lunes, 13 de noviembre de 2023

BEATO CARLO

 

Anónimo
Homilía de un autor del siglo segundo
3,1-4,5; 7,1-6

Mirad cuán grande ha sido la misericordia del Señor para con nosotros: En primer lugar, no ha permitido que quienes teníamos la vida sacrificáramos ni adoráramos a dioses muertos, sino que quiso que, por Cristo, llegáramos al conocimiento del Padre de la verdad. ¿Qué significa conocerlo a él sino el no apostatar de aquel por quien lo hemos conocido? El mismo Cristo afirma: Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre. Ésta será nuestra recompensa si nos ponemos de parte de aquel que nos salvó.

¿Y cómo nos pondremos de su parte? Haciendo lo que nos dice y no desobedeciendo nunca sus mandamientos; honrándolo no solamente con nuestros labios, sino también con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente. Dice, en efecto, Isaías: Este pueblo me glorifica con los labios, mientras su corazón está lejos de mí.

No nos contentemos, pues, con llamarlo: «Señor», pues esto solo no nos salvará. Está escrito, en efecto: No todo el que me dice: «Señor,Señor» se salvará, sino el que practica la justicia. Por tanto, hermanos,confesémoslo con nuestras obras, amándonos los unos a los otros. No seamos adúlteros, no nos calumniemos ni nos envidiemos mutuamente,antes al contrario, seamos castos, compasivos, buenos; debemos también compadecernos de las desgracias de nuestros hermanos y no buscar desmesuradamente el dinero. Mediante el ejercicio de estas obras, confesaremos al Señor, en cambio, no lo confesaremos si practicamos lo contrario a ellas. No es a los hombres a quienes debemos temer, sino a Dios. Por eso, a los que se comportan mal les dijo el Señor:Aunque vosotros estuviereis reunidos conmigo, si no cumpliereis mis mandamientos, os rechazaré y os diré: «No sé quienes sois. Alejaos de mí, malvados».

Por esto, hermanos míos, luchemos, pues sabemos que el combate ya ha comenzado y que muchos son llamados a los combates corruptibles, pero no todos son coronados, sino que el premio se reserva a quienes se han esforzado en combatir debidamente. Combatamos nosotros de tal forma que merezcamos todos ser coronados. Corramos por el camino recto, el combate incorruptible, naveguemos y combatamos en él para que podamos ser coronados; y, si no pudiéramos todos ser coronados, procuremos acercarnos lo más posible a la corona. Recordemos, sin embargo, que, si uno lucha en los combates corruptibles y es sorprendido infringiendo las leyes de la lucha, recibe azotes y es expulsado fuera del estadio

 ¿Qué os parece? ¿Cuál será el castigo de quien infringe las leyes del combate incorruptible? De los que no guardan el sello, es decir, el compromiso de su bautismo, dice la Escritura: Su gusano no muere, su fuego no se apaga y serán el horror de todos los vivientes

domingo, 12 de noviembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

32 domingo de tiempo ordinario

Sabiduría 6,12-16



REFLEXIÓN

Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta

La experiencia de estos meses en el encuentro con la palabra diaria da como resultado una sabiduría: un sabor del Espíritu, que en el tiempo particular, que no se mide por el cronológico, madura afectos, pensamientos y acciones, que tienen sentido y orientación a un designio del Señor. Es como una flor preciosa y exótica que se da precariamente y requiere de cuidados y paciencia, en un proceso de aprendizaje sin fin, en el que se va poniendo énfasis en el empuje recibido más que en la iniciativa emprendida.

Salmo responsorial: 62

¡Cómo te contemplaba en el santuario / viendo tu fuerza y tu gloria! / Tu gracia vale más que la vida, / te alabarán mis labios.



REFLEXIÓN

Sentido de pertenencia y familiaridad con una presencia amigable y acogedora que da calor y cierta seguridad.

1Tesalonicenses 4,13-18



REFLEXIÓN

como los hombres sin esperanza

Hay hombres sin esperanza, aunque no nos podamos imaginar cómo lo resisten.

del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él

No parece que haya que esperar más

los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor, no aventajaremos a los difuntos

No sabemos a cuál ventaja se pudo referir, pero en todo caso es un mensaje de tranquilidad para quienes aún no parten de esta vida.

Mateo 25,1-13



REFLEXIÓN

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron

La comunidad ya siente que el Esposo tarda y piensa en otra estrategia para que la fe con obras se mantengan. Por lo tanto hay que preveer que puede tardar mucho, hay que mantener una reserva y estar dispuestos para cuando llegue en cualquier momento.

Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora."

Es una sabiduría de Dios la espera adecuada en la disposición correcta. Siempre listos. La paciencia es un don, la que se refiere a estar atentos a los tiempos de Dios, tal como Jesús nos enseñó. Eso no significa que no vivamos la impaciencia por el Reino de Dios, que nos toca ir desarrollando. Seamos impacientes en lo que toca a nosotros colaborar, más que remisos o negligentes. Pero seamos pacientes para la maduración final de la cosecha que corresponde al Señor.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1723680464064380953?s=20

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Sabiduría 6,12-16

Si hacemos nuestra parte buscando la Sabiduría de Dios, la encontraremos. La sabiduría que nos acompaña en nuestro anhelo de El, mientras esperamos con paciencia su venida y nos invita a las buenas obras. Saber esperar con paz y con justicia.

Salmo responsorial: 62

Nuestra espera debe ser alimentada con el anhelo por el gusto del Señor, de su morada, de la plenitud que aporte a nuestra existencia, desde el comienzo hasta el final del día.

1Tesalonicenses 4,13-18

La espera se debe consolar con la futura venida del Señor, que ya lo prometió, a pesar de la tristeza y desazón que produce la muerte de tantos conocidos. No temamos esperar la muerte porque el Señor vendrá y estaremos con él.

Mateo 25,1-13

La espera es con responsabilidad de fe activa que se muestra en buenas obras. Y las buenas obras no son transferibles a quienes no hallan usado de la prudencia para esperar la venida del Señor, que viene como un ladrón en medio de la noche, intempestivamente.