sábado, 17 de diciembre de 2022

 


San León Magno Carta 31,2-3

De nada sirve reconocer a nuestro Señor como hijo de la bienaventurada Virgen María y como hombre verdadero y perfecto, si no se le cree descendiente de aquella estirpe que en el Evangelio se le atribuye. Pues dice Mateo: Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán; y a continuación viene el orden de su origen humano hasta llegar a José, con quien se hallaba desposada la madre del Señor. Lucas, por su parte, retrocede por los grados de ascendencia y se remonta hasta el mismo origen del linaje humano, con el fin de poner de relieve que el primer y el último Adán son de la misma naturaleza. Para enseñar y justificar a los hombres, la omnipotencia del Hijo de Dios podía haber aparecido, por supuesto, del mismo modo que había aparecido ante los patriarcas y los profetas, es decir, bajo apariencia humana: por ejemplo, cuando trabó con ellos un combate o mantuvo una conversación, cuando no rehuyó la hospitalidad que se le ofrecía y comió los alimentos que le presentaban.

REFLEXIÓN

En Jesús, toda carne ha sido restaurada, gratuitamente, para participar de la suya, que es novedad absoluta. Así no hay posibilidad de que nuestra humanidad no pueda regenerarse ante Dios, aunque no le parezca posible a los hombres. No hay exceso de humillación infligida a cualquier persona, que no pueda ser restaurada para gloria de su Señorío. Así ningún poder sobre la faz de la tierra lograría desvanecer la gloria de la carne humana restaurada ante la mirada amorosa del Padre

viernes, 16 de diciembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 3 de Adviento

Isaías 56,1-3a.6-8



REFLEXIÓN

"Guardad el derecho, practicad la justicia,

A esta voz si estamos en sintonía y confianza con el Señor más que nos nuestro ego, nos comprometemos desde el fondo, con gusto y gozo, echando un haz de luminosidad sobre nuestra existencia en relación con los demás y el entorno. Esta voz suscita una docilidad amorosa en quien nos llama a su redil y simplifica las interpretaciones, la casuísitica, la jurisprudencia, que como enredadera relativista crece con nuestro conocimiento, de lo que es o lo que no es. Esta voz nos vuelve al lenguaje del sí o no y nos aleja del sí pero, no pero, no sé, sin embargo, aunque … que son los subterfugios y trincheras en los que se afinca nuestra inteligencia caída.

Dichoso el hombre que obra así, dichoso el mortal que persevera en ello, que guarda el sábado sin profanarlo y guarda su mano de obrar el mal

אַשְׁרֵי (eh'-sher)

Bendito, bendecido, feliz, recto, honesto. Un cúmulo de cualificaciones para el hombre que vive según Dios. Es la vivencia de la felicidad, apreciada por aquél a quien se concede, pero no según el mundo. Una felicidad que es como plenitud en proceso mientras se hace el itinerario de la vida, con sus altos y bajos.

El dichoso y bendito se identifica con el Señor en su designio y habita en su voluntad todos lo días de su vida. Pone su confianza en el Señor, más allá de las apariencias que lo llaman a desistir.

aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración,

El contexto es la aceptación de los extranjeros en el pueblo elegido a la par de los hijos nativos. Sólo la miopía y astigmatismo hace del extranjero un excluído de la bendición y la elección. El único requisito es proceder con entrega a su alianza.

Es un texto que resuena en la expulsión de los comerciantes del Templo por Jesús.La codicia hizo el templo cueva de ladrones.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

Que Dios nos bendiga

Que el Señor nos bendiga con la felicidad que sólo Él sabe dar. La felicidad que se expresa en el discurso de Jesús en el monte, y se muestra en las situaciones que el mundo y su sabiduría no llamaría felicidad precisamente: pobreza material, duelo, hambre y sed de justicia, persecución, llanto, paciencia y mansedumbre.

Juan 5,33-36



REFLEXIÓN

No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis

Quienes necesitamos la verdad somos nosotros para nosotros mismos. La verdad del Señor es nuestra felicidad. Y Él será verdad lo aceptemos o no. Lo incluyamos en nuestra vida o no. Es un camino de felicidad para nosotros, pero de felicidad al estilo del Señor.

esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado

Nuestra fe y felicidad siempre andará hambrienta de confirmación. El Espíritu del Señor Jesús nos enseña a distinguir sus obras que nos confirman el camino del Padre.

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