sábado, 22 de agosto de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 20 de tiempo ordinario

Ezequiel 43, 1-7ª

1Entonces el hombre me llevó a la puerta, la puerta que da hacia el oriente; 2y vi que la gloria del Dios de Israel venía de la parte del oriente. Su voz era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía de Su gloria. 3Tenía el aspecto de la visión que vi, como la visión que había visto cuando El vino a destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que yo había visto junto al río Quebar. Entonces me postré sobre mi rostro. 4La gloria del SEÑOR entró en el templo por el camino de la puerta que da hacia el oriente. 5Entonces el Espíritu me levantó y me llevó al atrio interior, y la gloria del SEÑOR llenó el templo.
6
Y oí a uno que me hablaba desde el templo, mientras el hombre estaba de pie junto a mí, 7y me dijo: "Hijo de hombre, este es el lugar de Mi trono, el lugar de las plantas de Mis pies, donde habitaré entre los Israelitas para siempre. Y la casa de Israel no volverá a profanar Mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus prostituciones y con los cadáveres de sus reyes cuando mueran,


COMENTARIO

vi la gloria del Dios de Israel que venía de oriente, con estruendo de aguas caudalosas: la tierra reflejó su gloria.

El profeta era una voz de la Palabra. EN este punto del desarrollo de la Revelación bíblica se vuelve un vidente:además de oir, también ve.

La Palabra como voz, daba a Israel una experiencia del Señor sin apoyo de imágenes, y se remontaba por encima de cualquier semejanza humana.

Ahora la Palabra recoge también una visión y afinca más en semejanzas de la realidad circundante.

Este cambio de nivel en la experiencia de Dios corresponde a una coyuntura crítica:el Profeta da a entender que la santidad de Dios ya no está en el templo, sino abierta a los desterrados para un encuentro doquiera.

EL Dios de Israel se libera de su anclaje a un lugar para ir hacia una novedad en su comunicación.

Es una enseñanza sobre la disponibilidad de la fe a la libre manifestación del Señor.

me hablaba desde el templo

Al nuevo templo reconstruído llegará Israel avisado, experimentado sobre la libertad de la santidad del Señor, que rebasa todo espacio.

Por eso Jesús de Nazareth en su mensaje sobre el Padre, anunciará la libertad del Espíritu que es como el viento.

El nuevo templo del Espíritu como dice Pablo es nuestro cuerpo, nuestra identidad. A partir de allí somos teóforos:portadores de Dios.

Salmo responsorial: 84


COMENTARIO

Voy a escuchar lo que dice el Señor

Además de escuchar y obedecer, veo con luz de fe de manera que todo el ser entra en contacto con la gloria del Señor que es el hombre nuevo.

Mateo 23, 1-12

1Entonces Jesús habló a la muchedumbre y a Sus discípulos: 2"Los escribas y los Fariseos se han sentado en la cátedra de Moisés. 3"De modo que hagan y observen todo lo que les digan; pero no hagan conforme a sus obras, porque ellos dicen y no hacen. 4"Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5"Sino que hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres; pues agrandan sus distintivos religiosos (filacterias) y alargan los adornos (flecos) de sus mantos . 6"Aman el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7y los saludos respetuosos en las plazas y ser llamados por los hombres Rabí (Maestro). 8"Pero ustedes no dejen que los llamen Rabí; porque Uno es su Maestro y todos ustedes son hermanos. 9"Y no llamen a nadie padre suyo en la tierra, porque Uno es su Padre, el que está en los cielos. 10"Ni dejen que los llamen preceptores; porque Uno es su Preceptor, Cristo. 11"Pero el mayor de ustedes será su servidor. 12"Y cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido.


COMENTARIO

"En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen.

Benedicto XVI a los seminaristas españoles, en la Jornada Mundial de los Jóvenes, pide santidad. Ésta entendida para superar la contradicción de lo que se dice y lo que se vive. Por santidad entonces podemos entender la coherencia de creencia y vida que tanto anhela como testimonio este mundo de hoy. Santidad-coherencia que es un don impetrado al Señor, y una búsqueda honesta y valiente.

Hoy es preciso fundamentarnos más en esta sabiduría, porque la festinación de los escándalos de las figuras de autoridad lleva la intención hipócrita de justificar la desobediencia.

uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos

Donde el poder se transforma en agape y servicio.

uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

La paternidad del Señor Padre de Jesucristo, ilumina y da sentido a toda otra paternidad y no lo contrario. No debe ser nuestra proyección de aciertos y desaciertos.

El primero entre vosotros será vuestro servidor

Es el perfil de Pedro y por el que se mide su magisterio, fuente de todo otro magisterio en la Iglesia. Si el magisterio no es servicio, es como la sal que se hace sosa.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido

Una actitud que difiere del hambre de protagonismo que se infiltra por todos los medios de comunicación masiva. Es como la calificación de éxito y significado de una existencia. Pero el que está tocado por la presencia del Señor entiende el gozo de una existencia humillada.

En el reino, la importancia está en el amor fraternal: que es un servicio libre de interés egoísta. Esta es la máxima congruencia entre decir y hacer. Es la verdadera autoridad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1297150575130431493?s=20 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Ambrosio Comentario sobre los salmos 48,14-15

Cristo, que reconcilió el mundo con Dios, personalmente no tuvo necesidad de reconciliación. Él, que no tuvo ni sombra de pecado, no podía expiar pecados propios. Y así, cuando le pidieron los judíos la didracma del tributo que, según la ley, se tenía que pagar por el pecado, preguntó a Pedro: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» Contestó: «A los extraños.» Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti». Dio a entender con esto que él no estaba obligado a pagar para expiar pecados propios; porque no era esclavo del pecado, sino que, siendo como era Hijo de Dios, estaba exento de toda culpa. Pues el Hijo libera, pero el esclavo está sujeto al pecado. Por tanto, goza de perfecta libertad y no tiene por qué dar ningún precio en rescate de sí mismo. En cambio, el precio de su sangre es más que suficiente para satisfacer por los pecados de todo el mundo. El que nada debe está en perfectas condiciones para satisfacer por los demás. Pero aún hay más. No sólo Cristo no necesita rescate ni propiciación por el pecado, sino que esto mismo lo podemos decir de cualquier hombre, en cuanto que ninguno de ellos tiene que expiar por sí mismo, ya que Cristo es propiciación de todos los pecados, y él mismo es el rescate de todos los hombres.


COMENTARIO

No hay necesidad de más víctimas,  y en profundidad toda víctima ya no lo es sólo ella sino Cristo lo une a sí, por lo cual una víctima de cualquier injusticia y violencia, es Cristo entre nosotros nuevamente vivo y clamante de solidaridad. No sólo somos hijos de Dios en el Hijo, garantía y fundamento de nuestra dignidad y de nuestro derechos humanos trascendentes, sino que somos víctimas en el Hijo y nuestro sufrimiento es el suyo y nuestro clamor, no menos suyo. Se entiende así por qué se desviven los místicos en unirse a las víctimas en el cuido y solidaridad. Porque alivian la víctima única que reúne a todas.