Hebreos 7,25-8,6
REFLEXIÓN
Jesús puede salvar
definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive
siempre para interceder en su favor.
Cuando
el acompañamiento favorable que el Señor nos ha prometido y comprometido con su
fidelidad se hace abstracto, lejano y difícilmente se siente en la vida
ordinaria y en la tribulación, viene en nuestra ayuda esta verdad: Jesús vive
para interceder por nosotros.
Su
vida nueva no es sólo el ejemplar y modelo de lo que llegaremos a ser, ni
tampoco es solamente la victoria del Padre en su Hijo.
Es
la presencia dinámica e intercesora de Jesús el viviente por nosotros.
El
puesto de la espiritualidad y sus dinámicas de avivamiento enseñadas por los
maestros y guías en la historia del cristianismo católico es el de
personalizar, apropiar, hacer carne y sangre individual hasta la raíz de la
conciencia el evangelio como portador de salvación.
Si
palpamos que hay un desmayo y falta de brío en esta vivencia será por nuestro
impropia y desfasada comunicación de la espiritualidad como dinámica de apropiación
subjetiva.
Esta
radicalidad es la que aprecia la fe del creyente en Jesús muerto y resucitado.
Tal aprecio no se sostiene si esa fe no repercute más allá de la subjetividad.
Porque debe entenderse con la concepción del conocimiento que se valida en sus
consecuencias significativas.
En
la cultura semita no se concibe el conocimiento en otra forma. Y en el sentido
común tampoco. Solo en una época de desintegración pudo darse el divorcio entre
razón y praxis. Que no es lo mismo que consecuencias vitales y
significatividad.
En
ese sentido para nosotros los del siglo xxi esta fe radical debe significar,
sino perdemos la vida, en muchos sentidos.
separado de
los pecadores
En
el testimonio de Jesús encontramos a alguien creíble, de quien no se espera un
fraude, aunque no falta quienes lo están buscando e investigando afanosamente.
lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo
En
la historia de los sacrificios de religión, Jesús plantea una novedad: el
sacrificio de sí mismo.
El
sí mismo sacrificado ha sido reflexionado en la historia de la espiritualidad,
y admite muchas interpretaciones, experiencias y modalidades.
Está
por ejemplo la formulación de Ignacio de Loyola: alejarse del propio amor,
querer e interés.
Pero
la ciencia sicológica señala que es de temer lo que se desata cuando uno no se
quiere a sí mismo. Se requiere una sabiduría superior para captar la diferencia
existencial y vivencial del sentido de ese amor que hay que sacrificar para
caminar con fe en Jesús.
las palabras del juramento, posterior a la ley, consagran al
Hijo, perfecto para siempre.
La
institución ley por sí sola no salva.
Estos
sacerdotes están al servicio de un esbozo y sombra de las cosas
Parte de
nuestro proceso de conversión está involucrado en la destrucción y desapego de
ídolos y anticristos. Muchos hay que pasan por sacerdotes y ministros de alguna
salvación, pero están al servicio de esbozos, sombras y borradores. De nada
definitivo como Jesús el viviente.
Una
posible base para el sentido de las religiones en la encíclica Dominus Iesus
Salmo responsorial: 39
REFLEXIÓN
en cambio,
me abriste el oído
Nos
cansaremos alguna vez de darle vueltas al compromiso con la Palabra? Se trata
de escucharla y ponerla en práctica. Este es el verdadero sacrificio de Jesús y
en el que debemos seguirlo.
llevo tu ley
en las entrañas.
De
tal manera que cuando ya no escucho la Palabra, todo mi ser se estremece y me
lo da a entender: que estoy dejando de escuchar y ofrecerme en el único
sacrificio.
Marcos 3,7-12
REFLEXIÓN
Como había
curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para
tocarlo
La
necesidad, la carencia, el dolor, el sufrimiento, la miseria imparable de la
gente del tiempo de Jesús y de todo tiempo, hace pensar en un caldo de cultivo
de otros males, y también de redención.
Porque
a más de uno el servicio aportado por Jesús ha inspirado su propia vocación
para aliviar a las gentes.
No
solamente tal caldo de cultivo incita a la revancha del resentimiento incubado
por tanta frustración. No solamente la revolución que no construye lo
suficiente para compensar la destrucción ocasionada sale de ese caldo.
También
la revolución silenciosa de servicio por el reino va cundiendo con su alivio,
reparación, perdón, fraternidad.
Esto
debieron aprender de Jesús sus discípulos conviviendo con él: inspirarse en él
para servir la necesidad de muchos.
él les prohibía severamente que lo diesen a conocer
De
los espíritus inmundos no puede provenir la confesión y reconocimiento del Hijo
de Dios.
Jesús muestra
saber bien quién es él, su autenticidad, su misión, y saber que cuenta con el
amor de su Padre, de manera que no lo desvía, ni lo enajena, el elogio
desproporcionado y desde fuera, o el oprobio que victimiza.
Jesús de Nazaret como paradigma de
solidez y equilibrio que se autoustenta y se afirma en sus convicciones.
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