lunes, 18 de marzo de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 5 de Cuaresma

Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62



REFLEXIÓN

Dios movió con su santa inspiración a un muchacho llamado Daniel; éste dio una gran voz: "¡No soy responsable de ese homicidio!"

Jesús en cambio, aun cuando inocente, no fue en su vida, sino en su muerte, favorecido por la intervención de Dios, quien como Padre lo resucitó, para mayor gloria, porque se mostró un Dios-vida más allá de la muerte, como una prueba, en el juicio y condena que habían consumado, contra justo elegido.

¿Conque, sin discutir la causa ni apurar los hechos condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque ésos han dado falso testimonio contra ella

Probablemente ya tenemos el calendario lleno de conmemoraciones por diversos motivos, pero hoy se pudiera pensar en dedicar el día a la memoria de aquellos hombres y mujeres, que sin culpa y con inocencia son condenados por falsas acusaciones.

Es un lugar común que las cárceles estan henchidas de gente más allá de su capacidad, y la mayoría claman inocencia por los delitos que les han sido imputados.

De vez en cuando la verdad puede emerger y aclarar que un inocente ha tenido que guardar encierro sin culpa de su parte, y con grave daño para él y su familia, por la pérdida de su trabajo, de su prestigio y fama, de su paz sicológica y demás.

De vez en cuando una investigación ulterior determina que un ajusticiado, ya difunto por supuesto, era inocente y se le ejecutó injustamente, porque las pruebas no llegaron a tiempo o por otro motivo.

Por eso es una bienaventuranza visitar los encarcelados y encadenados de cualquier tipo, porque no podemos condenar a ninguno con certeza y porque el Señor no los condena, sino que los llama a su misericordia y conversión.

Estas tragedias como la que nos trae la Palabra en el relato de Susana pueden hacernos profundizar en la justicia verdadera del Señor, quien juzga a fondo y perdona a fondo.

Susana se libró por la inspiración del Señor en Daniel. 

Pero Jesús no se libró, aunque inocente, del patíbulo. Sólo le quedó su esperanza en el Padre, quien finalmente no lo defraudó otorgándole la resurrección.

Por eso nosotros debemos confiar, sobretodo en la justicia misericordiosa que nos viene del Padre por medio de Jesús, su hijo.

cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables

Todos podemos ser reos de esta acusación: damos sentencia en diferentes foros durante la existencia. 

Y no somos inocentes siempre para juzgar con rectitud en todo, haciendo a otros caer bajo lo que sentenciamos.

Aquel día se salvó una vida inocente

No así con Jesús, para dar paso a un bien mayor: la nueva vida del resucitado y la gloria del Padre. 

En Jesús toda muerte abre un horizonte insólito de vida nueva. 

Y a partir de él, los que creen en su nombre, mueren en una forma nueva e inédita para cada uno: no se muere para siempre, sino que se pasa a la vida eterna.

Salmo responsorial: 22



REFLEXIÓN

me conduce hacia fuentes tranquilas / y repara mis fuerzas

Jesús, caminando a su destino trágico, debió consolarse buscando en la palabra los pensamientos y sentimientos inspirados para mantenerse como un testigo firme que no se echa para atrás, ni a pesar del temor, se arrepiente.

Me guía por el sendero justo, / por el honor de su nombre

Inspira a sus amados para juzgar con rectitud y no hacer daño a inocentes.

Aunque camine por cañadas oscuras, / nada temo, porque tú vas conmigo: / tu vara y tu cayado me sosiegan

Son tantos los riesgos que afrontamos en nuestra existencia en virtud de la frágil, limitada, disfuncional justicia humana, legal o no, que nos podemos llenar de miedos y temores por llegar a ser una de sus víctimas, y por el dolor que nos causan las víctimas inocentes que conocemos.

Una justicia no legal de nuestro tiempo es la condenación mediática, movida por intereses oscuros que busca medrar con el escándalo.

Una vez se ceba en su víctima, ya no le será posible recuperar su fama y prestigio, aunque se den aclaraciones. Así de grave es la responsabilidad de los medios.

