lunes, 24 de noviembre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

Lunes 34 de tiempo ordinario

Año Impar

Daniel 1,1-6.8-20



REFLEXIÓN

y todo el ajuar que quedaba en el templo

Se llevaron lo que, para los judíos creyentes, era la morada del Altísimo.

Su impotencia para defenderse ante el poder de los invasores debió golpear la credibilidad del Señor.

Los creyentes hubieron de reformularlo para seguir con su compañía.

Los vulnerables son entregados cada día a un destino que golpea su credibilidad en la protección del Señor.

No obstante esa fe contra todo pronóstico mantiene sus angustias.

Hemos de alabar la persistencia y tenacidad con la que el Espíritu arraiga en ellos y deplorar la mano, la cadena causal construída con decisiones inicuas aparentemente inocuas, por las que las circunstancias adversas les llegan.

No sabemos cómo después de tanta adversidad –y por eso es Misterio de Salvación- de esas bocas y corazones afligidos aún brotan plegarias, llanto, confesiones y hasta alabanza y acción de gracias.

y el ajuar del templo lo metió en el tesoro del templo de su dios.

El Dios de Israel y de Jesús de Nazaret no teme dejarse arrebatar por otros dioses, a los cuales acabará convirtiendo para su designio.

El jefe de eunucos, movido por Dios, se compadeció de Daniel

Le cayó bien al jefe de eunucos y se compadeció de él.

A través de enamoramientos insospechados y culturalmente censurados, lleva también el Señor la historia a su designio amoroso.

Nuestros defectos y debilidades a los ojos de la cultura, pueden ser puntos de apoyo para la intervención del Señor.

Esto sucede en un volumen y con una riqueza que supera y desborda nuestro cálculo.

Dios les concedió a los cuatro un conocimiento profundo de todos los libros del saber. Daniel sabía además interpretar visiones y sueños.

Ser llevados a la entraña de la Palabra a través de textos y otros posibles avisos y señales, es un don del Espíritu del Señor.

No es inteligencia, agudeza, argumento de autoridad, sino un penetración gozosa comunicable. persuasiva, en un estilo transparente y congruente, con actitud autocrítica que rehuye el protagonismo que lucha por alguna clase de poder.

Se convierte en una posesión pacífica, desinteresada, generosa, que no se aferra a sí y no rehuye nada, porque no tiene miedo de nada, excepto un sentido agudo de responsabilidad y misión ante el Señor.

Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, lo hacían diez veces mejor que todos los magos y adivinos de todo el reino.    

A tiempos nuevos, de ocupación, actitudes nuevas de cooperación en el bien común, sin contaminarse con un estilo de vida corrupto.

No se puede hacer sin espiritualidad, mística de misión y responsabilidad.

Algo que se requiere para la función pública y política, si no se quiere caer en la lucha por el poder y sus corruptelas.

Interleccional: Daniel 3,52-56



REFLEXIÓN

Bendito eres, Señor

Lo que se muestra es más el amor, que lo contrario, de tu parte.

La malignidad que hospedamos, a nuestro pesar, nos enturbia y opaca lo bendito que eres en todo lo que haces.

Lucas 21,1-4



REFLEXIÓN

vio unos ricos que echaban donativos en el arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos reales

La mirada de Jesús se recrea en el compartir generoso. Si lo supieran los que más pueden serían más generosos.

Una viuda es el símbolo de la carencia de casi todo: seguridad, ingresos, estatus. Su aporte es el símbolo de la generosidad que se nos echa en cara para nuestra vergüenza, confusión y conversión.

Es el estilo de comunicación evangélico: aupar la generosidad en la entrega, aun en  la denuncia de la mezquindad e inequidad.

Jesús nos ha enseñado a ver y comparar las acciones que llamamos buenas de unos y otros, y captar la congruencia o no, entre el discurso y lo que se hace.

La ideología de la conspiración y sospecha, lo ha llevado a extremos que desgastan su efectividad y también se convierten en pertrechos de la guerra de las pasiones por el poder: la envidia, el resentimiento, la injusticia, también pueden armar estrategias de denuncias para evadir la autocrítica.

esa pobre viuda ha echado más que nadie

ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir

Es una imagen del pobre de espíritu, del pobre histórico, bienaventurado por compartir.

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Lunes 34 de tiempo ordinario

Daniel 1,1-6.8-20

Sin contaminarse Daniel da a conocer su Dios, con estilo de vida propio y congruente, ganando colaboradores por complicidades mediante las que el Señor va indicando su voluntad. Es evangelizar en la cultura.

