lunes, 18 de agosto de 2025

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


 

De las Homilías de san Gregorio de Nisa, obispo, sobre el Eclesiastés
(Homilía 5: PG 44,683-686)

EL SABIO TIENE SUS OJOS PUESTOS EN LA CABEZA

Si el alma eleva sus ojos a su cabeza, que es Cristo, según la interpretación de Pablo, habrá que considerarla dichosa por la penetrante mirada de sus ojos, ya que los tiene puestos allí donde no existen las tinieblas del mal. El gran Pablo y todos los que tuvieron una grandeza semejante a la suya tenían los ojos fijos en su cabeza, así como todos los que viven, se mueven y existen en Cristo. Pues, así como es imposible que el que está en la luz vea tinieblas, así también lo es que el que tiene los ojos puestos en Cristo los fije en cualquier cosa vana. Por tanto, el que tiene los ojos puestos en la cabeza, y por cabeza entendemos aquí al que es principio de todo, los tiene puestos en toda virtud (ya que Cristo es la virtud perfecta y totalmente absoluta), en la verdad, en la justicia, en la incorruptibilidad, en todo bien. Porque el sabio tiene sus ojos puestos en la cabeza, mas el necio camina en las tinieblas. El que no pone su lámpara sobre el candelero, sino que la pone bajo el lecho, hace que la luz sea para él tinieblas.

Por el contrario, cuántos hay que viven entregados a la lucha por las cosas de arriba y a la contemplación de las cosas verdaderas, y son tenidos por ciegos e inútiles, como es el caso de Pablo, que se gloriaba de ser insensato por Cristo. Porque su prudencia y sabiduría no consistía en las cosas que retienen nuestra atención aquí abajo. Por esto dice: Nosotros somos insensatos por Cristo, que es lo mismo que decir: «Nosotros somos ciegos con relación a la vida de este mundo, porque miramos hacia arriba y tenemos los ojos puestos en la cabeza.» Por esto vivía privado de hogar y de mesa, pobre, errante, desnudo, padeciendo hambre y sed.

¿Quién no lo hubiera juzgado digno de lástima, viéndolo encarcelado, sufriendo la ignominia de los azotes, viéndolo entre las olas del mar al ser la nave desmantelada, viendo cómo era llevado de aquí para allá entre cadenas? Pero, aunque tal fue su vida entre los hombres, él nunca dejó de tener los ojos puestos en la cabeza, según aquellas palabras suyas: ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo? ¿La aflicción? ¿La angustia? ¿La persecución? ¿El hambre? ¿La desnudez? ¿El peligro? ¿La espada? Que es como si dijese: «¿Quién apartará mis ojos de la cabeza y hará que los ponga en las cosas que son despreciables?» A nosotros nos manda hacer lo mismo, cuando nos exhorta a poner nuestro corazón en las cosas del cielo, lo que equivale a decir «tener los ojos puestos en la cabeza».

domingo, 17 de agosto de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Domingo 20 de tiempo ordinario

Jeremías 38, 4-6. 8-10



REFLEXIÓN

Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia

La Palabra pronunciada en su voz profética no da ninguna garantía de ser inspirada y puede ser disputada, debatida, minimizada o tergiversada.

Así queda sin magia o atracción eloquente alguna a consideración de la conciencia creyente, para su aceptación y consecuente conversión.

El profeta no debe esperar que su discurso derrumbe al pueblo convencido y arrepentido.

Debe posicionarse en que el efecto salvífico es obra del Señor, quien por su Espíritu trastoca los corazones, sin violar su libertad, que es su propio don.

Mi rey y señor, esos hombres han tratado inicuamente al profeta Jeremías, arrojándolo al aljibe, donde morirá de hambre, porque no queda pan en la ciudad

Aunque la liberación de los siervos de Dios de manos de sus perseguidores puede o no ocurrir, ellos persisten por su fe en la visión de la Palabra que han de entregar, hasta dar la vida como señal de su autenticidad.

Por temible que parezca este fin, el Señor asiste con su fortaleza al mártir en su testimonio final.

Salmo responsorial: 39



REFLEXIÓN

Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos

Esta Palabra es la garantía esperada sobre la inspiración del Señor y sólo es visible a la fe del siervo que vive el trance del testimonio controvertido.

Ignacio de Loyola pedía para sí y en sus ejercicios persuade a los ejercitantes, padecer por el Señor.

Quizás en tales circunstancias de persecución por el Reino, se da la convicción de la inspiración del Señor, que hace de la vida del creyente su paso histórico por el mundo para salvarlo.

Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes

El discípulo testigo aprecia convertir su vida en una muestra del poder de Dios, que ampara a débiles, pobres, gente sin influencia o asistencia de los grandes en el mundo.

Vivir sin alianza con el poder y la riqueza es la consigna de quienes han hecho del Señor su heredad.

Hebreos 12, 1-4




REFLEXIÓN

Una nube ingente de testigos nos rodea

Tal modo de vivir no configura un estilo de vida esotérico, estrambótico o extraordinario, porque los mártires aún sin sangre son multitud, y en la medida que los vamos conociendo, inducen nuestra dureza a someterse a la transformación de la Palabra.

renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia

Tal parece que historiadores de la cultura encuentran en ciertos fenómenos y expresiones la matriz de donde los creyentes del reino han copiado su estilo de vida.

Tal ha sido la etiqueta de estoicos para descifrar a las comunidades primitivas en su modo de afrontar las persecuciones.

Descrifran sin dar oportunidad a la originalidad de la conversión cristiana que tiene una matriz única: Jesús de Nazareth.

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado

No nos quejemos demasiado por nuestros padecimientos personales y sociales, sino más bien considerémoslas como oportunidades de fortalecimiento para la entrega final que la Palabra disponga de nuestras vidas, al cabo de nuestra transformación en la historia del reino.

Lucas 12, 49-53



REFLEXIÓN

He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla

No es la expresión de un pirómano exaltado, sino el fuego del amor al reino del Padre, que no deja quieto y consume al que lo vive, instigando todo lo que hace.

No ha faltado gente de buena voluntad, cansada de los límites sociales en los que se les ha confinado, que asumió este fuego como el de las armas que matan físicamente, para propiciar un cambio social.

Tales conciencias nos son vedadas de juzgar para condenar. Solo que las consecuencias de tal fuego son otros fuegos y el holocausto de inocentes.

Porque el enemigo del reino asume el papel de algo bueno que desvía la Palabra inspirada.

¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división.

La Palabra en sus testigos se abre paso en medio de la persecución y el desprestigio, para que su aceptación sea un acto de libre voluntad y seguimiento.

una familia de cinco estará dividida

El reducto más sensible a la inestabilidad se ha convertido en escenario de infiernos de confrontación: la familia.

Quienes claman que el ordenamiento de la sociedad descansa en la familia sana, olvidan que la misma podrá convertirse en campo de batalla, si no se le da oportunidad al reino para crecer.

Por lo tanto el esfuerzo ha de enfocarse en la familia que escucha la Palabra, y por ella se transforma en comunidad de ágape, no únicamente filial o erótica.

Si los valores éticos y morales no son los del reino de los cielos, no convertirán la familia en un santuario inmune a la división y la guerra de sus miembros.

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Domingo 20 de tiempo ordinario

Jeremías 38, 4-6. 8-10

Salmo responsorial: 39

Hebreos 12, 1-4

Lucas 12, 49-53