Por eso requerimos la fortaleza que nos comunica el Señor como Pastor que nos va acompañando, precisamente en las cañadas oscuras de las pruebas de la vida, donde podemos perder la esperanza.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan / todos los días de mi vida

Me acompaña Dios

Juan 8,1-11



REFLEXIÓN 

le traen una mujer sorprendida en adulterio

Quiénes podían juzgar? A Jesús le traen un caso como a quien se reconoce una categoría de juez. Es para tentarlo y desacreditarlo.

sentándose, les enseñaba

Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio

escribía con el dedo en el suelo

se incorporó

No obstante sus detractores, Jesús ejercía un liderazgo moral notable. Gente que lo escuchaba, adversarios que buscaban eliminarlo. Su notoriedad no se podía disimular ni su autoridad sin título, desconocer.

A través de los detalles que nos dan a conocer los evangelios, con ayuda de su Espíritu, se va revelando alguien fascinante: un ser humano libre e independiente en su juicio y dedicado en su enseñanza, compasivo con el necesitado, sobrio en su hablar pero expresivo hasta producir fuertes adhesiones.

Es como si la petición de Ignacio de Loyola en sus ejercicios, cobrara vigencia una vez más: concimiento interno de Jesús, para que más le ame y más le siga. Y esto se pide en un triple coloquio, señal de la importancia de la petición.

"El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra."

Se trata de un nuevo código para el juzgar cristiano, que nos cuesta mucho vivir congruentemente. Nunca estamos libres de pecado, y por lo mismo no debemos tirar piedras a otros y otras. Pero lo hacemos, mostrando así nuestra madera corrupta.

E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos

"Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?"

Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."

El juicio en el reino que inaugura Jesús es para salvar, no para condenar. Se busca que el pecador viva. Se convierta y viva.

“No pecar más” no trata de evitar actos sueltos, dentro de la categoría de pecaminosos, sino de ubicarse en lo oculto de nosotros mismos, de donde salen las acciones pecaminosas.

La buena nueva liberadora consiste en la fuerza que se nos ha donado para enfrentar nuestra sombra, nuestra tiniebla, nuestro profundo pozo, y desde allí hacer que la luz brille para sí y para otros y otras. 

Un proceso que dura toda la existencia histórica.

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Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-62

Salmo responsorial: 22

Juan 8,1-11

BEATO CARLO

BEATO CARLO



 Del Comentario de san Juan Fisher, obispo y mártir, sobre los salmos
(Salmo 129: Opera omnia, edición 1579, p. 1610)
 

SI ALGUNO PECA, ABOGADO TENEMOS ANTE EL PADRE
 

Nuestro sumo sacerdote es Cristo Jesús y nuestro sacrificio es su cuerpo precioso, que él inmoló en el ara de la cruz por la salvación de todos los hombres.

La sangre derramada por nuestra redención no era de terneros o de machos cabríos (como en la ley antigua), sino la del Cordero inmaculado, Cristo Jesús, nuestro salvador. El templo en que ofició nuestro sumo sacerdote no era hecho por mano de hombre, sino edificado únicamente por el poder de Dios. Y así, él derramó su sangre a la vista de todo el mundo; y el mundo es el templo construido por la sola mano de Dios.

Este templo tiene dos partes: una es esta tierra que nosotros habitamos al presente, la otra nos es aún desconocida a nosotros, mortales.

Primero, cuando sufrió la muerte dolorosísima, ofreció el sacrificio aquí en la tierra. Después, cuando revestido de la nueva inmortalidad penetró por su propia sangre en el santuario, esto es, en el cielo, presentó ante el trono del Padre aquella sangre de un valor inmenso, que había derramado abundantemente por todos los hombres, sujetos al pecado. 

Este sacrificio es tan acepto y agradable a Dios que, en el mismo instante en que lo mira, compadecido de nosotros, se ve forzado a otorgar su clemencia a todos los que se arrepienten de verdad.

Es, además, un sacrificio eterno, ya que se ofrece no sólo cada año (como sucedía entre los judíos), sino cada día, más aún, cada hora y a cada momento, para que en él hallemos consuelo y alivio.

Respecto de él, dice el Apóstol: Obteniendo una redención eterna, pues de este sagrado y eterno sacrificio se benefician todos aquellos que están verdaderamente contritos y arrepentidos de los pecados cometidos, los que tienen un decidido propósito de no reincidir en sus malas costumbres y perseverar con constancia en el camino de las virtudes que han emprendido.

Lo cual expresa san Juan con estas palabras: Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Él es propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero