominio. Sino de la ingratitud de la falta de
correspondencia a quien generosamente se entrega para beneficiarnos.
Su hijo sin embargo prolonga esa entrega y no actúa ningún desquite
sino que él corresponde por nosotros, a la espera de que nos sumemos
a su misión.
Salmo
responsorial: 79
Se dan acontecimientos que señalan la
posibilidad de perder el custodio del pueblo para dar fruto. y
apuntan a una pérdida de la paz. Se impone una vigilancia
Filipenses
4,6-9
Hacer lo virtuoso y meritorio conduce
a la Paz de Dios, que es un don que custodia lo profundo de nosotros
desde donde damos gracias y oramos
Mateo
21,33-43
Se
constata en la historia de la salvación una usurpación de propiedad
y dominio de Dios por parte de los seleccionados para liderar hacia
los objetivos del Reino. Ante tal despropósito es inevitable el
reemplazo. Esto se da cuando lo que parecía el obstáculo principal
para adueñarse de lo de Dios, su hijo, es eliminado pero se
convierte en su propia muerte. La Resurrección del crucificado es un
revés definitivo a esa usurpación.