martes, 17 de noviembre de 2020

BEATO CARLO

 


BEATO CARLO

Con los ojos en el Cielo

Hace poco más de dos semanas fue beatificado nuestro gran amigo Carlo Acutis y una alegría contagiosa flota en el aire. Uno ha sido testigo de cómo su vida y su beatificación se han difundido por aquí y por allí en un tiempo inusitado. Hace dos meses una gran mayoría no sabía quién era este joven y, sin embargo, la difusión llegó al punto de que en estas semanas hubo notas en la radio y la televisión sobre su vida y su testimonio de fe. Cientos de jóvenes han visto la misa de su beatificación y muchos nos hemos emocionado hasta las lágrimas.

A cada uno le causó algo diferente, sin duda. Para algunos es impactante la solidez y madurez de su fe a su corta edad; para otros, su devoción por la Eucaristía o su gran amor a la Virgen; a otros les llegan sus actos de caridad siendo tan pequeño; a otros, su frescura y testimonio de vida; a otros, que sea una santo bien “millennial” tanto por su edad o porque ya estaba metido en internet… En fin, la vida de este joven supo ganarse los corazones de todos los que se acercaron a él o, mejor dicho, de los que él eligió.

Pero pensando un poco más profundamente, me preguntaba: ¿Qué es lo que Carlo nos regaló a todos en estos días que hizo que los recientes acontecimientos  se “viralizaran” tan rápidamente y llegaran a impactar en tantos corazones? ¿Qué fue lo que hizo que la atención de tantos creyentes se fijara en su vida y en las celebraciones en torno a su beatificación? ¿Cómo puede ser que unas pocas frases que nos quedaron de él, algunas imágenes y videos hayan atraído tan fuertemente la atención de quienes lo miraban? Para mí, la respuesta es que Carlo nos regaló por un instante poder poner la mirada en el Cielo. Sí, en medio de la peor pandemia que pudiéramos haber imaginado alguna vez, en medio de un encierro que nos asfixia, de un aislamiento que nos arrojó a la más profunda soledad, las nubes de nuestro cielo se abrieron y por un tiempito pudimos vislumbrar a lo que estamos llamados: ¡al Cielo!

Carlo nos regaló por un instante poder poner la mirada en el Cielo.

Y es que cuando logramos poner nuestra mirada en el Cielo, todo se transforma porque nos llenamos de alegría y esperanza. Porque cuando miramos al Cielo miramos a Dios, cuando miramos al Cielo miramos lo que realmente importa. Cuando miramos al Cielo una misteriosa certeza nos invade. Nos vuelve la dulce seguridad de saber que en realidad todo tiene un sentido, recordamos que finalmente Jesús siempre triunfa, que nuestros sueños aún pueden volverse realidad y volvemos a decirnos que seguir a Jesús vale la pena, que no todo está perdido y que todo pasará.

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Cuando miramos al Cielo, todo lo que tiene que ver con las preocupaciones de este mundo se desintegra, se pulveriza, desaparece. Tantas cosas que llenan nuestra vida, nuestra mente o nuestras horas se vuelven relativas, pasan a segundo plano o incluso dejan de existir. Y queda lo esencial, que es el AMOR, el amor que no pasará jamás. Por eso nos emocionamos, por eso nos vuelve la alegría, por eso nos volvemos a llenar de esperanza, porque nos quitamos ese peso de encima que nos hace creer que esto para nosotros no es posible.

Y así la vida de Carlo también nos devuelve la alegría de poder esperar llegar al Cielo, de ser santos.

Y así la vida de Carlo también nos devuelve la alegría de poder esperar llegar al Cielo, de ser santos. Porque mirando su vida, observamos que no hizo nada de extraordinario, nada que no esté a nuestro alcance, que no sea posible para nosotros. Sólo que él tuvo la actitud necesaria, que es la docilidad al Espíritu Santo, el ser fiel al caminito que la Iglesia le había enseñado: amar a Jesús, amar a la Virgen, amar a la Iglesia, amar a los pobres y compartir esta Buena Noticia con los demás, con sus familiares y amigos.