Interleccional: Daniel 3,52-56

Bendecir a Dios es un movimiento del corazón que exulta el sentido que encuentra en el todo, donde las relaciones de la persona no se agotan sino que crecen exponemcialmente

Lucas 21,1-4

Jesús exagera intencionalmente, y así se da con el sentido de la limosna, aunque sea para el templo. Hemos de dar hasta que duela, como tomando en seri o la generosidad, no como superflua. Sin embargo aun lo poco que muchos damos debería servirnos para abrinos la vía a un dar-se in crescendo, sin conformismos engañosos, ni autosatisfacciónes que desmovilizan. Algo que aprender de los activistas que donan su tiempo y habilidades

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


                                 

                   TU CORAZÓN LATE CON LA COMUNICACIÓN DE LA GRATUIDAD

LUNES, XXXIV

De la carta de san Pablo Le-Bao-Tinh a los alumnos del seminario de Ke-Vinh, enviada el año mil ochocientos cuarenta y tres.
(A. Launay, Le clergé tonkinois et ses pretres martyrs, MEP, Paris 1925, pp. 80-83)

LA PARTICIPACIÓN DE LOS MÁRTIRES EN LA VICTORIA DE CRISTO CABEZA

Yo, Pablo, encarcelado por el nombre de Cristo, os quiero explicar las tribulaciones en que me veo sumergido cada día, para que, enfervorizados en el amor a Dios, alabéis conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Esta cárcel es un verdadero infierno: a los crueles suplicios de toda clase, como son grillos, cadenas de hierro y ataduras, hay que añadir el odio, las venganzas, las calumnias, palabras indecentes, peleas, actos perversos, juramentos injustos, maldiciones y, finalmente, angustias y tristeza. Pero Dios, que en otro tiempo libró a los tres jóvenes del horno de fuego, está siempre conmigo y me libra de estas tribulaciones y las convierte en dulzura, porque es eterna su misericordia.

En medio de estos tormentos, que aterrorizarían a cualquiera, por la gracia de Dios estoy lleno de gozo y alegría, porque no estoy solo, sino que Cristo está conmigo.

Él, nuestro maestro, aguanta todo el peso de la cruz, dejándome a mí solamente la parte más pequeña e insignificante. Él, no sólo es espectador de mi combate, sino que toma parte en él, vence y lleva a feliz término toda la lucha. Por esto en su cabeza lleva la corona de la victoria, de cuya gloria participan también sus miembros.

¿Cómo resistir este espectáculo, viendo cada día cómo los emperadores, los mandarines y sus cortesanos blasfeman tu santo nombre, Señor, que te sientas sobre querubines y serafines? ¡Mira, tu cruz es pisoteada por los paganos! ¿Dónde está tu gloria? Al ver todo esto, prefiero, encendido en tu amor, morir descuartizado, en testimonio de tu amor.

Muestra, Señor, tu poder, sálvame y dame tu apoyo, para que la fuerza se manifieste en mi debilidad y sea glorificada ante los gentiles, ya que, si llegara a vacilar en el camino, tus enemigos podrían levantar la cabeza con soberbia.

Queridos hermanos, al escuchar todo esto, llenos de alegría, tenéis que dar gracias incesantes a Dios, de quien procede todo bien; bendecid conmigo al Señor, porque es eterna su misericordia. Proclame mi alma la grandeza del Señor, se alegre mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su siervo y desde ahora me felicitarán todas las generaciones futuras, porque es eterna su misericordia.

Alabad al Señor, todas las naciones, aclamadlo, todos los pueblos, porque lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder, y lo despreciable, lo que no cuenta, lo ha escogido Dios para humillar lo elevado. Por mi boca y mi inteligencia humilla a los filósofos, discípulos de los sabios de este mundo, porque es eterna su misericordia.

Os escribo todo esto para que se unan vuestra fe y la mía. En medio de esta tempestad echo el ancla hasta el trono de Dios, esperanza viva de mi corazón.

En cuanto a vosotros, queridos hermanos, corred de manera que ganéis el premio, haced que la fe sea vuestra coraza y empuñad las armas de Cristo con la derecha y con la izquierda, como enseña san Pablo, mi patrono. Más os vale entrar tuertos o mancos en la vida que ser arrojados fuera con todos los miembros.

Ayudadme con vuestras oraciones para que pueda combatir como es de ley, que pueda combatir bien mi combate y combatirlo hasta el final, corriendo así hasta alcanzar felizmente la meta; en esta vida ya no nos veremos, pero hallaremos la felicidad en el mundo futuro, cuando, ante el trono del Cordero inmaculado, cantaremos juntos sus alabanzas, rebosantes de alegría por el gozo de la victoria para siempre. Amén.