martes, 24 de septiembre de 2024

SAN CARLO DE JESUS ACUTIS DE ASIS


 


MARTES, XXV SEMANA

Del tratado atribuido a San Germán de Constantinopla, sobre la contemplación

de los bienes eclesiásticos

(PG 98, 442-443)

Todos nosotros te glorificamos a ti, Dios nuestro, en medio de una profunda

tranquilidad

Padre nuestro, que estás en los cielos. Realmente él es el Padre de todos nosotros y a todos nos conserva en el ser. ¿Le llamas Padre? Regula tu vida como el Hijo, de que seas grato y puedas complacer a ese Padre tuyo que está en los cielos. Porque, ¿quién militando a las órdenes del poderoso príncipe de este mundo y del mundo infernal, que ha adoptado como hijo, se atreverá, con sus

malas obras, llamar Padre al Autor y al Señor de todo bien? Consta que este tal a quien llama Padre no es al Señor de los ejércitos, sino al adversario, cuyas obras realiza. 

Oh hombre, ¿llamas Padre a Dios? Muy bien dicho, pues es Padre y Autor de todos nosotros: pero date prisa en cumplir aquellos deberes que agraden a tu Padre. Si, por el contrario, tus obras son malas, es evidente que invocas al diablo como padre, pues él es el jefe de los malos. Por tanto huye inmediatamente de él, y trata de agradar a tu buen Padre y procreador tuyo.


Santificado sea tu nombre. El nombre es el del Hijo de Dios y que nosotros llevamos. El es Cristo y, nosotros, cristianos, y de su nombre hemos derivado nuestro apellido. Cierto, Dios es realmente santo: lo que pedimos es que su

nombre sea santificado en nosotros, lo cual constituye nuestra propia tarea en perfecto acuerdo con la razón: haga santo y absolutamente puro nuestro cuerpo, para que sea hallado irreprochable el día del juicio. ¿Es que tal vez Dios no es santo? Evidentemente que lo es; pero tú oras: 


Santificado sea tu nombre en mí,

para que los hombres vean mis buenas obras y te den gloria a ti, Padre y hacedor mío.


Venga a nosotros tu reino. El reino de Dios es el Espíritu Santo. Lo dice el mismo Señor: El reino de Dios está dentro de vosotros. En efecto, al Espíritu Santo, juntamente con el Padre y con el Hijo, le corresponde reinar, pues él santifica e ilumina a las potestades espirituales y angélicas, a los ejércitos

celestiales y a todo hombre que viene al mundo y cree en el nombre del Padre, y

del Hijo, y del Espíritu Santo. El es realmente Rey de la tierra, de todo lo visible e invisible. Pero así como una ciudad asediada por el enemigo pide refuerzos al rey, así también nosotros, asediados por los poderes adversos y por los pecados, recurrimos a Dios en busca de auxilio para que nos libere. ¿Lo llamas Rey?

Conviértete en soldado espiritual, de forma que agrades al Rey que te ha enrolado en su ejército. Y ¿qué? ¿Es que Dios no es rey, dado que su reino está por venir? Ciertamente es un rey universal. Pero así como una ciudad

asediada... (según el ejemplo antes alegado). Otra explicación: al decir el profeta: Dios reinó sobre las naciones, empleando el pretérito en lugar del futuro, por esta razón rezamos a grandes voces: 


Venga a nosotros tu reino,

Señor, sobre nosotros que somos las naciones.


Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. La voluntad de Dios Padre es la economía de su Hijo. En el cielo, los ángeles viven en la concordia y en la común armonía: por eso, también nosotros buscamos vivir en un amor sincero. Todo cuanto quieres y persigues, se hace en el cielo: haz lo posible para que esto mismo se haga en la tierra. El sentido es éste: Señor, así como en el cielo se hace tu voluntad, y todos los ángeles viven en paz, y no hay entre ellos ni agredido ni agresor, no hay ni ofendido ni ofensor, no hay quien declare la guerra ni quien la sufra, sino que todos te glorifican en medio de una profunda tranquilidad, paralelamente hágase tu voluntad también entre nosotros los

hombres que habitamos la tierra, para que todas las naciones, a una voz y con un solo corazón, te glorifiquemos a ti, hacedor y Padre de todos nosotros.

lunes, 23 de septiembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 25 de tiempo ordinario

 

Año Par

 

Proverbios 3, 27-34



REFLEXIÓN

 

pero se confía(sod:íntimo, consejero secreto) a los hombres rectos(yashar:honesto)

Los Proverbios forman parte en primer término de la sabiduría popular: la experiencia que adquieren los pueblos por observación, repetición y transmisión.

