miércoles, 13 de septiembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 23 de Tiempo ordinario

Año Impar


Colosenses 3,1-11



REFLEXIÓN


habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios


Estamos vivos, pero escondidos con Cristo en Dios. Actualmente ya morimos y estamos muertos. Una paradoja viviente somos.


Sacramentalmente por el bautismo, en efecto o por intención u opción fundamental, por lo correcto, el bien, lo justo, la verdad.


Esta perspectiva y visión no es evidente, ni comprobable, sino de fe o visión cristiana.


Según ella estamos en una latente vigencia de vida, con Cristo en Dios.


Como los años entre la infancia y la pubertad, cuando todavía no aparece lo que seremos en la apariencia: nuestra estatura definitiva, nuestro físico en plenitud de adultez. Tomará sus años.


Como en el amor genuino de pareja, que late en él/ella lo que podrá ser, su futuro despliegue. Es un amor escondido en las palabras hermosas, que sólo en el pasar del tiempo se profundizará y aportará muestras de entrega.


la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría


Se trata de la idolatría como estilo de vida. A la letra: adoración de lo que aparece, de la apariencia, de lo que deslumbra.


Podríamos decir que se trata de la tendencia a regirse por las apariencias.


Con lo cual entramos de lleno en una época como la nuestra, que se enfoca en la imagen de lo atractivo, bello, sensual, agradable como prioridad de vida. La cultura de la imagen


Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo


Nuestra responsabilidad, en lo que sí podemos responder, es entrar y seguir un proceso de revestimiento de hombre nuevo en nuestras obras.


En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.


Aunque no cayeran definitivamente las etiquetas y las clasificaciones por medio de las cuales ordenamos la realidad y establecemos jerarquías, Cristo trasciende todo y hace posible-o sea que sí se puede- el proceso del hombre nuevo como él.


Las diferencias no se pueden negar y seguirán existiendo, pero en Cristo son trascendibles.


Salmo responsorial: 144



REFLEXIÓN


Día tras día, te bendeciré / y alabaré tu nombre


Ese paso tras paso, cotidiano, es lo que nos cuesta fijar en nuestro derrotero, y huimos al pasado, para auto justificarnos y al futuro para soñar como omnipotentes.


Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado


Las criaturas hablan de su criador y nos recomiendan adorarlo y servirlo como ellas.


Lucas 6,20-26



REFLEXIÓN


Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios


Despojados de la ambición, de la avaricia y la acumulación de bienes de cualquier tipo, entienden cuál y cómo es el reinar de Dios.


La dinámica de su dominio está en el compartir.


Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados


Porque la palabra que sale de la boca de Dios será la que los sacie.


Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis


Hay promesa y esperanza que tras el dolor vendrá la alegría. Tras la desolación la consolación.


Nuestro tiempo está dedicando especial concentración de atención y cuidado a la realidad social de los despojados de bienes de este mundo.


Se insiste con razón que la creación es para que todos vivan a plenitud los bienes de la vida y que no existan excluidos porque si no se viola sus derechos al bienestar material, y su derecho a la felicidad de este mundo, y a la dignidad de hijos de Dios, hermanos entre sí.


Lo que podemos olvidar o menospreciar cuando insistimos en este enfoque es la felicidad y dicha anunciada a los que asumen la falta de posesión como una liberación para el mundo venidero y se abren en su carencia a la dicha de la unión definitiva con el Padre.


Esto también es evangelio, buena nueva. Y si dejamos de señalar el Principio y fundamento, fallamos en la consistencia de nuestra misión.


Por eso en los ejercicios espirituales ignacianos se abre al horizonte último de la unión desde el principio, y se cierra con la metodología y proceso de peregrinaje en la Contemplación para alcanzar amor.


Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre-


Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo

Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas


Lo que acarrea vivir en contracultura de la idolatría circundante. Lo que acarrea vivir la palabra y significarla en un estilo de vida.


Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."


Los ayes o lamentaciones, al estilo profético, no son maldiciones, sino dolor, como el de Jesús cuando llora sobre Jerusalén, porque el estilo de vida idólatra no cesa ni cesará, y el camino de vida para muchos se perderá.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1701925504729726998?s=20


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Colosenses 3,1-11

Una vida escondida en Dios implica cierta falta de protagonismo de la propia fe, inmersa como está en el Misterio Absoluto del Dios Vivo. Sólo por su gratuita donación se asoma en nuestra representación mental y verbal una semejanza, un parecido, una analogía, que confiamos corresponda a la realidad desconocida perceptualmente de Dios.

