lunes, 10 de junio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 10 de tiempo ordinario

1Reyes 17, 1-6



REFLEXIÓN

En estos años no caerá rocío ni lluvia si yo no lo mando

Confrontación de poder entre Elías, voz de Dios y Ajab, rey de Israel. 

Se ve altisonante, y prepotente, porque se trata de mostrar quién domina más que quién. 

Por lo pronto Elías domina la lluvia, para que venga la sequía. 

Aunque este Dios de Elías es atractivo por su celo indomable, no aparece en el hit parade de las preferencias religiosas hoy. 

Estamos dominados por el Dios kenótico en Jesús, que se abaja para servir y solicita nuestro seguimiento en ese caminar.

Bebe del torrente y yo mandaré a los cuervos que te lleven allí la comida.

Por sus servicios no le faltará al profeta qué beber y comer. Mientras el resto pasará trabajos. 

Otra distancia con el Dios poco elitista que deja a su hijo pasar páramos, para que su mensaje sea creíble.

Los cuervos le llevaban pan por la mañana y carne por la tarde, y bebía del torrente

Elías hace de su carne la dramatización individual de la suerte del pueblo en su experiencia del éxodo, cuando comia maná y carne de aves, providencialmente servidas por  Yavé.

Jesús también mostrará, en su itinerario de buenas obras para el pueblo, signos de representar nuevamente la vida del pueblo de Dios, al que se guía al encuentro en su reino de los cielos.

Salmo responsorial: 120



REFLEXIÓN

¿de dónde me vendrá el auxilio? / El auxilio me viene del Señor

Tal es el mensaje de Elías y de Jesús, cuando viven confiados de lo que oportunamente les conceda la mano de su Dios.

No permitirá que resbale tu pie

El Señor te guarda de todo mal

Si bien es cierto puede parecer poco solidario beneficiarse del favor del Señor, como Elías, cuando otros pasan mal, es consolador saber que en Él tenemos quien vela por nosotros, más allá de nosotros mismos.

Parece mal argumento minusvalorar la providencia del Señor, oponiéndole la aparente no-providencia visible en muchos.

Ha de maldecirse al Señor y su bondad, porque su misterio no es patente en todo?

Mateo 5, 1-12



REFLEXIÓN

al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles

Los ojos del evangelistas comunican su visión aceptable a sus lectores de comunidades judeocristianas, formados en la cultura de la ley mosaica.

Jesús asume el aura de un nuevo Moisés, cuya autoridad es imprescindible para moldear la antigua Ley en nuevos moldes, con Espíritu nuevo.

No nos imaginamos esos auditorios, tan radicales como hoy en ciertas convicciones religiosas, aceptando este cambio si no hubiera un fundamento en la realidad de las cosas.

"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros."

No deberíamos seguir reduciendo el sentido del pobre a las condiciones materiales socio-económicas.

Pero tampoco deberíamos atenuar la fuerza que tienen las condiciones materiales de la pobreza para llamarnos a la conversión por el reino.

La nueva legislación de Jesús, nuevo Moisés, se enfoca en los pobres, sufridos, los que se activan por la justicia íntegra, pero también misericordiosos, los transparentes desde el corazón, los que se esfuerzan por pacificar, los acosados y perseguidos por el prejuicio, la suspicacia, por el miedo a perder el poder y la riquezas acumulados. 

Todos ellos son pobres de espíritu. Pobres de Dios. Pobres con autenticidad, en verdad.

Y de pobres como éstos es el reino, hacen el reino de los cielos.

Quien tome esta pobreza como transitoria, para salirse de ella en cuanto pueda, no es para el reino de los cielos.

Este reino esta constituido por verdaderos pobres siempre.

Quizás así podamos penetrar en el sentido del dicho del Señor, que nos suena enigmático, que afirma que a los pobres siempre los tendremos con nosotros.

Es que las felicidades del reino tienen un sentido global, que abarca desde el pobre no asido al bien material, con codiciosa posesión, hasta el activo testigo que da fe de la justicia en la persecución, pasando por el pacificador misericordioso que rehúye violentar conciencias.

