martes, 8 de febrero de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Martes 5 de tiempo ordinario

Año Par

1Reyes 8,22-23.27-30



REFLEXIÓN

Aunque ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y en lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido!

La sabiduría donada a Salomón se muestra en esta reflexión que se le atribuye en la Palabra.

Según esto cabe la duda al menos, que no lo captemos del todo, y en eso es Misterio, la trascendencia de la Trascendencia del Señor, cuando nos preguntamos si un templo lo puede contener.

Es una lección para nuestras exultaciones de derecha e izquierda, que buscan ubicar y fijar la presencia del Señor, para legitimar o prescindir de ello en nuestra propia posición.

Fueron los errores en los que cayeron tantos y tantos creyentes al unir indisolublemente el Misterio con su expresión histórico-cultural.

La Palabra nos llama a ubicarnos más bien más allá de las suposiciones más acostumbradas y queridas, mediante las que organizamos nuestra percepción de la realidad.

Aunque no guste a los que organizan los poderes del mundo, siempre afanándose en construir, más y más fuertes.

Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo, Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo

Apelamos a la libertad del Señor para que siga siendo nuestro don. Y al Espíritu que nos ensancha el corazón, para no cansarnos de ir creyendo de fe en fe.

Salmo responsorial: 83



REFLEXIÓN

Dichosos los que viven en tu casa,

Las moradas en la casa del Padre es la promesa de Jesús, como quien sabe de qué se trata.

Es el puerto anhelado, que urge el andar de nuestra existencia.

Por ello nada nos satisface permanentemente y tras la consecución de una meta, se levanta otra.

Esta urgencia y dinámica están en el núcleo de las protestas de todo tipo, tan abundantes y divulgadas mediáticamente en este nuevo milenio.

Los que han recibido la Palabra y la aceptan, también han recibido una comprensión de esta urgencia, no satisfecha jamás, y saben dónde ubicar su prometida realización.

Tal comprensión aporta a la existencia un peso, serenidad y gozo permanente y resistente.

Si no, cuál otra pudo ser la bienaventuranza del publicano en el templo, por merecer misericordia y perdón, ya que se dio cuenta ante el Padre que de nada valía autojustificarse y autocompadecerse, ya que Él perdona siempre sin cansancio.

Perdona incluso el cinismo de acudir al perdón, sin preocuparse de la reparación de las propias injusticias.

Marcos 7,1-13



REFLEXIÓN

Aferrándose(krateo:retenidos fuertemente por) a la tradición de sus mayores

El quid (que) es el aferramiento, no las tradiciones. Cuál es mi actitud respecto de las tradiciones, que me aportan identidad, pertenencia y continuidad en el tiempo?

El comentario y matiz es del evangelista sobre el modo de proceder de los destacados en la observancia de los judíos de la época. No se trata de describir una práctica sana, sino de calificar un exceso de tradicionalismo, una rigidez sofocante que no permite un juicio diferente en circunstancias diferentes.

El problema no sería la tradición de los mayores en sí, sino la rigidez que inhibe el propio criterio prudencial.

Cuando el evangelista escribe ya Jesús no está entre los miembros de la comunidad, pero ha quedado su ethos, su modo de proceder, su praxis cotidiana y común mientras vivía. Y se apoyan en ella, no para despreciar la tradición, sino para usarla como punto de referencia, con flexibilidad.

Cuando se prohibió desde el magisterio eclesiástico el uso de los métodos artificiales para prevenir la concepción, se usó la referencia a la naturaleza humana tradicionalmente explicada, para determinar lo que era natural y artificial.

La rigidez en mantener la prohibición hasta nuestros días, entre otras consideraciones tiene a la vista el abuso en cuanto a las costumbres sexuales, liberadas de las posibles consecuencias del embarazo.

En esa previsión opera una interpretación antropológica que se inclina a ver más bien abusos egoístas que actuaciones sensatas en los fieles.

No se tiene en cuenta suficientemente a las parejas sensatas que toman decisiones consultando lo mejor posible y actuando en conciencia, aunque usen métodos artificiales.

El evangelio vivido nos da la inspiración para obrar en libertad de cara a las necesidades auténticas según las circunstancias y asumir las consecuencias de nuestras decisiones.

y no siguen la tradición de los mayores?

