lunes, 5 de febrero de 2024

DOCTORES DE LA IGLESIA


 

LA ALEGRÍA DEL ESPÍRITU SANTO COMPARTIDA

San Buenaventura  Breviloquio, prólogo 

El origen de la sagrada Escritura no hay que buscarlo en la investigación humana, sino en la revelación divina, que procede del Padre de los astros, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, de quien, por su Hijo Jesucristo, se derrama sobre nosotros el Espíritu Santo, y, por el Espíritu Santo, que reparte y distribuye a cada uno sus dones como quiere, se nos da la fe, y por la fe habita Cristo en nuestros corazones. 

REFLEXIÓN

Se corta así por lo sano la discusión eterna sobre el origen de la Sagrada Escritura. Es un tema de fe, no de investigación humana. Si algo habría que discutir, es sobre la fe y su pretensión de alcanzar el origen, privando al esfuerzo humano de comprensión, dada por el mismo Creador, propia y según la coherencia y consistencia de sus métodos.

En esto consiste el conocimiento de Jesucristo, conocimiento que es la fuente de la que dimana la firmeza y la comprensión de toda la sagrada Escritura. Por esto, es imposible penetrar en el conocimiento de las Escrituras, si no se tiene previamente infundida en sí la fe en Cristo, la cual es como la luz, la puerta y el fundamento de toda la Escritura. 

Se trata de una contradicción radical: conocimiento por la fe de Jesucristo mediante la fe previamente infundida, donada, dispensada y que actúa como según las imágenes como luz porque alumbra la oscuridad del misterio, como puerta porque permite entrar desde dentro y no por violencia, y fundamento porque sin ese paso lo que venga no podrá darse.

REFLEXIÓN

En efecto, mientras vivimos en el destierro lejos del Señor, la fe es el fundamento estable, la luz directora y la puerta de entrada de toda iluminación sobrenatural; ella ha de ser la medida de la sabiduría que se nos da de lo alto, para que nadie quiera saber más de lo que conviene, sino que nos estimemos moderadamente, según la medida de la fe que Dios otorgó a cada uno. 

REFLEXIÓN

Se trata con la fe de una sabiduría donada, de lo alto o de lo profundo, según las tendencias espaciales de tal o cual generación a lo largo de los siglos.  Una sabiduría que opera como un sometimiento, o cesión de derechos, una sumisión, docilidad u obediencia, que obviamente resulta discordante en un ambiente rígido en cuanto a la afirmación del intelecto humano como medida de todas las cosas.

La finalidad o fruto de la sagrada Escritura no es cosa de poca importancia, pues tiene como objeto la plenitud de la felicidad eterna. Porque la Escritura contiene palabras de vida eterna, puesto que se ha escrito no sólo para que creamos, sino también para que alcancemos la vida eterna, aquella vida en la cual veremos, amaremos y serán saciados todos nuestros deseos; y, una vez éstos saciados, entonces conoceremos verdaderamente lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano, y así llegaremos a la plenitud total de Cristo. 

REFLEXIÓN

El fin de tal estilo de vida, que tanto descompone la autonomía del conocimiento humano, es alcanzar la vida que, como alternativa a esta, no tiene fin, y por lo tanto implica la felicidad plena, que consiste en ver, amar y saciar todo anhelo.De esto y su valor en los tiempos presentes, nos son testigos las investigaciones humanas que plantean la dinámica de la búsqueda de la plenitud de los hombres y mujeres. Porque ellas arrojan, que llevamos muy profundamente el anhelo, el deseo, la ansiedad por ser más.

En esta plenitud, de que nos habla el Apóstol, la sagrada Escritura se esfuerza por introducirnos. Ésta es la finalidad, ésta es la intención que ha de guiarnos al estudiar, enseñar y escuchar la sagrada Escritura. 


REFLEXIÓN

Dedicarse a la Escritura, es consagrarse a vivir con ilusión de eternidad y plenitud.