Luego también el favor del Señor se prodiga para quienes padecen persecución, como Elías, por buscar la justicia de Dios.

Muchos perseguidos por el brazo político de regímenes intolerantes, hacen gala de entereza, estoicismo, sacrificio incluso de su vida personal, y así dan testimonio de la actuación del Espíritu del Señor a favor de la causa de los pobres y vulnerables. No obstante la vida regalada de algunos, llegada la hora, se apasionan por un valor que los lleva a dejarlo todo, para arriesgar su seguridad por un mensaje mesiánico que ayude a muchos.

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motivaciondehoy


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Lunes 10 de tiempo ordinario

1Reyes 17, 1-6

Salmo responsorial: 120

Mateo 5, 1-12

SAN CARLO ACUTIS

BEATO CARLO

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Romanos.

(Cap. 3, 1—5, 3: Funk 1, 215-219)


SER CRISTIANO NO SÓLO DE NOMBRE, SINO DE HECHO

Nunca tuvisteis envidia de nadie, y así lo habéis enseñado a los demás. Lo que yo ahora deseo es que lo que enseñáis y mandáis a otros lo mantengáis con firmeza y lo practiquéis en esta ocasión. Lo único que para mí habéis de pedir es que tenga fortaleza interior y exterior, para que no sólo hable, sino que esté también interiormente decidido, a fin de que sea cristiano no sólo de nombre, sino también de hecho. Si me porto como cristiano, tendré también derecho a este nombre y, entonces, seré de verdad fiel a Cristo, cuando haya desaparecido ya del mundo. Nada es bueno sólo por lo que aparece al exterior. El mismo Jesucristo, nuestro Dios, ahora que está con su Padre, es cuando mejor se manifiesta. Lo que necesita el cristianismo, cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma.

Yo voy escribiendo a todas las Iglesias, y a todas les encarezco lo mismo: que moriré de buena gana por Dios, con tal que vosotros no me lo impidáis. Os lo pido por favor:
no me demostréis una benevolencia inoportuna. Dejad que sea pasto de las fieras, ya que ello me hará posible alcanzar a Dios. Soy trigo de Dios y he de ser molido por los dientes de las fieras, para llegar a ser pan limpio de Cristo.

Halagad, más bien, a las fieras, para que sean mi sepulcro y no dejen nada de mi cuerpo; así, después de muerto, no seré gravoso a nadie. Entonces seré de verdad discípulo de Cristo, cuando el mundo no vea ya ni siquiera mi cuerpo.
Rogad por mí a Cristo, para que, por medio de esos instrumentos, llegue a ser una víctima para Dios. No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos eran apóstoles, yo no soy más que un condenado a muerte; ellos eran libres, yo no soy al presente más que un esclavo. Pero, si logro sufrir el martirio, entonces seré liberto de Jesucristo y resucitaré libre con él. Ahora, en medio de mis cadenas, es cuando aprendo a no desear nada.

Desde Siria hasta Roma vengo luchando ya con las fieras, por tierra y por mar, de noche y de día, atado como voy a diez leopardos, es decir, a
un pelotón de soldados que, cuantos más beneficios se les hace, peores se vuelven. Pero sus malos tratos me ayudan a ser mejor, aunque no por eso me creo justificado. Quiera Dios que tenga yo el gozo de ser devorado por las fieras que me están destinadas; lo que deseo es que no se muestren remisas; yo las azuzaré para que me devoren pronto, no suceda como en otras ocasiones que, atemorizadas, no se han atrevido a tocar a sus víctimas. Si se resisten, yo mismo las obligaré.

Perdonadme lo que os digo; es que yo sé bien lo que me conviene.
Ahora es cuando empiezo a ser discípulo. Ninguna cosa, visible o invisible, me prive por envidia de la posesión de Jesucristo. Vengan sobre mí el fuego, la cruz, manadas de fieras, desgarramientos, amputaciones, descoyuntamiento de huesos, seccionamiento de miembros, trituración de todo mi cuerpo, todos los crueles tormentos del demonio, con tal de que esto me sirva para alcanzar a Jesucristo.