lunes, 16 de agosto de 2021

PALABRA COMENTADA

 

LUNES 20 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Jueces 2,11-19



REFLEXIÓN

los israelitas hicieron lo que el Señor reprueba, dieron culto a los ídolos; abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y se fueron tras otros dioses, dioses de las naciones vecinas, y los adoraron, irritando al Señor

El enojo de los dioses, su celo y envidia de los seres humanos es un tema dentro de las mitologías de los pueblos, en sus culturas.

También aparece en la Palabra y expresa la oposición del Señor al alejamiento de su Pueblo, a quién ha favorecido con su intervención.

El profeta pone el tono afectivo de irritación, como una emoción humana al servicio del Misterio del Dios Trascendente, para darnos una clave lingüística en nuestro hablar y para nuestra comprensión.

Ídolo es en este contexto el equivalente de divinidades de otra invención humana, incluso alegando revelaciones especiales, y cuyo efecto es, por lo menos, el enfriamiento con el Señor de la Palabra.

Para nuestra comprensión actual, ídolos serán aquellas realidades que tiene el mismo efecto: alejar de Dios, olvidar sus beneficios.

Abandonaron al Señor y dieron culto a Baal y Astarté

Divinidades cananeas vinculadas a la agricultura y el pastoreo, que deslumbraron a los recién llegados israelitas, porque tenían buena cosecha y una vida más cómoda en sus ciudades fortaleza.

Porque el ídolo atrae por el efecto socioeconómico que parece causar en el medio que se le adora.

Así nosotros adoramos el peso, el dólar o el euro por el efecto e impacto en el consumo y la vida material abundante.

En todo lo que emprendían, la mano del Señor se les ponía en contra, exactamente como él les había dicho y jurado, llegando así a una situación desesperada

No es del todo cierto que las cosas le salen mal a los que se desvían hacia los ídolos, ayer y hoy.

Es causa de envidia y amargura para los justos, lo bien que les va, sin tanta limitación y esfuerzo como parece exigir una vida según la Palabra.

Por eso quien es fiel y leal a la Palabra mediante su fe tiene la oportunidad de vivenciar un estilo de vida relativamente satisfactorio, aun en medio de la modestia material, y  a pesar de la prepotencia de los idólatras.

Pero de tanto en tanto, en los sistemas idolátricos del pasado y del presente se dan crisis, ruinas, fracasos que dan a entender que no se puede confiar totalmente en la obra de las invenciones humanas y en las sociedades no solidarias.

Pero, en cuanto moría el juez, recaían y se portaban peor que sus padres, yendo tras otros dioses, rindiéndoles adoración; no se apartaban de sus maldades ni de su conducta obstinada.

Todo liderazgo es como un pedagogo que induce en el camino de la sabiduría, para lograr un comportamiento justo autónomo.

Pero si la buena conducta sólo depende de la presencia de una autoridad o líder, y en su ausencia nos alejamos del Señor, no lograremos esa feliz autonomía.

La finalidad de los ejercicios ignacianos, por su intensidad y extensión, en su versión original de treinta días, es la internalización de la Palabra para una autonomía según Dios, mediante la cual se logre un peregrinaje que evita la seducción de los ídolos. Una peregrinación con justicia de Dios, mediante la que se da al Señor lo que es de Dios.

Salmo responsorial: 105



REFLEXIÓN

emparentaron con los gentiles, / imitaron sus costumbres

En un mundo pluri cultural globalizado lo propio es la mezcla, el sincretismo. No se puede evitar, a menos que se aisle uno.

El desafío para el creyente de la Palabra y practicante de la justicia de Dios entraña la convivencia fraternal sin dejarse ganar por los ídolos de las diferentes culturas.

Para responder el desafío contamos con la sabiduría del Espíritu de la Palabra que nos inspira el discernimiento del verdadero bien para evitar encallar en el bien de tono menor.

Mateo 19,16-22



REFLEXIÓN

Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno

El esfuerzo son los mandamientos de la Ley de Dios, no los preceptos humanos.

La radicalidad de Jesús de Nazareth, Palabra encarnada, se muestra una vez más en esta contestación sobre lo bueno.

Nos confundimos con lo bueno, así les pasa a los idólatras o cuando idolizamos.

Por eso Jesús enfatiza que el verdadero bueno, es el Señor, Padre de todos.

Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?"

El primer tramo del peregrinaje es el cumplimiento de los mandamientos. No es poca cosa.

Si lo hacemos aprendemos el verdadero bien.

Si no, nos confundimos e idolizamos. Lo correcto que hagamos, no reemplaza la bondad del Padre. Él es el ético, nosotros nos esforzamos, nada más.

Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres -así tendrás un tesoro en el cielo- y luego vente conmigo

Desprendimiento y solidaridad en un seguimiento cercano a Jesús de Nazareth.

