martes, 10 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Martes 32 de tiempo ordinario

Tito 2, 1-8. 11-14

1Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con la sana doctrina: 2Los ancianos deben ser sobrios, dignos, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la perseverancia.
3Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta, no calumniadoras ni esclavas de mucho vino. Que enseñen lo bueno, 4para que puedan instruir (exhortar) a las jóvenes a que amen a sus maridos, a que amen a sus hijos, 5a que sean prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.
6Asimismo, exhorta a los jóvenes a que sean prudentes. 7Muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, 8con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros. 11Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, 12enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, 13aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús. 14El se dio por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESION SUYA, celoso de buenas obras.



REFLEXIÓN

Habla de lo que es conforme a la sana(hugiaino:saludable, incorrupta, de la raíz de higiene) doctrina(didaskalia:lo que se enseña)

La enseñanza saludable será en adelante lo que custodia el carisma eclesial del magisterio de la Iglesia.

Será saludable en cuanto contribuya a la salvación de las personas en comunidad, para la vida de Dios.

El magisterio actualmente cuestionado por diversos sectores, compromete positiva o negativamente la verdad de la salvación según la revelación de la Palabra.

Por eso más que en otros momentos se requiere escrutar la Palabra y discernir con prudencia los hechos que afectan esa enseñanza del magisterio.

Los miembros de la jerarquía tienen un deber con su carisma magisterial, y se les debe respeto por el ministerio que realizan, como a otros ministerios y carismas.

Pero esta posición no debe exigir como derecho otros privilegios, canonjías y fueros para provecho personal, sino solo lo pertinente al servicio de la enseñanza saludable para la salvación.

que inspiren buenas ideas a las jóvenes, enseñándoles a amar a los maridos y a sus hijos

En su escala cualquier jerarquía, aun la familiar tiene a su cargo un carisma o ministerio de la enseñanza.

Por más que ésta revista formas culturales diversas y cambiantes, se trata de una enseñanza que conlleva la salvación definitiva.

El sentido de la vida que portamos comienza en el amamantamiento de la madre a sus hijos.

Y si las generaciones posteriores manifiestan conductas díscolas y perversas, la responsabilidad compartida es de la jerarquía familiar.

para que no se desacredite la palabra de Dios

Este es el extremo que hay que huir y evitar: desacreditar la palabra de Dios. Porque si la conducta de los transmisores no es congruente, quién se fiará de su potencialidad. Más bien rebajamos al Señor a la estatura de un charlatán.

A los jóvenes, exhórtalos(parakaleo:estimular, alentar) también a ser prudentes, presentándote en todo como un modelo de buena conducta

Son muchas las disertaciones e investigaciones que plasman nuestro deficiente modelo personal de jerarquía como causante de tantos fracasos educativos escolares y no escolares.

Y también pastorales.

En la enseñanza sé íntegro y grave, con un hablar sensato e intachable, para que la parte contraria se abochorne, no pudiendo criticarnos en nada

No como hipocresía sino como expresión de plenitud, de adentro hacia fuera.

Porque ha aparecido la gracia de Dios

No obstante hay gracia, hay presencia, hay reino, hay Jesús de Nazareth crucificado y glorificado.

enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos

Todas estas expresiones se pueden reformular para evitar el disgusto y el desgaste de nuestros tiempo.

Los deseos mundanos pueden considerarse no el odio a lo que por creación es bueno, sino al apego al mundo que sea oclusivo en su horizontalidad de toda dimensión trascendente.

para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.

Al servicio de la buena obra, que nace desde dentro por una motivación salvífica.

Esta reflexión induce un aire de simplicidad y sencillez en el estilo de vida, que evita todo cálculo y daño a otros.

Salmo responsorial: 36



REFLEXIÓN

Confía en el Señor y haz el bien

Una conclusión a la que podemos llegar es que sigamos con las manos en el arado del buen obrar, sin mirar atrás, confiando en el Señor, que da el crecimiento y la cosecha.

los justos poseen la tierra, / la habitarán por siempre jamás

Es la antesala de la primera bienaventuranza de Jesús:los justos, los pobres poseerán la tierra.

Y así como los justos no se reducían los que por cultura podían leer o saber de la ley para cumplirla, sino los que guardaban la alianza de Yaveh, también los pobres no podrían reducirse a la mera buena voluntad con Dios, pero aferrados a sus acumuladas riquezas, ni reducirse al pobre en condiciones socioeconómicas de miseria.

