miércoles, 20 de enero de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 2 de tiempo ordinario

Hebreos 7,1-3.15-17



REFLEXIÓN

En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.

Las semejanzas o analogías ayudan la interpretaciòn de la Palabra de Dios.

Son señales, atisbos, corelaciones que complementan, expanden, iluminanan, aplican la palabra en el conjunto de la vida corriente.

Pero igual plantean límites de acceso que exigen apertura a los aspectos del mensaje que no se pueden eventualmente descifrar.

 sino en fuerza de una vida imperecedera

La vida y no el título era lo importante en el símbolo de Melquisedec, rey de justicia y de paz.

De dónde vino y dónde fue palidece en importancia frente a lo que encarna y vive.

Así es la calidad de ministerio que inaugura y consuma para sus creyentes Jesús de Nazaret.

Por eso no encaja en nada instituído ni oficial, sin negar ni destruir su existencia, sino otorgando un nuevo espíritu, una nueva perspectiva.

Nosotros vivimos un tiempo de agonía, desmantelando instituciones y cuestionando tradiciones.

Realmente la protesta por lograr la novedad no se cumple con nuevas normas, instituciones o sistemas sino con un espíritu nuevo. Mientras no cristalice seguiremos dando tumbos y tropezando.

Un espíritu nuevo, la renovación del Espíritu es un don del mismo Espíritu y urge prepararse para recibirlo, y cada uno sabe que hay que nacer de nuevo, convertirse.

Salmo responsorial: 109



REFLEXIÓN

haré de tus enemigos / estrado de tus pies

Por ser rey de paz, Melquisedec también prefigura una modalidad de lucha y combate: el perdón. El perdón hace la paz.

Nuestra tendencia a la minusvaloración de otros, bebida en la infancia, y ejercida, como un torrente que arrastra con ímpetu los buenos deseos y la buena fe, sólo puede ser remontada por una cultura de paz, en base al perdón.

el poder de tu cetro: / somete en la batalla a tus enemigos

No se entiende igual, si el poder y sometimientos es en base al perdón y la reconstrucción pacífica de la red social.

"Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, / entre esplendores sagrados; / yo mismo te engendré, como rocío, / antes de la aurora."

Este versículo es de gran belleza literaria y plástica. Está al servicio del mensaje.

Y nosotros solemos quedarnos con el medio para hacerlo fin: la belleza en sí, sin importar a que fin sirva.

 "Tú eres sacerdote eterno, / según el rito de Melquisedec."

Jesús, y nosotros con él, pertenecemos a ese rito en la medida que lo vivamos en una vida que se gasta en justicia y paz.

Marcos 3,1-6



REFLEXIÓN

Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo.

La transgresión material del sábado por parte de Jesús es lo que obsesiona a sus adversarios. La escala de valores y sus prioridades no son las mismas para Jesús y sus enemigos. Es comprensible que en un sistema teocrático, con un templo magnífico como insignia de santidad y progreso material, ubique la tradición del sábado, transmitida durante cientos de años, como una piedra miliar.

La dedicación de este tiempo al Señor invisible preservó a Israel en el exilio. Es como si a los cristianos nos ofendieran en el rito sacramental del bautismo o la eucaristía.

Pero cuando estos medios se hacen fines y se olvida para quién y para qué están destinados, se trastocan los valores.

Jesús de Nazaret significa el rescate del ser humano desde su pobreza, en toda su riqueza semántica, para ponerlo como fin de los desvelos salvíficos del reino del Padre.

Jesús es el mediador en su carne de esta reestructuración.

"Levántate y ponte ahí en medio"

Jesús muestra así que el ser humano, pobre y pecador en cuanto la justificación, es el centro del Designio.

¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

Una pregunta crucial que ataca la yugular de la hipocresía religiosa y moral. En muchas formas se repite en la historia inquietando el conformismo del establishment.

Solo que los inquietos de un momento son establishment más adelante y se endurecen, nos endurecemos, en nuestros supuestos logros.

Es un círculo fatídico de derrota para la humanidad? Más bien es la falla de la autocrítica: el reconocimiento oportuno que el espíritu se va convirtiendo en ley, el sábado va impidiendo curar al necesitado.

Es una cuestión fundamental. Es la base de la ética. Qué es lo permitido en un contexto de prohibición. La cultura judía contemporánea a Jesús hace del sábado-tiempo y lugar, un tabú. Jesús deshace el tabú.

