viernes, 14 de agosto de 2020

TESTIMONIO

 

SAN MAXIMILIANO MARÍA KOLBE, presbítero y mártir.*

 

Maximiliano María Kolbe nació cerca de Lodz (Polonia) el 8 de enero de 1894. Ingresó en el seminario de los Hermanos Menores Conventuales en 1907, y el año 1918 fue ordenado sacerdote en Roma. Encendido en el amor a la Madre de Dios fundó la asociación piadosa de la «Milicia de María Inmaculada», que propagó con entusiasmo. Misionero en el Japón, se esforzó por extender la fe cristiana bajo el auspicio y patrocinio de la misma Virgen Inmaculada. Vuelto a Polonia, habiendo sufrido grandes calamidades, en el mayor conflicto de los pueblos, entregó su vida como holocausto de caridad por la libertad de un desconocido condenado a muerte, el 14 de agosto de 1941, en el campo de concentración de Auchwitz.

De las cartas de san Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir.

(Gli scritti di Massimiliano Kolbe eroe di Oswiecim e beato della Chiesa, vol 1, Cittá di Vita, Firenze 1975, pp 44-46. 113-114)

 

EL IDEAL DE LA VIDA APOSTÓLICA ES LA SALVACIÓN Y SANTIFICACIÓN DE LAS ALMAS.

 

Me llena de gozo, querido hermano, el celo que te anima en la propagación de la gloria de Dios. En la actualidad se da una gravísima epidemia de indiferencia, que afecta, aunque de modo diverso, no sólo a los laicos, sino también a los religiosos. Con todo, Dios es digno de una gloria infinita. Siendo nosotros pobres criaturas limitadas y, por tanto, incapaces de rendirle la gloria que él merece, esforcémonos, al menos, por contribuir, en cuanto podamos, a rendirle la mayor gloria posible.

 

La gloria de Dios consiste en la salvación de las almas, que Cristo ha redimido con el alto precio de su muerte en la cruz. La salvación y la santificación más perfecta del mayor número de almas debe ser el ideal más sublime de nuestra vida apostólica. Cuál sea el mejor camino para rendir a Dios la mayor gloria posible y llevar a la santidad más perfecta el mayor número de almas, Dios mismo lo conoce mejor que nosotros, porque él es omnisciente e infinitamente sabio. Él, y sólo él, Dios omnisciente, sabe lo que debemos hacer en cada momento para rendirle la mayor gloria posible. ¿Y cómo nos manifiesta Dios su propia voluntad? Por medio de sus representantes en la tierra. La obediencia, y sólo la santa obediencia, nos manifiesta con certeza la voluntad de Dios. Los superiores pueden equivocarse, pero nosotros obedeciendo no nos equivocamos nunca. Se da una excepción: cuando el superior manda algo que con toda claridad y sin ninguna duda es pecado, aunque éste sea insignificante; porque en este caso el superior no sería el representante de Dios.

 

Dios, y solamente Dios infinito, infalible, santísimo y clemente, es nuestro Señor, nuestro creador y Padre, principio y fin, sabiduría, poder y amor: todo. Todo lo que no sea él vale en tanto en cuanto se refiere a él, creador de todo, redentor de todos los hombres y fin último de toda la creación. Es él quien, por medio de sus representantes aquí en la tierra, nos revela su admirable voluntad, nos atrae hacia sí, y quiere por medio nuestro atraer al mayor número posible de almas y unirlas a sí del modo más intimo y personal.

 

Querido hermano, piensa qué grande es la dignidad de nuestra condición por la misericordia de Dios. Por medio de la obediencia nosotros nos alzamos por encima de nuestra pequeñez y podemos obrar conforme a la voluntad de Dios. Más aún: adhiriéndonos así a la divina voluntad, a la que no puede resistir ninguna criatura, nos hacemos más fuertes que todas ellas. Ésta es nuestra grandeza; y no es todo: por medio de la obediencia nos convertimos en infinitamente poderosos.

 

Éste y sólo éste es el camino de la sabiduría y de la prudencia, y el modo de rendir a Dios la mayor gloria posible. Si existiese un camino distinto y mejor, Jesús nos lo hubiera indicado con sus palabras y su ejemplo. Los treinta años de su vida escondida son descritos así por la sagrada Escritura: Y les estaba sujeto. Igualmente, por lo que se refiere al resto de la vida toda de Jesús, leemos con frecuencia en la misma sagrada Escritura que él había venido a la tierra para cumplir la voluntad del Padre.