Y, para llegar directamente a este resultado, a través del recto camino de las Escrituras, hay que empezar por el principio, es decir, debemos acercarnos, sin otro bagaje que la fe, al Padre de los astros, doblando las rodillas de nuestro corazón, para que él, por su Hijo, en el Espíritu Santo, nos dé el verdadero conocimiento de Jesucristo y, con el conocimiento, el amor, para que así, conociéndolo y amándolo, fundamentados en la fe y arraigados en la caridad, podamos conocer lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo de la sagrada Escritura y, por este conocimiento, llegar al conocimiento pleno y al amor extático de la santísima Trinidad; a ello tienden los anhelos de los santos, en ello consiste la plenitud y la perfección de todo lo bueno y verdadero.

REFLEXIÓN

Tal es el compromiso con la plenitud que anima este estudio de La Escritura por fe, que no se puede dar sin un trabajo por la perfección de lo bueno y verdadero,  de lo ético, lo conveniente, lo razonable y lo responsable desde ahora en esta convivencia humana

domingo, 4 de febrero de 2024

PALABRA COMENT


 

Domingo 5 de tiempo ordinario

Job 7,1-4.6-7





REFLEXIÓN

El tono amargo parece una ofensa para el Creador, que todo lo hizo bueno. 

Pero no se puede negar, a menos de ser hipócrita que los hilos de la desdicha se cruzan con los de la felicidad en el tejido de la vida.

Y hay momentos, estaciones y épocas que la tristeza se estaciona sobre el ánimos como nubes de tormenta que se acumulan antes de caer como agua lluvia.

Parece entonces cosa de locos negar la zona oscura de la vida por mantenerse en una fe teológica que se abraza a la esperanza.

En nuestro tiempo globalizado si algo sobresale en los medios es el infortunio de la gente, de las comunidades, de los pueblos. Una algarabía de llanto y quebranto con muy pocos que aun guarden la energía para dar voces de aliento.

Pero en ese aliento vive el Espíritu que así se hace presente en el drama humano de la creación y seduce nuestra libertad, para asentir a la esperanza de la vuelta de la realización, de la felicidad, de las arras del Reino.

Salmo responsorial: 146





REFLEXIÓN

Él sana los corazones destrozados, / venda sus heridas

Una modalidad de ateísmo pretende hacer de la soledad del no creyente un baluarte de valentía que se las arregla solo frente a los avatares de la existencia.

Merece respeto por su posición, ni plañidera ni dependiente.

Pero son más los que reconocen que crecen mejor con un sentido de consuelo por parte del Señor en el horizonte vital.

Jesús de Nazaret enseñó que la filiación es un vínculo que requiere valentía y decisión, tanto o más que el ateo.

Creer al Padre y promoverlo, fue el fin de la existencia de Jesús  y este sentido se mantuvo lo suficientemente sólido, como para asistirlo hasta la cruz.

1Corintios 9,16-19.22-23





REFLEXIÓN

si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio

Pablo ve en su misión, mantenida a pesar de los conflictos y sinsabores, la presencia del Espíritu de Jesús que lo llamó. Y en ello su consuelo.

siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles.

La superación del infortunio mediante la solidaridad con otros es una manera de proclamar la existencia de un Espíritu que alienta en la historia más allá de nosotros mismos.

Como la madre que se mantiene al lado de la cama del hijo enfermo, a pesar de su cansancio. Como el padre que sigue en el trabajo ingrato por el sustento de su familia. Y así ejemplos hay en miríadas.

Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

El trabajo por el reino es en sí una realización plena.

Marcos 1,29-39





REFLEXIÓN

y allí se puso a orar

Jesús ora para dar gracias por los que pudo curar y por el dolor y desconsuelo de tantos que siguen en sus dolencias y pueden perder la esperanza en el Padre.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1358375734805471232?s=20
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Job 7,1-4.6-7

Salmo responsorial: 146

1Corintios 9,16-19.22-23

Marcos 1,29-39