Salmo responsorial: 144

Día tras día bendecirlo implica estar conscientes que sólo tenemos el día presente para construir desde la fe, porque el pasado no existe sino el recuerdo intepretado por nuestro afecto, y el futuro tampoco existe sino nuestra fantasía e imaginación. Es el Jesús del evangelio quien nos exhorta a vivir el presente en su presencia.

Lucas 6,20-26

Es aleccionador comparar las dos versiones de las bienaventuranzas, la de Mateo y la de Lucas, y captar semejanzas y diferencias, para entender los énfasis que estos autores, quienes tienen la vocería de comunidades históricas de fe, ponen en sus escritos que aceptamos como inspirados por el Espíritu de Jesús.

DOCTORES DE LA IGLESIA

13 de septiembre
San Juan Crisóstomo Obispo y doctor de la Iglesia

Nació en Antioquía, hacia el año 349; después de recibir una excelente formación, comenzó por dedicarse a la vida ascética. Más tarde, fue ordenado sacerdote y ejerció, con gran provecho, el ministerio de la predicación. El año 397 fue elegido obispo de Constantinopla, cargo en el que se comportó como un pastor ejemplar, esforzándose por llevar a cabo una estricta reforma de las costumbres del clero y de los fieles. La oposición de la corte imperial y de los envidiosos lo llevó por dos veces al destierro. Acabado por tantas miserias, murió en Comana, en el Ponto, el día 14 de septiembre del año 407. Contribuyó en gran manera, por su palabra y escritos, al enriquecimiento de la doctrina cristiana, mereciendo el apelativo de Crisóstomo, es decir, «Boca de oro».

De las homilías de san Juan Crisóstomo, obispo

Muchas son las olas que nos ponen en peligro, y una gran tempestad nos amenaza: sin embargo, no tememos ser sumergidos porque permanecemos de pie sobre la roca. Aun cuando el mar se desate, no romperá esta roca; aunque se levanten las olas, nada podrán contra la barca de Jesús. Decidme, ¿qué podemos temer? ¿La muerte? Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la llena. ¿La confiscación de los bienes? Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Yo me río de todo lo que es temible en este mundo y de sus bienes. No temo la muerte ni envidio las riquezas. No tengo deseos de vivir, si no es para vuestro bien espiritual. Por eso, os hablo de lo que sucede ahora exhortando vuestra caridad a la confianza. ¿No has oído aquella palabra del Señor: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio ellos? Y, allí donde un pueblo numeroso esté reunido por los lazos de la caridad, ¿no estará presente el Señor? me ha garantizado su protección, no es en mis fuerzas que me apoyo. Tengo en mis manos su palabra escrita. Éste es mi báculo, ésta es mi seguridad, éste es mi puerto tranquilo. Aunque se turbe el mundo entero, yo leo esta palabra escrita que llevo conmigo, porque ella es mi muro y mi defensa. ¿Qué es lo que ella me dice? Yo estoy con otros todos los días, hasta el fin del mundo. Cristo está conmigo, ¿qué puedo temer? Que vengan a asaltarme las olas del mar y la ira de los poderosos; todo eso no pesa más que una tela de araña. Si no me hubiese retenido el amor que os tengo, no hubiese esperado a mañana para marcharme. En toda ocasión yo digo: «Señor, hágase tu voluntad: no lo que quiere éste o aquél, o lo que tú quieres que haga». Éste es mi alcázar, ésta es mi roca inamovible, éste es mi báculo seguro. Si esto es lo que quiere Dios, que así se haga. Si quiere que me quede aquí, le doy gracias. En cualquier lugar donde me mande, le doy gracias también. Además, donde yo esté estaréis también vosotros, donde estéis vosotros estaré también yo: formamos todos un solo cuerpo, y el cuerpo no puede separarse de la cabeza, ni la cabeza del cuerpo. Aunque estemos separados en cuanto al lugar, permanecemos unidos por la caridad, y ni la misma muerte será capaz de desunirnos. Porque, aunque muera mi cuerpo, mi espíritu vivirá y no echará en olvido a su pueblo. Vosotros sois mis conciudadanos, mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis miembros, mi cuerpo y mi luz, una luz más agradable que esta luz material. Porque, para mí, ninguna luz es mejor que la de vuestra caridad. La luz material me es útil en la vida presente, pero vuestra caridad es la que va preparando mi corona para el futuro.

REFLEXIÓN

Vivir para un mundo que se estima real pero no es material es un bravo desafío en nuestro presente. Sólo cuenta para muchos, diaria y cotidianamente, lo que podemos evidenciar materialmente y aun positivamente. El bien allende, por sí solo nada puede con el aquende. Si no somos nutridos y fortalecidos constantemente por la caridad donada del Espíritu, para mantenernos en la esperanza de que compartiremos la gloria y resistiremos los embates de este mundo cerrado en su materialidad.