jueves, 4 de julio de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


JUEVES, XIII SEMANA

San Jerónimo Homilía a los recién bautizados, sobre el salmo 41 

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Como la cierva del salmo busca corrientes de agua, así también nuestros ciervos, que salido de Egipto y del mundo, y han aniquilado en las aguas del bautismo al Faraón con todo su ejército, desde haber destruido el poder del diablo, buscan las fuentes de la Iglesia, que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Que el Padre sea fuente, lo hallamos escrito en el libro de Jeremías: Me abandonaron a mi fuente de agua viva y cavaron aljibes, aljibes agrietados, que no retienen el agua. Acerca del Hijo, leemos en otro lugar: Abandonaron la fuente de la sabiduría. Y del Espíritu Santo: El que bebe del agua que yo le daré, nacerá dentro de él un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna, palabras cuyo significado nos explica luego el evangelista, cuando nos dice que el Salvador se refería al Espíritu Santo. De todo lo cual se deduce con toda claridad que la triple fuente de la Iglesia es el misterio de la Trinidad. Esta triple fuente es la que busca el alma del creyente, el alma del bautizado, y por eso dice: Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo. No es un tenue deseo el que tiene de ver a Dios, sino que lo desea con un ardor parecido al de la sed. Antes de recibir el bautismo, se decían entre sí: ¿Cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Ahora ya han conseguido lo que deseaban: han llegado a la presencia de Dios y se han acercado al altar y tienen acceso al misterio de salvación. Admitidos en el cuerpo de Cristo y renacidos en la fuente de vida, dicen confiadamente: Pasaré al lugar del tabernáculo admirable, hacia la casa de Dios. La casa de Dios es la Iglesia, ella es el tabernáculo admirable, porque en él resuenan los cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. Decid, pues, los que acabáis de revestiros de Cristo y, siguiendo nuestras enseñanzas, habéis sido extraídos del mar de este mundo, como pececillos con el anzuelo: «En nosotros, ha sido cambiado el orden natural de las cosas. 

REFLEXIÓN

La Trinidad operativa en los creyentes, comparada con una fuente originaria, con un ojo de agua que mana sin cesar, y cuya agua es pura siempre, sin contaminación posible, porque brota de lo profundo de la montaña, ladera abajo. Los peces, imagen también de los creyentes, subvierten la imagen natural, del pez que muere fuera del agua, más bien para vivir en un nuevo contexto. El misterio de Dios comunicado trinitariamente como fuente, y las salvación encontrada fuera del mar, en la luz.

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

Santo Tomás apóstol

Efesios 2,19-22


REFLEXIÓN

sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios

Parece que siempre habrá en esta vida terrenal algún lugar del cual seamos excluídos:nación, región, asociación, grupo, familia, amistad.

Sin embargo la buena nueva del Reino conlleva una pertenencia universal sin exclusiones- y si la intuición moderna de que no existen condenados en el infierno es cierta- ni los excomulgados estarán fuera de la familia de Dios definitivamente.

Es el espacio siempre abierto a la membresía gratuita y de calidad, al contrario de las políticas de mercado que sólo te conceden membresía si obtienen alguna ventaja económica.

Al contrario también de las políticas alternativas contra-mercado que al ponerse en ejecución terminan consolidando otra elites y fabricando nuevos excluídos.

el mismo Cristo Jesús es la piedra angular

Jesús de Nazareth en carne, en historia, en misión practicó la no acepción de personas. Un individuo anti-apartheid viviente. Luego tal es el fundamento de la nueva familia.De la nueva fraternidad.

Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

En un proceso de diferente ritmo y velocidad, en la medida de nuestra libertad. 

Un sentido procesual que nos consuela, porque todavía es posible, aún es tiempo, permanece la oportunidad de integrarnos.

Salmo responsorial: 116



REFLEXIÓN

aclamadlo todos los pueblos

Porque no hay quien esté excluído excepto el que se autoexcluya. Éste cuenta con toda su existencia para que lo piense y decida. 

Así puede pensarse que en la familia abierta del Señor fundadamentada en Jesús, hay autoexcluídos que por propia voluntad ingresan en un infierno.

Para siempre?

Juan 20,24-29



REFLEXIÓN

"Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

"¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."

Podemos nombrar a Tomás patrono de los auto-excluídos. Hasta un evangelio gnóstico, de mucha utilidad para conocer aspectos complementarios de los canónicos lleva su nombre.

Quizá el mensaje con este apóstol, convencido por amor y paciencia después de los demás, sobre la resurrección, sea precisamente el del amor y la paciencia, para que los auto-excluídos se abran a una realidad más salvadora para ellas que su actual encerramiento.

Nos viene bien en el cuerpo de creyentes un Tomás incrédulo, mal pensado, suscrito a la teoría y práctica permanente de la conspiración, abogado del diablo, cínico burlador de las verdades de otros, epítome de la amargura, el desengaño y la decepción.

Así este carisma inquietante y transgresor nos ayudará a cribar nuestra fe, a fundamentarnos más sólidamente, a acrisolar nuestra esperanza por medio de la Palabra.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1675832133913391104?s=20

motivaciondehoy

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Santo Tomás apóstol

Efesios 2,19-22

Dios en Jesús ha formado una comunidad inclusiva que el gobierna como un padre de familia. Se incluye toda forma de división, exclusión y discriminación que afectan mujeres, empobrecidos, indocumentados y marginalizados.

Salmo responsorial: 116

Todas las naciones, todos los pueblos pueden alabar y esperar misericordia. Toda mediación hacia este objetivo es permitida.

Juan 20,24-29

Tomás, desde un claro escepticismo materialista se transforma en un claro confesor de la divinidad de Jesús. Una transformación propia del Espíritu Santo del Glorificado, comparable a la de Pablo, a la de Pedro, y en la historia de las mediaciones, a tódo aquel que nos ha dado testimonio de incredulidad y a la vez de confesión de fe, dando pie a la aclamación de la Gloria de Dios en medio de la asamblea de creyentes.