sábado, 1 de abril de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 5 de Cuaresma

Ezequiel 37,21-28



REFLEXIÓN

Yo voy a recoger a los israelitas por las naciones adonde marcharon, voy a congregarlos de todas partes y los voy a repatriar

El horizonte de la esperanza sentida del resto de pueblo deportado era ésa: volver al terruño.

Llegará un tiempo que la Palabra encarnada cumpla la promesa en otro horizonte: volver a vivir y reunir un pueblo renovado para siempre.

No se descartó una satisfacción, por otra más volátil. No se evaporó.

Porque la Palabra y sus apóstoles nos prometieron un reino de paz, de plenitud de toda aspiración de la creación, de una nueva creación, para todos y todas.

Si los inmigrantes o migrantes o desplazados en tierra extraña, huidos por razones de fuerza mayor, económica o de peligro para su vida, fueran repatriados en las condiciones positivas que vivieron antes de su tragedia, sería una bendición.

Esta es la bendición que habla el profeta, y es el aporte que el Señor brinda a sus pobres dispersos.

Porque el sentimiento de patria, hogar y terruño se hace doloroso con el alejamiento, forzoso o no. Y el retorno cumple sueños y anhelos atesorados en lo más profundo.

y un solo rey reinará sobre todos ellos

La Palabra en el humano balbucea una promesa con figuras del pasado, cuando se pensaba que eran felices.

Pero andando el tiempo la nueva realidad anunciada en un nuevo tiempo se irá distanciando de las figuras antiguas de la felicidad.

Para la Palabra todo tiempo venidero es mejor, contradiciendo nuestro aferramiento al pasado, y quebrando nuestra resistencia a la transformación.

Volver a tener una guía y autoridad que sea justa y apropiada es también una bendición.

Y cuando se ha perdido y no se tiene esa guía, o no se tiene orientación, la orfandad que sobreviene es muy triste.

Pero quedarse sin autoridad que sirva de liderazgo, es una responsabilidad de todos. Y los subordinados pecan en erosionarla con sus críticas y conspiraciones, ante la realidad que no se ajusta a todos sus deseos y veleidades.

No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías.

Desapareció la división política y se hizo un solo pueblo país.

Porque la división política es la manifestación de la ambición de poder, que puede constituirse en un medio pero no en un fin.

Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra.

Como un efecto de la nueva realidad en Jesús resucitado realizada, se hace posible la congruencia, el decir y hacer propio del Señor, en quien no hay sombra de conflicto.

La obediencia será palpablemente la unión de voluntades en el amor definitivo que nos vinculará al Señor.

Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis mandatos y cumplirán mis preceptos, poniéndolos por obra

Pero el esquema de realidad en Jesús se dio en forma inédita e innovadora, para escándalo y menosprecio de muchos.

Cosa que nos acontece con frecuencia, cuando la solución que se nos ofrece de parte del Espíritu, choca con lo que esperábamos y a lo que nos hemos aferrado.

cuando esté entre ellos mi santuario para siempre

Hoy este santuario es Jesús, rostro del Padre, con quien convivimos sobretodo en los más pequeños y necesitados.

Jesús es nuestro santuario y él hace extensiva esa condición a los suyos más pequeños.

Con los pequeños entre nosotros se ha ubicado el Señor, y lo que hagamos hacia ellos, lo hacemos para el Señor.

No se trata de exaltar al hombre y mujer, con una ideología de supremacía sino de la llamada a convertirnos en servidores del Señor no en otros sino entre nosotros mismos en cuanto pequeños.

Pero ese santuario, al menos en sus inicios, ni con mucho era comparable a la magnificencia del pasado. Era una pobre edificación, realizada con escasos recursos, como símbolo de la pobreza que vivían en su nuevo comienzo. Era una realidad muy humilde que llamaba a una conversión de los ojos y el corazón para aceptar lo que llegaba de manos de Dios.

Interleccional: Jeremías 31



REFLEXIÓN

"El que dispersó a Israel lo reunirá, / lo guardará como un pastor a su rebaño."

Un misterio permanente que requiere espíritus bizarros: por qué si el Señor nos ama, nos prueba?

convertiré su tristeza en gozo, / los alegraré y aliviaré sus penas

Demos gracias por la consolación cuando nos embarga, como prenda de bienes futuros y consuelo de la tristeza nocturna que pasa.

El servicio a la salvación de los pequeños en el Señor nos procura una gran alegría y satisfacción. El gozo de la comunidad nueva fundada en la compasión y solidaridad.

Juan 11,45-57



REFLEXIÓN

algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Jesús de Nazaret, hombre entre los hombres, no convencía a todos, y había quienes discrepaban.

Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación

Hay quienes interpretan los signos de los tiempos con luces meramente humanas sin alcanzar a descifrar la novedad que se anuncia.

Los propios intereses egoístas individuales y de grupo que no se depuran generosamente, se erigen como barreras para captar esa novedad.

Se entiende que uno como Jesús, que no estaba adscrito en su ministerio a ninguna delegación por parte de alguna institución vigente en su tiempo, sino que pasa por un espontáneo, resultara sospechoso y levantara inquietudes, sobretodo en un ambiente controlado por un poder romano, susceptible a cualquier levantamiento o conspiración. Para lo cual había antecedentes.

Para la dirigencia la peligrosidad de Jesús con sus signos estriba en que su liderazgo se acrecienta, y temen que el mismo acarree la destrucción por Roma. ¿Qué tendría Roma que temer objetivamente de un tal Jesús? Su capacidad en aumento de convocatoria y respaldo de las masas. Sería esa la misma evaluación que hacían los romanos o era más bien una excusa de la dirigencia para no ser rebasada y perder poder? Los más inclinados al cambio sociopolítico defienden que efectivamente Jesús ejercía un liderazgo cuyas consecuencias políticas eran intencionales. Los que defienden sólo la causa teológica, minimizan esta hipótesis.

No parece que la encarnación del Designio del Padre en Jesús, pueda escaparse de imbricarse con las fuerzas sociales, políticas, económicas y culturales que se agitan y constituyen la realidad.

Una expresión congruente del designio de shalom del Padre es pensar que la intencionalidad de la causa de Jesús era pacífica, y para un reino de justicia y de paz.

Pero que promoverla despertaba la violencia de la defensa de intereses egoístas de clase, de estatus, de poder.

Y esas fuerzas oscuras soliviantadas por el temor a perder vigencia y estatus se alzaron para acallar al humilde siervo de Yavé y profeta inerme: Jesús.

no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene(dei) que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente

No entendemos sino con ayuda del Espíritu de Dios el alcance de ciertas palabras y acontecimientos.

Nos toca pedir con humildad la capacidad de vislumbrar. Si nos es concedida, dejarnos guiar por los más sabios y el más sabio, a los horizontes deseados por el Señor.

Es un sentido del tiempo, que requiere paciencia y docilidad, apertura y confianza en la esperanza salvífica que compartimos.

Por lo tanto la muerte de Jesús formó parte de la consideración del bien común, por parte de los responsables de su época.

Los seguidores de Jesús son profunda y esencialmente perturbadores de toda perspectiva sobre bien común que no se alinee sobre la inspiración de Jesús de Nazaret: amor entrañable por los más pequeños.

Ese dei, conveniencia del designio, era y es la marca que identifica la intervención del Señor en su obra, a los ojos de los creyentes.

Lo que dijo Caifás era verdad, pero ni él mismo supo la hondura de su profecía.

La muerte de Jesús no los salvó de la catástrofe, porque esa casta sucumbió más tarde. En todo caso retrasó su realización.

Lo que sí, la conveniencia de la muerte de Jesús tenía un sentido más abarcador, sensus plenior, porque afectaba la posibilidad de cambio del reino del mal, la inequidad y el desamor en el mundo.

Esa muerte era el exorcismo radical, definitivo y final del usurpador posesionado y maligno de este mundo.

por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

La silente y queda revolución del Padre.

Y aquel día decidieron darle muerte

Jesús es prototipo de los que sin ser oídos ya están sentenciados, incluso ignorándolo.

pasaba allí el tiempo con los discípulos

Jesús ya no piensa en sí, en su seguridad sino en apuntalar a sus seguidores para que prosigan la obra del Padre.

Luego discutiremos encarnizadamente si dejó o no una institución, porque a muchos no les gusta la forma de la actual iglesia jerárquica.

Lo cierto es que Jesús no pensó que con su muerte terminaba todo.

Para lograr horas de vida, Jesús pasa a la clandestinidad y dedica su tiempo intensivamente a preparar sus seguidores, para que no muera con él el amor del Padre, y permanezca en los pequeños, para todos hasta que llegue el fin.

Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Y así Jesús entra en el tormento de temer la muerte antes que efectivamente llegue. Vive la inseguridad de la propia vida y teme perderla.

