Jueves 25 de tiempo ordinario
Eclesiastés 1, 2-11
1Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén.
2"Vanidad de vanidades," dice el Predicador, "Vanidad de
vanidades, todo es vanidad."
3¿Qué provecho recibe el hombre de todo el trabajo Con que se afana bajo el
sol?
4Una generación va y otra generación viene, Pero la tierra permanece para
siempre.
5El sol sale y el sol se pone, A su lugar se apresura. De allí vuelve a
salir.
6Soplando hacia el sur, Y girando hacia el norte, Girando y girando va el
viento; Y sobre sus giros el viento regresa.
7Todos los ríos van hacia el mar, Pero el mar no se llena. Al lugar donde
los ríos fluyen, Allí vuelven a fluir.
8Todas las cosas son fatigosas, El hombre no puede expresarlas. No se sacia
el ojo de ver, Ni se cansa el oído de oír.
9Lo que fue, eso será, Y lo que se hizo, eso se hará; No hay nada nuevo
bajo el sol.
10¿Hay algo de que se pueda decir: "Mira, esto es nuevo?" Ya
existía en los siglos Que nos precedieron.
11No hay memoria de las cosas primeras Ni tampoco de las postreras que
sucederán; No habrá memoria de ellas Entre los que vendrán después.
COMENTARIO
¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;
vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué saca el hombre de todas las fatigas
que lo fatigan bajo el sol? Una generación se va, otra generación viene, mientras
la tierra siempre está quieta.
Lo
interesante de este discurso, de poco aprecio en nuestra cultura de mercado,
competitividad y búsqueda de la realización propia a ultranza, es que haya sido
asumido por el Espíritu que inspira la palabra humana para revelarse.
Nuestra
amargura después de los esfuerzos empeñados en lograr nuestros sueños, ya que
el logro nunca es tan perfecto como el
sueño, es asumida como una expresión de la realidad limitada del ser humano, y
la condición de posibilidad del anhelo de Otro que sea un mejor y más perfecto
logro.
Todos los ríos caminan al mar, y el mar no
se llena; llegados al sitio adonde caminan, desde allí vuelven a caminar
Es
interesante que ni el cambio climático, una de las estrellas mediáticas de
nuestro tiempo, y que además es nuestra cosecha, ha podido cambiar la tendencia
: que los ríos desembocan en el mar.
Por
donde veamos a nuestro alrededor, la realidad nos habla de ciclos que se
repiten, para volver a hacer lo mismo.
En la
resurrección de Jesús se rompe este paradigma circular para abrirse a la
novedad de la vida nueva, a la que nos orientamos por esperanza.
nada
hay nuevo bajo el sol
Es la
cantinela frecuente en nuestros mayores, que no gusta a las generaciones
jóvenes, ávidas de protagonizar su propia experiencia y riesgo, pero que
pasando el tiempo se acepta gradualmente.
"Mira, esto es nuevo", ya sucedió
en otros tiempos mucho antes de nosotros
Sin
memoria histórica individual y colectiva, actuamos como sujetos que padecen
alzheimer: con olvidos que hacen peligrar la existencia.
Salmo responsorial: 89
COMENTARIO
Tú reduces el hombre a polvo
Al
general romano victorioso que entraba en Roma en su marcha triunfal, un
ayudante se le acercaba con un mechero en el que ardía una estopa, rápidamente
reducida a cenizas, mientras se le recordaba que así de breve era la gloria del
mundo.
Así es
la expresión “acuérdate hombre que eres polvo” en la liturgia del miércoles de
ceniza. Nos recuerda nuestra fugacidad para frenar la soberbia de nuestro
existir autosuficiente.
Enséñanos a calcular nuestros años, / para
que adquiramos un corazón sensato
No los
años que nos faltan, para saber hasta donde seguir en placeres y ambiciones,
sino la brevedad de nuestros años, no obstante que sumen decenas y hasta un
centenar.
Lucas 9,7-9
7Herodes (Antipas) el tetrarca (de Galilea) se enteró de todo lo que estaba
pasando, y estaba muy perplejo, porque algunos decían que Juan había resucitado
de entre los muertos, 8otros, que Elías había aparecido, y otros, que algún profeta de los
antiguos había resucitado. 9Entonces Herodes (Antipas) dijo: "A Juan yo lo hice decapitar; ¿quién
es, entonces, Este de quien oigo tales cosas?" Y procuraba ver a Jesús.
COMENTARIO
unos
decían que Juan había resucitado, otros que había aparecido Elías, y otros que
había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas
¿Quién es
este de quien oigo semejantes cosas?
Jesús
encarnaba todo eso y más, porque en él la palabra pronunciada desde siempre
cobraba vida y actuaba soberanamente.
Jesús
suscitó una expectativa de la cual solo los evangelios dan testimonio.
Podría
ser que en ellos se plasmara el engrandecimiento que las comunidades primeras
cristianas iban haciendo de su maestro.
Y que en
la realidad Jesús no hubiera tenido tanta fama real como se decía.
Sin
embargo el mensaje más que hablar de la fama de Jesús nos deja ante una Palabra
que aporta una novedad en la vida de los creyentes y seguidores de Jesús: es
alguien trascendental, significativo, mesías.
Aunque
no es el titular de los medios de comunicación de nuestro tiempo, muchos son
los que van encontrando día a día esta verdad para sus existencias: Jesús es un
mesías, un elegido para un designio, un plan, una novedad que el mismo llamó
reino.
Cuán
involucrados nos vemos en esta novedad?
Y tenía ganas de ver a Jesús.
El
enigma de Jesús, paradójicamente en su indefensión como los anteriores
profetas, hacía preocuparse a los poderosos, porque sus conciencias en ruina resurgían
con culpas antiguas.