miércoles, 14 de febrero de 2024

BEATO CARLO




 De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios
(Cap. 7, 4--8, 3; 8, 5--9, 1; 13, 1-4; 19, 2: Funk, 1, 71-73. 77-79. 87)
 
CONVERTÍOS
 

Fijémonos atentamente en la sangre de Cristo y démonos cuenta de cuán valiosa es a los ojos del Dios y Padre suyo, ya que, derramada por nuestra salvación, ofreció a todo el mundo la gracia de la conversión.

 Recorramos todas las etapas de la historia y veremos cómo en cualquier época el Señor ha concedido oportunidad de arrepentirse a todos los que han querido convertirse a él. Noé predicó la penitencia, y los que le hicieron caso se salvaron. Jonás anunció la destrucción a los ninivitas, pero ellos, haciendo penitencia de sus pecados, aplacaron la ira de Dios con sus plegarias y alcanzaron la salvación, a pesar de que no pertenecían al pueblo de Dios.

 Los ministros de la gracia divina, inspirados por el Espíritu Santo, hablaron acerca de la conversión. El mismo Señor de todas las cosas habló también de la conversión, avalando sus palabras con juramento: Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta, añadiendo además aquellas palabras tan conocidas: Cesad de obrar mal, casa de Israel. Di a los hijos de mi pueblo: «Aunque vuestros pecados lleguen hasta el cielo, aunque sean como la grana y rojos como escarlata, si os convertís a mí de todo corazón y decís: "Padre", os escucharé como a mí pueblo santo que sois.»

 Queriendo, pues, que todos los que él ama se beneficien de la conversión, confirmó aquella sentencia con su voluntad omnipotente.

Sometámonos, pues, a su espléndida y gloriosa voluntad, e, implorando humildemente su misericordia y benignidad, refugiémonos en su clemencia, abandonando las obras vanas, las riñas y la envidia, cosas que llevan a la muerte. Seamos, pues, hermanos, humildes de espíritu; abandonemos toda soberbia y altanería, toda insensatez, y pongamos por obra lo que está escrito, pues dice el Espíritu Santo: No se gloríe el sabio de su sabiduría, no se gloríe el fuerte de su fortaleza, no se gloríe el rico de su riqueza, quien se gloríe, que se gloríe en el Señor, buscándolo a él y obrando el derecho y la justicia, recordando sobre todo las palabras del Señor Jesús, con las que enseña la equidad y la bondad.

 En efecto, él dijo: Sed misericordiosos y alcanzaréis misericordia; perdonad y seréis perdonados; como vosotros hagáis, así se os hará a vosotros; dad y se os dará; no juzguéis y no seréis juzgados; en la medida en que seáis benignos, experimentaréis la benignidad; con la medida con que midáis se os medirá a vosotros.

 Ajustemos nuestra conducta a estos mandatos y así, obedeciendo a sus palabras, comportémonos siempre con toda humildad. Dice, en efecto, la palabra de Dios: En ése pondré mis ojos: en el humilde y el abatido que se estremece ante mis palabras.

 De este modo, imitando las obras de tantos otros, grandes e ilustres, corramos de nuevo hacia la meta que se nos ha propuesto desde el principio y que es la paz; no perdamos de vista al que es Padre y Creador de todo el mundo, y tengamos puesta nuestra esperanza en la munificencia y exuberancia del don de la paz que nos ofrece.

martes, 13 de febrero de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Martes 6 de tiempo ordinario

Santiago 1,12-18



REFLEXIÓN

Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie

Es una base para creer que de parte de Él no debemos esperar daño ni castigo, pero tampoco sufrimiento, porque su proyecto y designio es de vida.

El sufrimiento que asumimos por ser dóciles o indóciles a su voluntad es la antesala de la muerte, precio del pecado: ese misterio de iniquidad que nos sigue acosando aunque sus días están contados.

La tentación y el sufrimiento viene del lado oscuro permitido por el Señor para ejercer nuestra libertad para el designio.

Mis queridos hermanos, no os engañéis

No nos hagamos víctimas absolutas, porque nos cabe algún género de responsabilidad en lo que acontece, aun por omisión.

Salmo responsorial: 93



REFLEXIÓN

Cuando me parece que voy a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostiene;

En todo momento su misericordia está disponible, porque entiende nuestra debilidad constitutiva.

Marcos 8,14-21



REFLEXIÓN

"Lo dice porque no tenemos pan."

Nuestra fatiga por la tierra no permite entender la comunicación sobre el cielo. 

La ideología contemporánea se sigue esforzando en ese olvido e incomprensión.

Por ello para muchos el reino sólo es tierra, y nada más.

El fenómenos del equívoco en la comunicación también se dio entre Jesús y sus allegados. 

La Palabra se hizo carne, implica este riesgo de ser erróneamente interpretada.

¿Y no acabáis de entender?"

Que lo que produce tales efectos como responder el hambre de muchos, es iniciativa del Señor, que vela por sus hijos? 

La iniciativa es del cielo, y la tierra se beneficia con su intervención.

¿Os acordáis?"

El oráculo del Señor es una invitación permanente a la memoria de su intervención.

Nuestra tendencia es a olvidarla y por lo mismo a desesperarnos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1493567196244713472?s=20&t=yjM8IjY-WeDpnR7zYHFvPg

https://x.com/motivaciondehoy/status/1757358971415834726?s=20

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Santiago 1,12-18

Salmo responsorial: 93

Marcos 8,14-21