Jesús asume cada resquicio de nuestro penar para transformarlo en su Pascua como energía nueva, creativa de la novedad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1642135353476751360?s=20

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Ezequiel 37,21-28

Nuevo comienzo para un pueblo unificado bajo un liderazgo, quizás discutible porque se trata de la Casa de David, cuyo consenso no es unánime. Por eso se trata de una renovacón humilde, que no se puede pretender bajo categorías más brillantemente realizadas del pasado. Qué tipo de Rey? Qué tipo de líder? Hay que ponerse de acuerdo. Es imperativo para poder sobre vivir y llegar al shalom

Interleccional: Jeremías 31

El líder es un pastor más bien. Es el Pastor supremo. Es el mismo Dios. Como en tantas ocasiones en que en medio de una confusión y desorganización generalizada, para dolor y muerte de algunos, es impactanto cómo hay cierto ordenamiento que se mantiene, como si cada uno supiera qué hacer, aunque no haya dirigentes.

Juan 11,45-57

La profecía por ser del Sumo Sacerdote de turno era respetable, con su propio peso teológico. Y se compone de una muerte vicaria por todo el pueblo o nación, para que los Romanos no intervengan, argumento del temor, y para reunir los hijos de Dios dispersos, que se discute serían los diferentes grupos religiosos separados y /o también, los gentiles .

En todo caso resultó una profecía de largo alcance, hasta la fecha.

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


San Gregorio Nacianceno Sermón 45, 23-24

Vamos a participar en la Pascua, ahora aún de manera figurada, aunque ya más clara que en la antigua ley (porque la Pascua de la antigua ley era, si puedo decirlo así, como una figura oscura de nuestra Pascua, que es también aún una figura). Pero dentro de poco participaremos ya en la Pascua de una manera más perfecta y más pura, cuando el Verbo coma y beba con nosotros la Pascua nueva en el reino de su Padre, cuando nos revele y nos descubra plenamente lo que ahora nos enseña sólo en parte.

REFLEXIÓN

La Historia de Salvación, manifiesta en esta historia cronológica, tiene una figura oscura, otra más clara y una realidad definitiva. Estamos en un período intermedio se puede decir, precedidos pero en camino aún.

Porque siempre es nuevo lo que en un momento dado aprendemos. Qué cosa sea aquella bebida y aquella comprensión plena, corresponde a nosotros aprenderlo, y a él enseñárnoslo e impartir esta doctrina a los discípulos. Pues la doctrina de aquel que alimenta es también alimento. Nosotros hemos de tomar parte en esta fiesta ritual de la Pascua en un sentido evangélico, y no literal, de manera perfecta, no imperfecta; no de forma temporal, sino eterna. Tomemos como nuestra capital, no la Jerusalén terrena, sino la ciudad celeste; no aquella que ahora pisan los ejércitos, sino la que resuena con las alabanzas de los ángeles. Sacrifiquemos no jóvenes terneros ni corderos con cuernos y uñas, más muertos que vivos y desprovistos de inteligencia, sino más bien ofrezcamos a Dios un sacrificio de alabanza sobre el altar del cielo, unidos a los coros celestiales. Atravesemos la primera cortina, avancemos hasta la segunda y dirijamos nuestras miradas al Santísimo. Yo diría aún más: inmolémonos nosotros mismos a Dios, ofrezcámosle todos los días nuestro ser con todas nuestras acciones. Estemos dispuestos a todo por causa del Verbo; imitemos su Pasión con nuestros padecimientos, honremos su sangre  con nuestra sangre, subamos decididamente a su cruz. Si eres Simón Cireneo, coge tu cruz y sigue a Cristo. Si estás crucificado con él como un ladrón, como el buen ladrón confía en tu Dios. Si por ti y por tus pecados Cristo fue tratado como un malhechor, lo fue para que tú llegaras a ser justo. Adora al que por ti fue crucificado, e, incluso si tú estás crucificado por tu culpa, saca provecho de tu mismo pecado y compra con la muerte tu salvación. Entra en el paraíso con Jesús y descubre de qué bienes te habías privado. Contempla la hermosura de aquel lugar y deja que fuera muera el murmurador con sus blasfemias. Si eres José de Arimatea, reclama su cuerpo a quien lo crucificó y haz tuya la expiación del mundo. Si eres Nicodemo, el que de noche adoraba a Dios, ven a enterrar el cuerpo y úngelo con ungüentos. Si eres una de las dos Marías, o Salomé, o Juana, llora desde el amanecer; procura ser el primero en ver la piedra quitada y verás quizá a los ángeles o incluso al mismo Jesús.

REFLEXIÓN

Tomar parte en un sentido evangélico, es perpetrar una voladura del esquema del tiempo cronológico y migrar a la dimensión que es novedad en proceso. Es preciso un esfuerzo de actualización, no de imaginación, de convencimiento, no de ilusión, para participar como actores en los acontecimientos evangélicos que rasgaron la cotidianidad de la cruz, muerte y resurrección. No hay condición humana, aún pecadora y culpable que no pueda identificarse con la pascua, hacerla suya, y asumir lo propio.