Dónde, cuándo y cómo se dará esto en nuestras  vidas?

El siguiente paso es más radical, porque compromete el estilo de vida con la pobreza voluntaria, que es el entorno saludable para evitar las idolatrías.

Por eso nuestro tiempo yerra en sus programas políticos que prometen erradicar la pobreza. Lo que se debiera prometer es una dedicación a la pobreza voluntaria, que va de la mano con la solidaridad fraterna.

el joven se fue triste, porque era rico.

Si no configuramos nuestra existencia en el estilo de pobreza, no evitaremos los ídolos y  la tristeza será nuestro alimento cotidiano.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1427232805864550401?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

San Gregorio Magno Tratados morales sobre el libro de Job 3, 39-40


Los santos varones, al hallarse involucrados en el combate de las tribulaciones, teniendo que soportar al mismo tiempo a los que atacan y a los que intentan seducirlos, se defienden de los primeros con el escudo de su paciencia, atacan a los segundos arrojándoles los dardos de su doctrina, y se ejercitan en una y otra clase de lucha con admirable fortaleza de espíritu, en cuanto que por dentro oponen una sabia enseñanza a las doctrinas desviadas, y por fuera desdeñan sin temor las cosas adversas; a unos corrigen con su doctrina, a otros superan con su paciencia.



REFLEXIÓN

La vida como lucha es una comprensión que alcanza todas las dimensiones de la misma, desde la evolución de las especies, hasta las castas angélicas, según el gnoticismo apocalíptico. Lo interesante es cómo se diferencia esta lucha en la peregrinación hacia la casa definitiva. Entre ataques y seducciones. Porque algunas instrucciones espirituales sólo se han conformado con repeler o aguantar ataques, que no se pueden disimular. Pero pocos has trabajado en las seducciones, en el mal menor, el conflicto de bienes, en el bien disimulado. Que requiere más astucia.

 Padeciendo, superan a los enemigos que se alzan contra ellos; compadeciendo, retornan al camino de la salvación a los débiles; a aquéllos les oponen resistencia, para que no arrastren a los demás; a éstos les ofrecen su solicitud, para que no pierdan del todo el camino de la rectitud. Veamos cómo lucha contra unos y otros el soldado de la milicia de Dios. Dice san Pablo: Ataques por fuera, temores por dentro. Y enumera estas dificultades exteriores, diciendo: Con peligros de ríos, con peligros de bandoleros, peligros entre mi gente, peligros entre gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros con los falsos hermanos. Y añade cuáles son los dardos que asesta contra el adversario en semejante batalla: Muerto de cansancio, sin dormir muchas noches, con hambre y sed, a menudo en ayunas, con frío y sin ropa. Pero, en medio de tan fuertes batallas, nos dice también cuánta es la vigilancia con que protege el campamento, ya que añade a continuación: Y, aparte todo lo demás, la carga de cada día, la preocupación por todas las Iglesias. Además de la fuerte batalla que él ha de sostener, se dedica compasivamente a la defensa del prójimo. Después de explicarnos los males que ha de sufrir, añade los bienes que comunica a los otros. Pensemos lo gravoso que ha de ser tolerar las adversidades, por fuera, y proteger a los débiles, por dentro, todo ello al mismo tiempo. Por fuera sufre ataques, porque es azotado, atado con cadenas; por dentro sufre por el temor de que sus padecimientos sean un obstáculo no para él, sino para sus discípulos. Por esto, les escribe también: Nadie vacile a causa de estas tribulaciones. Ya sabéis que éste es nuestro destino. Él temía que sus propios padecimientos fueran ocasión de caída para los demás, que los discípulos, sabiendo que él había sido azotado por causa de la fe, se hicieran atrás en la profesión de su fe. ¡Oh inmenso y entrañable amor! Desdeñando lo que él padece, se preocupa de que los discípulos no padezcan en su interior desviación alguna. Menospreciando las heridas de su cuerpo, cura las heridas internas de los demás. Es éste un distintivo del hombre justo, que, aun en medio de sus dolores y tribulaciones, no deja de preocuparse por los demás; sufre con paciencia sus propias aflicciones, sin abandonar por ello la instrucción que prevé necesaria para los demás, obrando así como el médico magnánimo cuando está él mismo enfermo. Mientras sufre las desgarraduras de su propia herida, no deja de proveer a los otros el remedio saludable.



REFLEXIÓN

Quien cuida de otros, como el Padre Dios de todos, se preocupa de los que han caído, para que retornen, de los que flaquean para que se sigan levantando sin cansancio, de los que son servidores para que no dejen ni la siembra ni la cosecha, del daño del escándalo a las víctimas, para que no pierdan todo sentido.