sábado, 11 de septiembre de 2021

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Sábado, XXIII

San Atanasio Sermón sobre la encarnación del Verbo 10


 “Sólo los que hagan la voluntad de Dios serán verdaderamente libres”

 El Verbo de Dios, Hijo del mejor Padre, no abandonó la naturaleza humana corrompida. Con la oblación de su propio cuerpo, destruyó la muerte, castigo en que había incurrido el género humano. Trató de corregir su descuido, adoctrinándolo, y restauró todas las cosas humanas con su eficacia y poder. Estas afirmaciones de los teólogos hallan apoyo en el testimonio de los discípulos del Salvador, como se lee en sus escritos: Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos, nuestro Señor Jesucristo. Y en otro pasaje: Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Así, por la gracia de Dios, ha padecido la muerte para bien de todos. Más adelante, la Escritura prueba que el único que debía hacerse hombre era el Verbo de Dios, cuando dice: Dios, para quien y por quien existe todo, juzgó conveniente, para llevar una multitud de hijos a la gloria, perfeccionar y consagrar con sufrimientos al guía de su salvación. Con estas palabras, da a entender que el único que debía librar al hombre de su corrupción era el Verbo de Dios, el mismo que lo había creado desde el principio. Prueba además que el Verbo mismo tomó un cuerpo precisamente con el fin de ofrendarse por los que tenían cuerpos semejantes.

REFLEXIÓN

Cómo es la lógica de la destrucción de la muerte en la muerte del cuerpo de Cristo? Es una tradición de la tradición, que se enarbola como argumento definitivo a favor de nuestra resurrección. Es un acto histórico, el de la muerte de Jesús, que se mira como la suma injusticia, porque se trata de una sentencia condenatoria que ejecuta un inocente. Al hacerlo esa muerte es indigna, clama al cielo y al Padre, en representación de toda muerte como injusta, y no hay una que no lo sea. Y en la Resurrección recibe una sentencia la muerte: falló porque la inocencia del justo ha sido revalidada. Desde un punto eminencial es una muerte sin muerte eterna, verdadera muerte, y su aguijón se ha roto.

viernes, 10 de septiembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

Viernes 23 de tiempo ordinario

Año Impar

 

1Timoteo 1,1-2.12-14



REFLEXIÓN

 

Jesucristo, nuestra esperanza

 

Se expresa el gozo de la obra de Dios, como algo gratuito, por lo admirable de su intervención en elcurso de la historia de los hombres y los acontecimientos.

 

Con esta intervención Pablo se potenció para seguir a Cristo en trabajos, persecuciones y padecimientos apostólicos.

 

verdadero hijo en la fe

 

Se pueden criar hijos de carne y sangre, pero no necesariamente afiliarlos en la fe de Jesús.

 

Para eso se requiere la propia voluntad del candidato, movida por el Espíritu del Señor.

 

Te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro

 

Una bendición que ensancha el corazón disponiéndolo para dar cabida a alguien mucho más grande: bondad, compasión y plenitud.

 

Son dones reconciliadores, sanadores, pacificadores, que mueven a la buena voluntad, a la colaboración, a la amistad, a la fraternidad.

 

que me hizo capaz, se fió de mí y me confió este ministerio

 

yo antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente

 

En las cartas de influjo paulino se observa una subjetivación del proceso de conversión, expresado con fórmulas vivenciales en primera persona, y con la intención de comunicar intersubjetivamente el gozo de su hallazgo y encuentro con el Señor Jesús, en el camino de su existencia.

 

Pablo tropezó con una manifestación de Jesús vivo en su gloria, pero identificado con sus seguidores perseguidos, y vivió una desorientación que puso su mundo y orden patas arriba.

 

Volvió a nacer en el Espíritu, como en el evangelio de Juan se le dice a Nicodemo: para entrar en el reino hay que nacer de nuevo.

 

Dios tuvo compasión de mí, porque yo no era creyente y no sabía lo que hacía

 

No es un asunto de culpa sino de misericordia.

 

Hay malhechores que se arrepienten y entonces cobran un conocimiento y conciencia que no tenían, con una perspectiva nueva del daño inferido a otros.

Literalmente no sabían lo que hacían. Y aunque no debemos presumir que es el caso de todos, si podemos estar abiertos a considerar la verdad de la expresión: Perdónalos porque no saben lo que hacen, o que se hacen.

 

Porque el daño que hacemos a otros nos lo hacemos también, rasgando la unión fraterna y maltratando el cuerpo que todos somos.

 

Salmo responsorial: 15



REFLEXIÓN

 

Bendeciré al Señor, que me aconseja, / hasta de noche me instruye internamente

 

El creyente vivo en la fe se mece al compás del susurro del Espíritu, que lo toca misteriosamente con el influjo de los hechos y la sensibilidad del corazón.

 

Es una bendición lograr tal situación, porque se tiene la experiencia de habitar en un estrato en el que no hay soledad sino acompañamiento del Señor.

 

Lucas 6,39-42



REFLEXIÓN

 

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo?

 

 

Pudiera estarse dando que somos ciegos conduciendo a otros ciegos, cuando nos aferramos o apegamos a nuestra ideología, filosofía, sabiduría, conocimiento, información, perspectiva o expresión de lenguaje, sin dejar ni el mínimo resquicio a la autocrítica, revaloración, re evaluación, re formulación o arrepentimiento y reconocimiento de un error.

 

Porque la soberbia es una ceguera, y la obediencia de fe es visión.

 

si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro

 

Estar en un aprendizaje tiene el riesgo de perder la perspectiva cuando se domina una etapa. Podemos alzarnos con lo que no es nuestro.

 

no reparas en la viga que llevas en el tuyo

 

Sin autocrítica que conduzca al cambio de mente es difícil ver ni mota ni ojo del hermano.

 

No aprendemos en los movimientos y activismo social, embriagados como estamos en la denuncia de la injusticia del otro.

 

Por eso caemos después en lo mismo que denunciamos.

 

¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano

 

O sea que somos hipócritas y que debo sacar mi viga que entorpece la visión correcta, para ver bien la mota y la pequeñez del otro que me saca de quicio y me hace intolerante.

 

Podría ser ciego por no ver, e hipócrita por no querer ver, pero pretender que veo para no dar mi brazo a torcer y rehuir el cambio necesario.

 

Hay situaciones en las que nos ensañamos con la culpabilidad de personas y colectivos, por el daño objetivo ocasionado, sin reconocer que no podemos ser sin más jueces puros e inocentes, sino que en todos tenemos algún grado de responsabilidad personal y social por acción u omisión.

 

Entonces brilla la sabiduría de la frase que dijo: el que esté sin pecado que tire la primera piedra.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1436285765068148748?s=20