VIERNES 13 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Génesis 23,1-4.19;24,1-8.62-67
REFLEXIÓN
Dadme un sepulcro en propiedad, en terreno vuestro, para
enterrar a mi difunta.
Las
tradiciones israelitas apelan a unos orígenes primitivos para fundamentar la
disposición del Designio de Dios sobre todos los aspectos de la vida ordinaria.
La
propiedad de la tierra inicia con un reconocimiento de que es comprada a
poblaciones semitas, antiguos relacionados de los hebreos, para erigir un
sepulcro.
Enterrar
en un sepulcro es garantizar al difunto una vida en una región subterránea, a
la expectativa de un futuro mejor. Es decir que subyace la idea de inmortalidad
y que la muerte no es la última palabra.
Sólo que a mi hijo no lo lleves allá
En
la figura de Abraham se concentra una actitud independiente y única, una
conciencia selecta para los planes del Señor.
No
se inclina a mezclarse con los nativos cananeos cuyas son las tierras por las
que caravanea.
Ni
contempla regresar al lugar de donde salió él y sus descendientes. Porque porta
algo nuevo, que ahora tiene dimensiones pequeñas, pero está llamado por Dios a
algo grande.
Esta
distancia de toda referencia previa para mantenerse en su singularidad, que es
la de su vocación, se mostrará en plenitud en Jesús de Nazareth.
Isaac la metió en la tienda de su madre Sara, la tomó por
esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre
Nuestra
catedral de la memoria está construída en tal forma que los planos se
superponen en nuestro día a día, para otorgarle sentido a nuestro existir.
Mientras
Abraham hace gala de autonomía respecto a los lazos que lo vincularon a su
parentela paterna, y de los territorios por los que pasa sin detenerse en
Canaán, Isaac encuentra en su mujer la memoria de su madre difunta, dando a
entender alguna dependencia del pasado.
En
el contraste de estas actitudes de novedad y recuerdo vamos tejiendo nuestro
ser creyente, que halla sentido al plan de Dios.
Salmo responsorial: 105
REFLEXIÓN
me alegre con la alegría de tu pueblo, / y me gloríe con tu
heredad
Nuestro
gozo se afianza en la convicción de ser un pueblo nuevo, sin lazos con el
pasado que se deteriora o con un presente en el que no podemos afincarnos, con
impulsos para mantener nuestra originalidad y novedad.
Mateo 9,9-13
REFLEXIÓN
vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de
los impuestos
Que
vio Jesús en Mateo? No estaba ejerciendo el trabajo más digno de esa sociedad,
sino uno despreciable y odioso. Haría lo mismo Jesús hoy con un agente de la
bolsa?
Una
lección que nos da de su poder transformador, si nuestra libertad accede y
persiste. Porque Judas se torció. Unos persisten y otros se tuercen, aun
llamados por el mismo Señor.
Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y
pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos
Jesús
los prefiere, no hay duda: a publicanos y pecadores. A aquellos que han sido
condenados por una sociedad teocrática como si Dios los condenara. Usurpando el
juicio exclusivo de un Dios-señalado por Jesús-como un Padre misericordioso y
salvador.
Ese
sigue siendo el límite de toda condenación social o personal: sólo Dios juzga
la conciencia, la intención, lo profundo.
Nuestras
descalificaciones no pueden llegar hasta allá, aunque las sociedades y las
culturas establezcan un orden común para poder vivir, no pueden llegar a
suplantar el juicio salvífico del Señor.
que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores
No
obstante el convencionalismo de su tiempo que hacía apartarse de la gente con
oficio y conducta pública de pecado, Jesús se mantiene autónomo en su
acercamiento a los pecadores, para plantar la novedad del Designio de su Padre
misericordioso.
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