En las diferentes culturas del antiguo oriente se daba, como se da ahora en todo pueblo, una manera propia de ver la vida, sus aciertos y riesgos, para prevenir el peligro y lograr éxito. 

Figuran esta sabiduría dichos y refranes en la Palabra inspirada del Señor porque Israel tuvo por asistencia de Dios la sabiduría práctica que desarrolló a lo largo de su existencia, con influjo de los otros pueblos. 

Esta sabiduría miraba los actos rectos y honestos como una forma de cercanía de Dios y garantía de recompensa material y espiritual en la existencia.

Sin embargo la experiencia irá mostrando que no siempre es así, que los malvados también prosperan y la justicia tarda.

Por eso esta sabiduría tendrá su propia crisis y deberá confrontarse y completarse con la sabiduría de la cruz.

 

Salmo responsorial: 14



REFLEXIÓN

 

el que tiene intenciones leales / y no calumnia con su lengua

La honestidad según Proverbios y su sabiduría reproducida también en algunos salmos alude a la persona con un solo fondo, sin doblez.

La lengua ha de ser el espejo de las intenciones.

Sabemos por experiencia que la realidad nos muestra con frecuencia lo contrario y es nuestro compromiso de creyentes de la Palabra hacer sintonizar la lengua con las expresiones que brotan del corazón.

 

 

Lucas 8,16-18



REFLEXIÓN

 

Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama 

Parece un chiste de pastusos o gallegos. Es como una caricatura. Por su absurdo, estalla nuestra lógica.

Por lo tanto si resolvemos aceptar la invitación a la fe, es como encender una lámpara, que necesariamente-para bien o para mal- debe brillar, hacerse notar.

Velarla o apagarla no tiene lógica ni sentido. Es como no tenerla: ni luz, ni fe.

Una casa en una aldea lejana en el campo sin alumbrado eléctrico, es muy oscura en la noche. Si se tiene una vela, un mechero o una lámpara de aceite, se enciende para todos en la casa y por supuesto no se tapa, porque es un contrasentido.

Un creyente de la Palabra es como una lámpara encendida para todos los de la casa de la vida y del mundo, donde quizás abunda la oscuridad. 

Si la tapa con una conducta incongruente y poco cónsona con esa luz, comete un contrasentido porque no puede alumbrarse ni alumbrar. 

Pero la Palabra de Jesús nos advierte que todo se sabrá, todo se iluminará no obstante nuestra afán de oscuridad, porque caminamos y construimos un reino de luz, justicia y verdad. 

Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.

Este texto es la delicia de los comunicadores: lo quieren saber todo y para ellos no hay privacidad, ni derecho a la intimidad. 

Lo tremendo es que la motivación es comercial. Se trata de vender secretos para aumentar la circulación del periódico o la audiencia del programa. Y así los anunciantes pagarán felices los anuncios. 

Pero no, no va en esa dirección lo que ha de saberse. Necesariamente tiene que ver con el mensaje del Reino, que es para todos, en código abierto, sin exclusividades, porque con Jesús el Padre llamo a todos a la salvación. 

al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener 

Hay que tener, tener fe, para tener lo demás. Sin eso no se entra, y no se tiene nada.

Por eso Jesús pregunta si tenemos fe y no vacilamos, si no somos débiles en la fe. 

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1571822906463723520?s=20&t=aGEO9n4k5T0gSI0SacjA1g

motivaciondehoy


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Lunes 25 de tiempo ordinario

 

Año Par

 

Proverbios 3, 27-34

Salmo responsorial: 14

Lucas 8,16-18