 

Amemos sin límites a nuestro buen Padre: amor que se demuestra a través de la obediencia y se ejercita sobre todo cuando nos pide el sacrificio de la propia voluntad. El libro más bello y auténtico donde se puede aprender y profundizar este amor es el Crucifijo. Y esto lo obtendremos mucho más fácilmente de Dios por medio de la Inmaculada, porque a ella ha confiado Dios toda la economía de la misericordia.

 

La voluntad de María, no hay duda alguna, es la voluntad del mismo Dios. Nosotros, por tanto, consagrándonos a ella, somos también como ella, en las manos de Dios, instrumentos de su divina misericordia. Dejémonos guiar por María; dejémonos llevar por ella, y estaremos bajo su dirección tranquilos y seguros: ella se ocupará de todo y proveerá a todas nuestras necesidades, tanto del alma como del cuerpo; ella misma removerá las dificultades y angustias nuestras.

*P. Paco Rebollo SIERVOS DEL DIVINO AMOR

jueves, 13 de agosto de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 19 de tiempo ordinario[i]

Ezequiel 12, 1-12

1Entonces vino a mí la palabra del SEÑOR: 2"Hijo de hombre, tú habitas en medio de la casa rebelde; tienen ojos para ver y no ven, oídos para oír y no oyen, porque son una casa rebelde. 3"Y tú, hijo de hombre, prepárate el equipaje del destierro y sal al destierro de día, ante sus ojos; sal al destierro desde tu lugar a otro lugar, ante sus ojos. Quizá entiendan, aunque son una casa rebelde. 4"Saca tu equipaje como equipaje del destierro, de día, ante sus ojos. Entonces sal tú por la tarde, ante sus ojos, como los que salen al destierro. 5"Ante sus ojos haz un hueco en el muro y sal por él. 6"Ante sus ojos carga el equipaje sobre los hombros y sácalo en la oscuridad. Cúbrete el rostro para no ver la tierra, porque te he puesto por señal a la casa de Israel."
7
Yo hice tal como se me había mandado. Saqué mi equipaje de día como el equipaje de un desterrado. Entonces al atardecer cavé con mis manos a través del muro; salí en la oscuridad y cargué el equipaje sobre los hombros, a la vista de ellos.
8
Por la mañana vino a mí la palabra del SEÑOR: 9"Hijo de hombre, ¿no te ha dicho la casa de Israel, esa casa rebelde: '¿Qué estás haciendo?' 10"Diles: 'Así dice el Señor DIOS: "Esta carga (Este oráculo) se refiere al príncipe en Jerusalén y a toda la casa de Israel que está en medio de ella."' 11"Yo soy su señal. 'Como he hecho, así se hará con ellos; irán al destierro, a la cautividad.' 12"Y el príncipe que está en medio de ellos, cargará su equipaje sobre los hombros en la oscuridad, y saldrá. Cavará un hueco en el muro para sacarlo. Cubrirá su rostro para no ver la tierra con sus ojos.


COMENTARIO

tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde

cómo es posible la obstinación? La cerrazón en el error, la malquerencia, el resentimiento, el dolor?

Es un misterio de la persona, en aquello que le es más propio: su limitada libertad.

Cuando se puede salir de esa enajenación y extrañamiento, se pregunta uno: cómo pude no ver, no oir?

Con la lectura de los titulares sobre la violencia y delincuencia en diferentes países, podemos sentir la complejidad del mal de una casa rebelde.

Y sentirnos impotentes e incapacitados como seres humanos, para remontar esa corriente maligna donde: o se pliegan al soborno o se mueren tú o tus allegados.

Es una ley de la selva brutal.

Pero como un cáncer extendido.

Dedicarse entonces a lo sano para que no se contaminen? Trabajar en lo dañado para revertir el daño en lo posible? Ambas?

prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar, a ver si lo ven

Pero la Palabra no deja de hacer signos que nos despierten de ese letargo parecido a la muerte; en el que caen personas y colectivos.

hago de ti una señal para la casa de Israel

Las señales de los profetas bíblicos se manifestaban en carne propia: ellos padecían por los demás para dar a entender y ayudar a despertar con su propio drama.