En todo esto la bienaventuranza se cifra en una adecuada relación y alianza con el Señor.

Sin poseer poseen: preludio a las bienaventuranzas

Lucas 17, 7-10

7"¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: 'Ven enseguida y siéntate a comer'? 8"¿No le dirá más bien: 'Prepárame algo para cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después comerás y beberás tú'? 9"¿Acaso le da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó? 10"Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: 'Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.'"



REFLEXIÓN

¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"?

Toda una revolución, que el dueño le sirva al empleado, por amor.

¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

"Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.""

Lo diría Jesús en sí mismo cuando hacía la misión de su Padre: soy un pobre siervo, he hecho lo que tenía que hacer?

Algo puede colegirse de lo que responde al Bautista cuando lo bautiza. Que hay que hacerlo para cumplir con toda justicia.

Y lo que responde a Pedro cuando lava sus pies. Lo que hago ahora no lo entiendes pero lo entenderás después.

El “tengo que” en muchos momentos más que un destino inexorable, implica una dinámica amorosa que deconstruye valores tenidos por únicos y que establecen divisiones, jerarquías, castas, sometimientos, discriminaciones, rechazos y demás, para construir un orden nuevo, una comunidad nueva, un ágape donde unos a otros nos sirvamos, y gocemos con la condescendencia.

Se le puede sugerir a una madre abnegada o un padre providente, que sienta haber hecho lo suficiente y que ya no debe hacer más, o más bien los padres amorosos dejarán de sentir la carga a pesar de los trabajos emprendidos por el bien de los hijos? Lo cual puede prestarse a abuso de ellos. Pero ni eso sienten.

Hay algo en la paternidad y maternidad que implica la siembra de una fraternidad en la dedicación al servicio mutuo.

Con estas palabras Jesús nos echa abajo toda especulación y expectativa sobre un reconocimiento jerárquico o ministerial por lo que hacemos.

Ni padres, ni madres, ni educadores, ni gobernantes, ni eclesiásticos desde el punto de vista del reino de la salvación, tienen fundamento para ninguna exigencia de reconocimiento de gloria.

Porque en esta dimensión todo es servicio y acción de gracias.

Lo interesante es que Jesús lava los pies de los criados y revela a un Padre que recibe jubiloso a los siervos convertidos en amigos de su hijo.

Otra lógica que rompe con la nuestra basada en jerarquías.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1326124111383425026?s=20

BEATO CARLO

 

 

 



 

INTERNACIONAL ÚLTIMA HORA

Antonia Salzano, madre de Carlo Acutis:

«Conocía a los pobres por sus nombres y apellidos»

10 octubre, 2020

 

Antonia Salzano es la madre de Carlo Acutis. A sus 55 años, este sábado 10 de octubre vivirá algo tan inusual como es la beatificación de su hijo. Ante este día tan especial y cargado de emociones, ha respondido unas preguntas para ECCLESIA. Ella misma cuenta cómo se acercó a la fe y a la teología gracias a su hijo. La beatificación es posible, en primer lugar, gracias al testimonio de vida de Carlo Acutis. Pero también, como es habitual en los procesos de canonización y beatificación, a un milagro, en Brasil. «Un niño tenía una malformación congénita en el páncreas. Prácticamente no podía comer nada sólido; la única posibilidad era operarlo, pero era muy arriesgado», cuenta Salzano. Entonces, el párroco del lugar comenzó una novena a Carlo pidiendo su intercesión. «El tercer día de la novena el niño regresó a casa y comenzó a comer sólidos. Le hicieron de inmediato los análisis, y su páncreas estaba completamente normal. Hubo una transformación instantánea de un órgano. Esto es un milagro de segundo grado», aclara la madre.

 

¿El hecho de estar con Carlo cambió de algún modo la vida de la familia o de otras personas que conozcan?

Carlo era un muchacho normal y corriente de este tiempo. Vivía la vida del colegio, familiar y de


amigos con mucho equilibrio. con mucho equilibrio conforme a la edad que tenía. Tenía una fuerte presencia de Jesús, y lo ordinario lo transformaba en extraordinario. Esta era la cosa más especial que tenía Carlo y todos notaban esa luz en los ojos, su bondad, su pureza, su amabilidad. Tenía una gran obediencia. Le gustaba mucho las redes sociales y evangelizaba a través de ella. Era un muchacho especial, desde el punto de vista humano y de fe. Le gustaba el fútbol, permanecía en la escuela después de las clases y ayudaba a los niños en los deberes. Siempre dispuesto a ayudar a todos, especialmente a los que tenían algún problema. Era muy estimado por todos porque defendía a los débiles y pobres. Era muy organizado y cuando vivíamos en el centro de Milán, debajo de su casa había muchos pobres que estaban en la calle y en vez de comprarse dos pares de zapatillas, compraba uno, y el dinero se lo daba a ellos.