Y corre el acento a lado humano en su vida y calidad de vida.

dolido de su obstinación

Es la subjetivación de Jesús frente al endurecimiento.

los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él

El establishemt fariseo y el herodiano se odiaban entre sí y se descalificaban. Pero a la hora de un enemigo común se alían. Nada nuevo.

Desde temprano la seguridad de Jesús estuvo en riesgo. Su mensaje concitaba fuerzas que aunque enemigas entre sí, se aliaban para derrotar un enemigo mayor de su establecimiento.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1351861312364666882?s=20

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Miércoles, II semana

De la vida de san Antonio, escrita por san Atanasio, obispo
(Cap. 2-4: PG 26, 842-846) 
LA VOCACIÓN DE SAN ANTONIO

Cuando murieron sus padres, Antonio tenía unos dieciocho o veinte años, y quedó él solo con su única hermana, pequeña aún, teniendo que encargarse de la casa y del cuidado de su hermana.
Habían transcurrido apenas seis meses de la muerte de sus padres, cuando un día en que se dirigía, según costumbre, a la iglesia, iba pensando en su interior cómo los apóstoles lo habían dejado todo para seguir al Salvador, y cómo, según narran los Hechos de los apóstoles, muchos vendían sus posesiones y ponían el precio de la venta a los pies de los apóstoles para que lo repartieran entre los pobres; pensaba también en la magnitud de la esperanza que para éstos estaba reservada en el cielo; imbuido de esos pensamientos, entró en la iglesia, y dio la casualidad de que en aquel momento estaban leyendo aquellas palabras del Señor en el Evangelio: Si quieres ser perfecto, ve a vender lo que tienes, dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. Entonces Antonio, como si Dios le hubiese infundido el recuerdo de lo que habían hecho los santos y como si aquellas palabras hubiesen sido leídas especialmente para él, salió en seguida de la iglesia e hizo donación a los aldeanos de las posesiones heredadas de sus padres (tenía trescientas parcelas fértiles y muy hermosas), con el fin de evitar toda inquietud para sí y para su hermana. Vendió también todos sus bienes muebles, y repartió entre los pobres la considerable cantidad resultante de esta venta, reservando sólo una pequeña parte para su hermana. Habiendo vuelto a entrar en la iglesia, oyó aquellas palabras del Señor en el Evangelio: No os inquietéis por el día siguiente. Saliendo otra vez, dio a los necesitados incluso lo poco que se había reservado, ya que no soportaba que quedase en su poder ni la más mínima cantidad. Encomendó su hermana a una vírgenes que él sabía eran de confianza y cuidó de que recibiese una conveniente educación; en cuanto a él, a partir de entonces, libre ya de cuidados ajenos, emprendió en frente de su misma casa una vida de ascetismo y de intensa mortificación. Trabajaba con sus propias manos, ya que conocía aquella afirmación de la Escritura: Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma; lo que ganaba con su trabajo lo destinaba parte a su propio sustento, parte a los pobres. Oraba con mucha frecuencia, ya que había aprendido que es necesario retirarse para orar sin cesar; en efecto, ponía tanta atención en la lectura, que retenía todo lo que había leído, hasta tal punto que llegó un momento en que su memoria suplía los libros.
Todos los habitantes del lugar, y todos los hombres honrados, cuya compañía frecuentaba, al ver su conducta, lo llamaban amigo de Dios; y todos lo amaban como a un hijo o como a un hermano.



REFLEXIÓN

En nuestro tiempo se discutiría si el santo tenía derecho a disponer de los bienes que corresponderían a su hermana, porque ella también tendría derechos: mínimo a ser consultada y respetada. No nos convenceríamos que pudiéramos medir la necesidad de otros en base a la exigua nuestra. Quizás estaríamos más de acuerdo en que el santo viviera según lo que había pregonado y anunciado: en pobreza y mortificación. Sólo entonces nos inclinaríamos a tener en cuenta su estilo de vida como admirable y poco usual. Porque vivimos un momento en el que se han multiplicado las demandas por los derechos conculcados, entre ellos de las mujeres, también dueñas de su propio destino. Y vivimos en un momento de extremo individualismo, en el que aunque recibamos buenos ejemplos, somos indiferentes porque cada uno debe ser respetado en lo que hace y no criticar. Así usamos nuestro ethos actual para juzgar el ethos del pasado. Lo cual no parece ajustado a verdad. Pero queda la lección que toda la Iglesia siguiendo el Evangelio de Jesús de Nazareth está llamada a un seguimiento en conciencia, aunque sea contra cultura.