lunes, 4 de agosto de 2025

PALABRA COMENTADA


 

LUNES 18 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Números 11,4b-15



REFLEXIÓN

¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo?

Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas

Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas

Una de las maravillas de la Palabra es su reflejo de sentimientos y apasionamientos humanos, acogidos por el Espíritu.

Si comparamos la relación sobre los mitos griegos y los relatos bíblicos, veremos que ambas dan espacio al modo humano de sentir la existencia y la historia. Sin embargo, la mitología griega, producto de los rápsodas homéricos, resulta una mera proyección del drama de los seres humanos en sus odios y amores. La mitología bíblica, si cabe, refleja el humano en su relación con el Señor de la historia.

Moisés como un ministro y servidor siente fastidio del peso que significa hacerse cargo y solucionar la necesidad de la gente.

Sólo un político miope no se da cuenta que la autoridad no se reduce a poder ni a canonjías.

Porque se requiere mucha paciencia y aguante para soportar la impertinencia expresada en las quejas y peticiones repetidas del pobre que se aproxima.

Incluso se da una motivación diferente cuando estamos gustosamente inclinados a atender, a cuando nos sorprende e incomoda la solicitud de ayuda, porque ésta última se nos impone y arranca de nuestro egocentrismo.

El mismo Jesús sintió ese fastidio.

Un desgaste y cansancio semejantes se encuentran en servicios como la paternidad y maternidad, y los educadores.

Es importante por lo tanto llegar a la iluminación de Moisés, en el colmo de la desesperación: que todo el asunto es obra de Dios, y el Señor tiene que ver como suple nuestra limitación, para su mayor gloria.

Es lo de Ignacio: hacer como si todo dependiera de nosotros y esperar del Señor como si todo dependiera de Él.

Salmo responsorial: 80



REFLEXIÓN

Israel no quiso obedecer: / los entregué a su corazón obstinado

Porque también es posible un aprendizaje del error nuestro y la limitación de los demás. Era una reflexión de Moreno Pardo, mártir jesuita de San Salvador, cuando era maestro de novicios: los novicios también deben aprender de los yerros del maestro.

Y la pedagogía actual le da la razón, cuando contempla los errores como ocasiones de aprendizaje, dentro del currículo.

Mateo 14,13-21



REFLEXIÓN

le dio lástima y curó a los enfermos

Las entrañas que sienten el dolor de otros es más fuerte que el cansancio.

Es el don del Señor que se renueva en nosotros para completar lo que falta a su pasión, la del cuerpo.

Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: Traédmelos

Qué hace Jesús en nuestras vidas? Ayudarnos a escrutar lo que tenemos e inspirarnos generosidad para compartirlos.

Entonces el se une a nuestro esfuerzo y colaboración para potenciar y multiplicar, más allá de lo que hubiéramos pensado.

partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente

un milagro no es tan difícil de ver si abrimos bien los ojos de la fe y observamos en nuestra vida cotidiana.

En lo que nos acontece ocurre un diálogo providencial y de cuido por nosotros.

Nos habla de ello la contemplación para alcanzar amor de los ejercicios espirituales: el amante entrega al amado, de lo que tiene y puede.

Nuestra acción de gracias es parte de esa correspondencia que agrada al Señor.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1688498099101073408?s=20

https://x.com/motivaciondehoy 040825

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LUNES 18 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Números 11,4b-15

El sabor de la vida cotidiana, no es tan variado como parece, porque incontables son los momentos en los que el tedio y fastidio nos sobrevienen porque todo parece igual, que no cambia, que no hay novedad, que no hay mucha variedad en el menú de lo que comemos. Junto a la percepción de que todo cambia y muy rápido, se da la del estancamiento del tiempo que parece no acaba de pasar. El o la formadora pueden entonces sentirse inútiles y perder la paciencia ante la volubilidad de los dirigidos.

Salmo responsorial: 80

En la vida del Espíritu el menú no es variado en sabores pero sí nutritivo, consistente y permanente. La saciedad se ofrece en la fidelidad amorosa. Pero si hay obstinación, que no cede a pesar de la paciencia, dejarlos a su suerte es parte de la pedagogía, rogando para que así se encuentren a sí mismos.

Mateo 14,13-21

Lo que tenían eran cinco panes y dos peces. Juntos hacían siete. Pero no completos en su especie. Pero Jesús perfecciona hasta 7 ambos, los panes y los peces. Esta simbología y cábala sencilla, implica que el milagro consiste en una cooperación, donde juntamos lo que buenamente podemos con los que Dios nos quiera aportar. El milagro está en lo bien que trabajamos juntos.

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


 
De la catequesis de san Juan María Vianney, presbítero
(«Catéchisme sur la priére»: A. Monnin, «Esprit du Curé d'Ars», París 1899, pp. 87-89) 

HERMOSA OBLIGACIÓN DEL HOMBRE: ORAR Y AMAR

Consideradlo, hijos míos: el tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro.

El hombre tiene un hermoso deber y obligación: orar y amar. Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo.

La oración no es otra cosa que la unión con Dios. Todo aquel que tiene el corazón puro y unido a Dios experimenta en sí mismo como una suavidad y dulzura que lo embriaga, se siente como rodeado de una luz admirable. En esta íntima unión, Dios y el alma son como dos trozos de cera fundidos en uno solo, que ya nadie puede separar. Es algo muy hermoso esta unión de Dios con su pobre creatura; es una felicidad que supera nuestra comprensión.

Nosotros nos habíamos hecho indignos de orar, pero Dios, por su bondad, nos ha permitido hablar con él. Nuestra oración es el incienso que más le agrada.

Hijos míos, vuestro corazón es pequeño, pero la oración lo dilata y lo hace capaz de amar a Dios. La oración es una degustación anticipada del cielo, hace que una parte del paraíso baje hasta nosotros. Nunca nos deja sin dulzura; es como una miel que se derrama sobre el alma y lo endulza todo. En la oración hecha debidamente, se funden las penas como la nieve ante el sol.

Otro beneficio de la oración es que hace que el tiempo transcurra tan aprisa y con tanto deleite, que ni se percibe su duración. Mirad: cuando era párroco en Bresse, en cierta ocasión, en que casi todos mis colegas habían caído enfermos, tuve que hacer largas caminatas, durante las cuales oraba al buen Dios, y, creedme, que el tiempo se me hacía corto.

Hay personas que se sumergen totalmente en la oración, como los peces en el agua, porque están totalmente entregadas al buen Dios. Su corazón no está dividido. ¡Cuánto amo a estas almas generosas! San Francisco de Asís y santa Coleta veían a nuestro Señor y hablaban con él, del mismo modo que hablamos entre nosotros.

Nosotros, por el contrario, ¡cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que hemos de hacer o pedir! Y, sin embargo, cuando vamos a casa de cualquier persona, sabemos muy bien para qué vamos. Hay algunos que incluso parece como si le dijeran al buen Dios: «Sólo dos palabras, para deshacerme de ti ... » Muchas veces pienso que, cuando venimos a adorar al Señor, obtendríamos todo lo que le pedimos si se lo pidiéramos con una fe muy viva y un corazón muy puro