 

¿Cómo veían los amigos de Carlo este interés suyo por la Eucaristía y la vida religiosa? ¿Lo veían como algo raro o por el contrario le admiraban y apoyaban?

Lo veían como un muchacho normal. Como otro cualquiera. Sus amigos le admiraban porque

conocía a los pobres por sus nombres y apellidos y preparaba recipientes para darles de comer, compraba mantas con sus ahorros, y uno de ellos se convirtió en católico, gracias al testimonio de Carlo con su vida. Para él, cada persona era especial. Y cuando murió, había mucha gente que venía para despedirse . Lo quería todo el mundo, aunque no compartieran su fe.

 

¿En algún momento pudo pensar o percibir que tenía en su casa un santo?

Era un muchacho especial con un gran fuerte piedad. Hizo la Primera Comunión a los siete años e iba a Misa todos los días, hacía la adoración eucarística todos los días, o bien antes de la Misa o después. Rezaba el Santo Rosario todos los días, leía la Sagrada Escritura y la vida de los santos. Tenía un gran celo apostólico. A los 11 años se convirtió en catequista. Se preocupaba mucho cuando sus niños de catequesis no iban a Misa los domingos y rezaba por esas personas para que se convirtieran. Él decía que la santidad no es un proceso de llegada sino de atracción. Es irme yo para dejar espacio a Dios.

 

«Carlo me ha acercado a la fe»

Usted ha dicho en varias ocasiones que eran católicos, pero no practicantes, ¿cómo es su fe ahora?

Carlo me ha acercado a la fe. Hice la comunión, me confirmé y me casé. Carlo a los tres años ya

empezaba a interesarse por las cosas de Dios. Entraba a la Iglesia a llevar flores, a saludar al Señor a la Virgen y Santos. Yo era muy ignorante en las cosas de la fe, y él me metió en crisis porque podía disminuir la autoridad maternal porque me preguntaba cosas y no sabía responderle. Entonces, hablé con una amiga mía que era muy religiosa y me aconsejó ir a un sacerdote para que me guiara y ayudara a acercarme a la fe. Este sacerdote me aconsejó acercarme a la teología, no para ser teóloga sino para conocer mi fe. Y desde ahí he vivido y sentido mi transformación. Carlo me ayudó a darme cuenta de lo verdaderamente importante: Cristo. Mi hijo ha sido mi pequeño salvador.

 

¿Cambió de algún modo su vida?

Digamos que ciertamente el Señor nos fue preparando para la enfermedad de Carlo. Ya que se fue muy rápido, en una semana murió. Yo sentía como una voz en mi interior que decía: «El Señor me ha dado y el Señor me ha quitado, como en el libro de Job. Lo hemos aceptado porque sabemos que la


muerte no es el final del camino, sino el inicio de una nueva vida que nunca terminará y que está más presente que nunca. Yo Estaba convencida de que muriendo iba a seguir vivo y por eso ha dado tantas gracias a tantas personas que le han pedido cosas como intercesor. Esto es un motivo de acción de gracias. Él era nuestro centro y ofreció este sufrimiento por la Iglesia y por el Papa para que lleguen al paraíso y la salvación de las almas.

 

¿Cómo definiría a Carlo en dos palabras?

Un muchacho de su tiempo. Con una fuerte vida espiritual, su centro era la Eucaristía, el rosario y los pobres.

 

¿Cómo vive el resto de la familia todo el proceso de beatificación? Sobre todo, sus hermanos pequeños.

Tenemos otros dos hijos. Rezamos el Rosario y no pensaba que su hermano podría llegar a ser

santo. Lo vivimos con mucha intensidad y acción de gracias por todo. Él antes de morir me dijo que su meta no era la muerte sino la vida eterna. Que se ha hecho sentir. Que yo tendré muchos hijos espirituales. Y gente que ha encontrado la fe gracias al encontrarse con Carlo, gracias espirituales por las cuales mereceremos el paraíso. Yo lo siento muy cerca de mí. Me gusta la expresión que dice Carlo que la autopista hasta el cielo es la Eucaristía. Él ya no es solo mío sino de la Iglesia universal. Su cuerpo está muy bien conservado, es él. No ha cambiado nada.