MIÉRCOLES 19 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Deuteronomio 34,1-12
REFLEXIÓN
Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en
ella
Un
siervo leal e íntimo como Moisés llega al final de su misión cumplida con
creces, para ser notificado que no es parte del cumplimiento de la promesa.
Parece
cruel, hasta un maltrato por parte de su Señor y Dios, a quien dedicó su
existencia.
Jesús,
según lo que creemos y confesamos sí experimenta la plenitud de la promesa, en
la vida nueva con la que el Señor lo resucita.
Se
especula mucho sobre la posible falta de fe de Moisés cuando da agua al pueblo,
golpeando una roca.
Especular
sobre las causas que determinan al Señor en sus decisiones, aunque calman
nuestro razonar, oscurecen el filo mediante el cual la Palabra nos interpela.
Porque
la Palabra revela el Misterio Trascendente del Señor. Es la nota característica
de su inspiración. Y en lo que nos comunica y a quién comunica, tal Misterio Trascendente
no puede sino producir asombro, cuestionamiento y deconstrucción de nuestra
lógica habitual.
Hacemos
lo mejor, acogiéndola, amándola y respetándola en su originalidad como
expresión de nuestra fe esperanzada.
nadie ha conocido el lugar de su tumba
Expresiones
de este tipo pueden dar a entender que el personaje no murió, y pasó al seno
del Señor. También se dice de Elías.
En
el caso de Jesús se dan relatos de encuentro con el Resucitado y de testigos.
Esto lo pone aparte en cuanto a calidad de la Revelación.
Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con
quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios
que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país;
ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia
de todo Israel.
Nuestros
hermanos en el judaísmo hasta nuestros días hacen descansar su fe en Moisés y
su misión, basados en esta convicción.
Por
eso el mensaje del Nuevo testamento en el que Moisés es superado por Jesús, es
un escándalo y tropiezo. Hemos de comprenderlo.
Salmo responsorial: 65
REFLEXIÓN
Decid a Dios: "¡Qué temibles son tus obras
Expresiones
como éstas son las que nos brotan al experimentar el Misterio Trascendente e
interpelante de su Palabra.
Literalmente
nos deja sin palabra, sin aliento, porque nos rebasa.
Algo
así se puede entender en los dotados de atributos místicos, porque manifiestan
la desubicación que produce la presencia de la Palabra en nuestras vidas.
Mateo 18,15-20
REFLEXIÓN
Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te
hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros
dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos.
Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un gentil o un publicano
Si
observáramos un procedimiento semejante para tramitar nuestras diversidades y
desencuentros, quizá sería mayormente viable la armonía y el entendimiento en
nuestras comunidades de vida, desde la familia hasta el trabajo.
Un
procedimiento que nos aleja de las decisiones que se toman al calor de las
pasiones y los prejuicios, y donde se respeta a los demás en su defensa.
Pero
los medios nos tienen acostumbrados al juicio condenatorio fácil y ligero,
basados en evidencias que no se comprueban, muchas veces.
Así
la opinión pública y común va deslizándose a fundamentalismos y extremismos que
conducen a la violencia.
todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo
lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo
Un
adagio legal propio de la sabiduría israelita y que hace suya la comunidad
cristiana judía.
Se
muestra un cuerpo de quien se espera que defina y tome decisiones. Aunque no
gusten las mismas.
La
influencia de una mentalidad alternativa iconoclasta en nuestros días dificulta
esta actitud de aceptación de las decisiones de cualquier cuerpo cuya misión
sea la definición.
Esta
mentalidad que mira malas intenciones y corrupción en toda decisión de autoridad
corroe la estabilidad de las sociedades y comunidades y nos acerca a la
anarquía.
donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos
En
cambio una comunidad que se pone de acuerdo para orar, hace viable otros
acuerdos y concertaciones.
Porque
al orar nos hacemos vulnerables en nuestro corazón a la fe y las buenas obras,
signo de la presencia del Señor entre nosotros.
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