Una sociedad tradicional aprecia sobretodo seguir la tradición de sus mayores(El violinista en el tejado). Pero Jesús ha logrado una eminencia y ve más allá. Logra una libertad de la presión social y articula prácticas que no son tradicionales. Así las desvincula de la Palabra y quedan reducidas a recursos culturales de los pueblos. Éstos son sujetos al cambio, si una sabiduría más oportuna se orienta a la novedad.

Hipócritas

Como aferramiento a una tradición que no refleja el designio.

El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.

Jesús les echa en cara la pretensión de absoluto que reemplaza la Palabra por sus palabras.

Aprendemos con lentitud que nuestras iniciativas valen la oportunidad que representan, pero pueden ser superadas por quienes consideren algo mejor.

"Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo"

En la perspectiva de la buena nueva del reino el legalismo no reemplaza la solidaridad con la necesidad humana básica.

ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios

La hipocresía aludida por Jesús se relaciona con esta sustitución: las palabras humanas que se hacen pasar por Palabra de Dios.

Tenemos ese poder sofisticado: vaciar el sentido y espíritu del designio y sustituirlo por nuestros intereses egoístas.

Pero hay que tener la docilidad de reconocer en la práctica cuando se da este desatino.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1491010155579727874?s=20&t=z87PWL_WTglXVNS4cXtQxg

BEATO CARLO

AL CONOCER DE SU PRÓXIMA E INMINENTE MUERTE LA OFRECE EN SEGUIMIENTO DE JESÚS 

 De las Homilías de Orígenes, presbítero, sobre el libro del Génesis
(Homilía 8, 6. 8. 9: PG 12, 206-209)
 
EL SACRIFICIO DE ABRAHAM

 

Tomó Abraham la leña del holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. El hecho de que llevara Isaac la leña de su propio holocausto era figura de Cristo, que cargó también con la cruz; además, llevar la leña del holocausto es función propia del sacerdote. Así, pues, Cristo es a la vez víctima y sacerdote. Esto mismo significan las palabras que vienen a continuación: Los dos caminaban juntos. En efecto, Abraham, que era el que había de sacrificar, llevaba el fuego y el cuchillo, pero Isaac no iba detrás de él, sino junto a él, lo que demuestra que él cumplía también una función sacerdotal.

¿Qué es lo que sigue? Isaac -continúa la Escritura- dijo a su padre Abraham: «Padre.» Ésta es la voz que el hijo pronuncia en el momento de la prueba. ¡Cuán fuerte tuvo que ser la conmoción que produjo en el padre esta voz del hijo, a punto de ser inmolado! Y, aunque su fe lo obligaba a ser inflexible, Abraham, con todo, le responde con palabras de igual afecto: «¿Qué deseas, hijo mío?» El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña: pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?» Abraham le contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.»

Resulta conmovedora la cuidadosa y cauta respuesta de Abraham. Algo debía prever en espíritu, ya que dice, no en presente, sino en futuro: Dios proveerá el cordero; al hijo que le pregunta acerca del presente le responde con palabras que miran al futuro. Es que el Señor debía proveerse de cordero en la persona de Cristo.

Abraham tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!» Él contestó: «Aquí me tienes.» Dios le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo, ni le hagas nada. Ya he comprobado que temes a Dios.» Comparemos estas palabras con aquellas otras del Apóstol, cuando dice que Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros. Ved cómo Dios rivaliza con los hombres en magnanimidad y generosidad. Abraham ofreció a Dios un hijo mortal, sin que de hecho llegara a morir; Dios entregó a la muerte por todos al Hijo inmortal. Abraham levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en los matorrales. Creo que ya hemos dicho antes que Isaac era figura de Cristo, mas también parece serlo este carnero. Vale la pena saber en qué se parecen a Cristo uno y otro: Isaac, que no fue degollado, y el carnero, que sí fue degollado. Cristo es la Palabra de Dios, pero la Palabra se hizo carne.

Cristo padeció, pero en la carne; sufrió la muerte, pero quien la sufrió fue su carne, de la que era figura este carnero, de acuerdo con lo que decía Juan: Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La Palabra permaneció en la incorrupción, por lo que Isaac es figura de Cristo según el espíritu. Por esto Cristo es a la vez víctima y pontífice según el espíritu. Pues el que ofrece el sacrificio al Padre en el altar de la cruz es el mismo que se ofrece en su propio cuerpo como víctima