Según Pablo, primer teólogo cristiano, en nuestra carne llevamos los padecimientos de Jesús y así somos testimonio viviente de su redención.

En nuestro padecer con Jesús, asumimos la vestimenta del exilado que dolorido parte con rumbo desconocido, como una señal de fe para creyentes y no creyentes. Es una contribución en nuestro cuerpo y vida a la proclamación del evangelio.

El daño visibilizado en el profeta, como un anuncio de lo que vendrá, para hacer reaccionar pero como un aviso misericordioso.

Una víctima propiciatoria de lo que se nos puede venir encima.

Jesús en su vida y pasión también fue hasta lo último esa advertencia, de lo que el daño puede hacer. Y también, cómo debe ser asumido.

Irán cautivos al destierro

Sobretodo es una señal para quienes pueden, con sus decisiones, revertir el daño.

El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan

Quienes tienen responsabilidad de algún liderazgo, con su conversión o perversión se constituyen en fuertes mensajes y señales para el resto.

Salmo responsorial: 77


COMENTARIO

negándose a guardar sus preceptos

Quizá no lo vemos en su intención humanizadora, pero los preceptos o mandamientos u objetivos del señor son nuestro bien y preservan nuestra integridad como persona y como pueblo.

Pero cuando nos pasamos al bando rebelde y reinventamos los preceptos según nuestra sabiduría, nos hacemos daño y generamos consecuencias indeseables para nosotros mismos.

Al atentar contra un orden, se nos viene encima el desorden.

Es como el estudiante negligente que no sigue indicaciones y al final cerca de la nota reprobatoria implora una excepción.

fallaron como un arco engañoso

Abandonó

Sea que lo quiera directamente o lo permita, lo cierto es que en ciertas calamidades, Dios se nos hace sentir como Misterio y lo percibimos en forma ambigua: castigo o identificación kenótica.

Mateo 18, 21-29

21Entonces acercándose Pedro, preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?" 22Jesús le contestó: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
23
"Por eso, el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24"Al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10,000 talentos (216 toneladas de plata). 25"Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda. 26"Entonces el siervo cayó postrado ante él, diciendo: 'Tenga paciencia conmigo y todo se lo pagaré.' 27"Y el señor de aquel siervo tuvo compasión, lo soltó y le perdonó la deuda. 28"Pero al salir aquel siervo, encontró a uno de sus consiervos que le debía 100 denarios (salario de 100 días), y echándole mano, lo ahogaba, diciendo: 'Paga lo que debes.' 29"Entonces su consiervo, cayendo a sus pies, le suplicaba: 'Ten paciencia conmigo y te pagaré.' 


COMENTARIO

el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así

Sigue siendo una práctica hacer pagar deudas con algún género de esclavitud u opresión. Quien dice deudas, dice favores. Ayudas que esperan ser resarcidas, siquiera con la entrega del cuerpo.

Así se prostituyen algunos, y se hunde en el horizonte su sentido de dignidad.

"Ten paciencia conmigo,

La caridad es paciente…Un efecto del don del Espíritu en el amor que viene del Señor.

Pero es más realista y coherente cuando cae en cuenta que unos con otros somos deudores de la paciencia del amor de los demás.

El señor tuvo lástima(σπλαγχνίζομαι, splagchnizomai) de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda

Esta es una ganancia que nos aporta la intermediación de Jesús: el Padre siempre tendrá compasión de nuestro enredo, pase lo que pase.

Es un código o clave que abre la disposición favorable a la práxis del Reino de Dios: dar de comer, de beber, sanar, vestir…

Pero él se negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía

Qué extraño mecanismo de disociación nos lleva a convertirnos en verdugos siendo así que en algún momento fuímos indultados de nuestra propia condena?

Es un indicativo de nuestra deformación moral que actúa contra los demás lo que excusa en sí mismo.

Se da en todo ser humano que no hace el ejercicio constante de autocrítica, arrepentimiento y reparación.

Cuando sí se hace el tal ejercicio, la fraternidad del reino cuenta con una dinámica de correción de su rumbo mientras transita por la historia.

¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?"

Es el sentido que oramos en el Padre Nuestro.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1293873486574899201?s=20



[i] https://bibliaparalela.com/

Palabra Comentada Tiempo Ordinario Semanas IV de Jorge Leignadier