Con los pies en la tierra, pero los ojos en el Cielo, Carlo corrió su carrera de la vida y aunque podría haber hecho mucho bien en la tierra, mucho mayor es el bien que nos hace ahora desde el Cielo porque desde allí hoy nos invita a mirar hacia arriba y desear con todas nuestras fuerzas lo que a él ya le fue regalado. Eso es lo que nos saca de nosotros mismos, de nuestras tristezas, de nuestros bajones, de nuestra desesperanza y nos anima a seguir caminando. Así, tan simple, tan sencillo…

Por eso, Carlo, hoy te decimos: ¡GRACIAS! ¡Gracias por escuchar la voz de Dios! ¡Gracias por ser fiel! ¡Gracias por la sencillez de tu vida! ¡Gracias por ayudarnos a valorar la esperanza a la que fuimos llamados!

Y ahora sí, con mucha alegría te decimos: Carlo Acutis, ¡ruega por nosotros!

lunes, 16 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Lunes 33 de tiempo ordinario

Apocalipsis 1, 1-4; 2, 1-5ª

1La Revelación (El Apocalipsis) de Jesucristo, que Dios Le dio, para mostrar a Sus siervos las cosas que deben suceder pronto. El la dio a conocer (la manifestó) enviándola por medio de Su ángel a Su siervo Juan, 2quien dio testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, y de todo lo que vio. 3Bienaventurado (Feliz) el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.
4Juan, a las siete iglesias que están en Asia (provincia occidental Romana de Asia Menor): Gracia y paz a ustedes, de parte de Aquél que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete Espíritus que están delante de Su trono, 1"Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: 'El que tiene las siete estrellas en Su mano derecha, Aquél que anda entre los siete candelabros de oro, dice esto:
2"Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos (falsos). 3"Tienes perseverancia, y has sufrido por Mi nombre y no has desmayado. 4"Pero tengo esto contra ti: que has dejado tu primer amor. 5"Recuerda, por tanto, de dónde has caído y arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio.



REFLEXIÓN

lo que tiene que suceder pronto(tajus:inmediatamente)

El autor del libro que vocea la Palabra final es un visionario que además de escucharla, contempla hacia adelante en el tiempo la gestación del designio del Señor y su reinado.

Tal contemplación le hace vivir la inmediatez y la cercanía de los acontecimientos relacionados con la manifestación de la Gloria de Dios, en las persecuciones y tribulaciones que sufre la comunidad por su fe.

Se trata de una experiencia asíncrona del tiempo, que atraviesa capas superpuestas temporalmente en la historia, y expresa una conciencia de futuro en el presente.

Como nuestra experiencia de fe de la cercanía del Señor en nuestro lapso de tiempo cronológico, que por un instante se reviste de la intensidad final y nos aproxima a la comunión con el Padre, desde el que vemos de otra forma distinta a la que nos tiene acostumbrados nuestra cotidianeidad.

Y al salir de la nube del éxtasis servida en fe y esperanza, nos acongojamos porque nuevamente el tiempo cronológico se apodera de nuestra paciencia, para desafiarlo y punzarlo con impaciencia.

Una vez perdemos de vista la coyuntura específica que dio origen a estas palabras, quedamos como en un suspenso sobre lo que significa ese pronto. Hemos de aprender a vivir el tiempo escatológico, entre el tiempo cronológico y el eterno. Lo que para el último es pronto, para el primero es una larga espera subjetiva. Se trata de una relatividad que empaña toda la dimensión humana.

Éste, narrando lo que ha visto, se hace testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo

y Juan ha dicho la verdad de todo cuanto vio y es testigoc del mensaje de Dios confirmado por Jesucristo

Decir y ser testigo de la Palabra es hacerse mártir, al modo del testimonio por excelencia: Jesús de Nazareth.

