[6] 6ª La sexta: el que da los
exercicios, quando siente que al que se exercita no le vienen algunas mociones
spirituales en su ánima, assí como consolaciones o dessolaciones, ni es agitado
de varios spíritus; mucho le debe interrogar cerca los exercicios, si los hace
a sus tiempos destinados y cómo; asimismo de las addiciones, si con diligencia
las hace, pidiendo particularmente de cada cosa destas. Habla de consolación y
desolación, núm. [316] de addiciones, núm. [73].
[6] En su lugar se verán las consolaciones y las
adiciones, como reglas para calibrar la reacción del espíritu y las iniciativas
para favorecer un ambiente de cooperación y docilidad a la presencia del
Espíritu. Pero en esta anotación se toma en serio que haya actividad
espiritual, porque lo propio es, que al ponerse en el rumbo de la Palabra y su
escucha, deban darse reacciones en favor o en contra. Esta preocupación no
recae solo sobre la actividad del/la ejercitante sino también sobre la
adecuación del material y quién lo provee, que es el/la Director@ Acompañante.
Nuestra época de cambios en las sensibilidades de la comunicación, nos previene
sobre darnos por satisfechos con lo comunicado sin pulsar la realimentación de los
ejercitantes. Sobre teología y religión cunden las opiniones contrarias o
polémicas o debatibles y hay que cuidar que el/la ejercitante no desvíe su
atención de lo que realmente busca.
[7] 7ª La séptima: el que da los
exercicios, si vee al que los rescibe, que está desolado y tentado, no se haya
con él duro ni desabrido, mas blando y suave, dándole ánimo y fuerzas para
adelante, y descubriéndole las astucias del enemigo de natura humana, y
haciéndole preparar y disponer para la consolación ventura.
REFLEXIÓN
[7] En el perfil del/la acompañante debe constar
una competencia: sensibilidad suficiente para detectar estados de ánimo,
empatía. Esta guía pastoral debió ser un hito en medio de la España en
transición del Medioevo al Renacimiento, en un ambiente de ortodoxia compulsada
por la sombra de una inquisición que atendía denuncias de iluminados. Un rasgo
sobresaliente de la interacción sanadora de quien orienta los ejercicios,
porque se espera que aporte ánimo, fortaleza y esperanza de que será consolad@
el/la ejercitante. Se trata de un binomio indispensable: verdad y esperanza.