jueves, 8 de julio de 2021

PALABRA COMENTADA

 

JUEVES 14 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Génesis 44,18-21.23b-29;45,1-5



REFLEXIÓN

para salvación me envió Dios delante de vosotros

Leer la historia como salvación es un don del Señor que hemos de agradecer. Permite la vivencia del agradecimiento de ser amados en medio de las circunstancias y contingencias del flujo del tiempo y los acontecimientos.

Permite alentar el don de la esperanza, una actitud o disposición que nos mantiene en la expectativa amorosa de la intervención salvadora del Señor.

Afianza en la serenidad durante las horas de prueba, con la resistencia a la desesperación y la profundización de la paciencia.

Salmo responsorial: 104



REFLEXIÓN

y la palabra del Señor lo acreditó

José en Egipto, es el paradigma de la providencia y figura de Jesús, quien tras la desgracia y la tragedia se convierte en alimentador de muchos.

Su muerte se transforma en vida nueva para compartirla con sus hermanos.

Mateo 10,7-15

REFLEXIÓN

"Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca; curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.

La cercanía del Reino que Jesús escenifica con sus colaboradores, es la cercanía de un misterio de paternidad-maternidad, un misterio que sobrepasa y sobrepuja todo posible cálculo. Y por ello a su paso hay curación, liberación, amor gratuito.

Todo lo contrario a un régimen de mercado en el que importa la mercancía y la ganancia, más que la persona, la cual le está subordinada.

En el momento que la mentalidad común de su tiempo ubicaba el reino de los cielos en la lejanía e invisibilidad, como un nombre alternativo del Dios innombrable, Jesús lo ubica al alcance de la mano, tan cerca como el contexto social que clama solidaridad.

Sólo hay que abrir los ojos, ser honestos con lo que se ve y compartir sin afán de lucro.

Las angosturas de la vida en este momento pueden significar la purificación de la intención en el ministerio de la limosna, como señal del Amor Providencial del Señor capaz de transformar la desgracia en bendición.

Servir gratis al Reino nos potencia más allá de nuestros límites y fuerzas, transformando nuestra mirada y visión de las cosas y personas, en el don de amor providencial del Señor.

Es la cercanía y proximidad del dominio del Señor manifestada en los bienes de la vida al alcance de todos.

El servicio de Providencia que compartimos con los hermanos debe reflejar la generosidad del Señor con nosotros y por nuestro medio con los demás.

No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento

Cómo se podría visibilizar la total y radical dependencia del Señor si nos pertrechamos y atrincheramos con cosas y personas en las que ponemos nuestra absoluta confianza? No seríamos sacramento, signo de la cercanía y aproximación del Reino.

Nuestra inseguridad de lo material es como nuestra ofrenda a la seguridad que viene del Espíritu.

El despojo de bienes y la libertad consecuente se gana como obsequio de nuestro servicio para inspirar a otros a su despojo

Nuestro servicio como un llamado a la solidaridad con nuestro sustento, así convencemos y nos hacemos creíbles.

Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.

Porque la buena voluntad con la que se ofrece un servicio al reino no es garantía automática de una respuesta equivalente y nuestra expectativa ha de ser amplia ya que el rechazo es posible.

No es entendible que la paz que se retira con ese rechazo sea una retaliación de nuestra parte, sino la libertad de los demás que no alcanzan a ver salvación en nuestro servicio.

Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies.

En esas regiones polvorientas, el polvo era un elemento común y omnipresente. Por eso se lavaban con frecuencia, y al que recién llegaba a una casa se le ofrecía agua para lavarse y quitarse el polvo.

En la instrucción de Jesús puede haber muchos sentidos pero una que es consistente con todo el discurso podría ser que al sacudirse el polvo cuando no los recibían, les hacían sentir que ni el polvo de sus hogares se querían llevar, que todo lo que hacían era gratis, sin interés de recompensa. Porque la salvación del Padre es gratuita como el amor verdadero.

Porque hay que seguir caminando, pues allí no hay nada que hacer. Allá ellos y su responsabilidad ante el Señor.

el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.

No nos corresponde ante el rechazo de esa cercanía del Reino, ni vengarnos ni condenar. El juicio, cual sea, es del Señor.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1413098730803314689?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Jueves, XIV

San Ambrosio Comentario sobre el salmo 118, 12.13-14

Yo y el Padre vendremos y haremos morada en él. Que cuando venga encuentre, pues, tu puerta abierta, ábrele tu alma, extiende el interior de tu mente para que pueda contemplar en ella riquezas de rectitud, tesoros de paz, suavidad de gracia. Dilata tu corazón, sal al encuentro del sol de la luz eterna que alumbra a todo hombre. Esta luz verdadera brilla para todos, pero el que cierra sus ventanas se priva a sí mismo de la luz eterna. También tú, si cierras la puerta de tu alma, dejas afuera a Cristo. Aunque tiene poder para entrar, no quiere, sin embargo, ser inoportuno, no quiere obligar a la fuerza.

La Gracia y la gratuidad no van con la imposición ni con violentar. Lo que va a prosperar en la dimensión de la vida eterna se rige por la gratuidad, la acción de gracias, la disponibilidad, la generosidad para recibir y dejarse.

Él salió del seno de la Virgen como el sol naciente, para iluminar con su luz todo el orbe de la tierra. Reciben esta luz los que desean la claridad del resplandor sin fin, aquella claridad que no interrumpe noche alguna. En efecto, a este sol que vemos cada día suceden las tinieblas de la noche; en cambio, el Sol de justicia nunca se pone, porque a la sabiduría no sucede la malicia.

Resplandor sin oscuridad, sin ocaso. Así es la luz de la vida.

Dichoso, pues, aquel a cuya puerta llama Cristo. Nuestra puerta es la fe, la cual, si es resistente, defiende toda la casa. Por esta puerta entra Cristo. Por esto, dice la Iglesia en el Cantar de los cantares: Oigo a mi amado que llama a la puerta. Escúchalo cómo llama, cómo desea entrar: ¡Ábreme, mi paloma sin mancha, que tengo la cabeza cuajada de rocío, mis rizos, del relente de la noche! Considera cuándo es principalmente que llama a tu puerta el Verbo de Dios, siendo así que su cabeza está cuajada del rocío de la noche.



REFLEXIÓN

Velar es la tradición en la espiritualidad cristiana. Alerta de fe, alerta constante, monitoreo incansable como disposición del alma a cualquier señal que el Espíritu quiera dar. Porque el Espíritu de Dios es un Espíritu vivo.