Una narración, un decir que lleva implícita la voluntad de donación de la propia vida, si fuera necesario. Lo cual en el autor del libro no se cumple en forma sangrienta, como sí lo fue en Jesús y muchos de sus seguidores.

No significa que el mártir ame la violencia, sino que su testimonio lo hace víctima de la misma, con mortificaciones, sufrimientos, tribulaciones a causa de la verdad que encarna.

Las visiones pueden ser comprensiones que se alcanzan con la madurez de los acontecimientos y los sujetos que los interpretan. Comprensiones que contribuyen a modificar las apreciaciones y por ende generan decisiones cualitativamente diferentes. Nuestra vida es como un caminar trascendiendo de visión en visión, una vez respondemos con fe, esperanza y amor la convocatoria del Espíritu.

pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles sin serlo y descubriste que eran unos embusteros

El creyente ineludiblemente es testigo y como tal mártir. Solo que su testimonio es probado hasta el final, para determinar su verdad.

Este es un sentido del sufrimiento del creyente.

Salmo responsorial: 1



REFLEXIÓN

Dichoso el hombre que su gozo es la ley del Señor

Considerar la Palabra asiduamente conforma un sentido para la existencia que place, centra y serena. Es una nutrición permanente para robustecer la contemplación para alcanzar amor.

Ignacio espera del ejercitante al final de los ejercicios, que la experiencia intensa del gozo de la Palabra a la que ha sido expuesto, desemboque en una contemplación para alcanzar amor durante su vida ordinaria.

Y si el amor como dice Ignacio allí mismo se debe poner más en las obras que en las palabras, el contemplativo de la Palabra lo será en la acción vital construyendo el reino de fraternidad.

Lucas 18, 35-43

35Aconteció que al acercarse Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando. 36Al oír que pasaba una multitud, preguntaba qué era aquello. 37Y le informaron que pasaba Jesús de Nazaret. 38Entonces gritó: "¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!" 39Y los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: "¡Hijo de David, ten misericordia de mí!" 40Jesús se detuvo y ordenó que lo trajeran; y cuando estuvo cerca, le preguntó: 41"¿Qué deseas que haga por ti?" "Señor, que recobre la vista," contestó el ciego. 42Jesús entonces le dijo: "Recibe la vista, tu fe te ha sanado." 43Al instante recobró la vista y Lo seguía glorificando a Dios. Cuando toda la gente vio aquello, dieron gloria a Dios.



REFLEXIÓN

cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: "Pasa Jesús Nazareno."

Este relato se expresa en lenguaje inclusivo: desde la ceguera. Asume la vivencia del ciego que oye pasar mucha gente y se asombra hasta el punto de pedir que le expliquen lo que sucede.

Se menciona el pasar de Jesús uno de Nazaret, cuya mención resuena en el ciego porque le pide un favor.

Ya no era cualquier Jesús sino un taumaturgo, un hombre de prodigios.

Y cuánto mejor que las limosnas que el recobrar su visión e integrarse plenamente a la vida común.

"¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!"

La palabra de los acompañantes de Jesús, de las que el ciego se fía, lo llevan a la confesión de quien contempla la identidad de Jesús, como hijo de David, a pesar de su ceguera.

Si David era el paradigma de un mesías, Jesús actuaba como si fuera su heredero y sucesor.

Los que iban delante le regañaban para que se callara

Contemplación de la verdad profunda del acontecimiento Jesús, que supera las dificultades interpuestas por otros que no captan su proceso.

¿Qué quieres que haga por ti?"

Cuál es tu prioridad, ciego? Somos tan ciegos que ni sabemos cuál es nuestra prioridad, para que él tenga misericordia.

Necesitamos al Espíritu que pide por nosotros.

"Señor, que vea otra vez." Jesús le contestó: "Recobra la vista, tu fe te ha curado

Hacia dónde va nuestra fe, la que mueve nuestra oración? Su objetivo, su impulso, su tendencia.

Es una fe que debe ser reeducada para que sea eficaz.

Por eso el Señor Jesús nos enseñó cómo orar, más que qué orar.

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