LUNES 30 DE TIEMPO ORDINARIO
Año Impar
Romanos 8,12-17
REFLEXION
Los que se dejan
llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios
Ser
conducidos o guiados por el Espíritu del Señor implica una conciencia de la
presencia del Espíritu y su actividad en nosotros. Este conocimiento ha sido
expresado, mostrado y buscado en muchos de los pasajes que nos traen diversos
libros de la Biblia. En ellos se abre una subjetividad a la comprobación y
credibilidad de los demás, y muchas veces queda en la penumbra de la duda.
Los
indicios que se prestan al asentimiento de la subjetividad de quien hace la
experiencia del Espíritu son variados: hechos, palabras, situaciones,
acontecimientos, estados de ánimo, reflexiones. Es el arte del discernimiento
en el que siempre se es aprendiz porque uno es el Maestro: el mismo Espíritu.
Ignacio
de Loyola es un clásico de ese aprendizaje a través de sus Ejercicios
Espirituales y toda su obra escrita e institucional. Entre los requerimientos
para avanzar en este aprendizaje insiste en el alejamiento del propio amor,
querer e interés porque se erigen como obstáculos para una verdadera escucha.
Igualmente se requiere tiempo y según la gravedad de la decisión que se
discierne, probarla en varios momentos. Por último la prudencia básica en este
arte pide que se busque una confirmación.
nos hace gritar: "¡Abba!" (Padre).
Jesús
es nuestro paradigma de hijo de Dios quien deja escuchar ese llamado al Señor
como Padre, íntimamente sentido: papito.
Ese Espíritu y nuestro espíritu dan testimonio concorde
Nuestro
espíritu-con minúscula-inhabitado por el Espíritu de Dios- con mayúscula-vive
un proceso de conversión y persuasión del designio del Padre. No le es tarea
sencilla, por nuestra libertad, apegos y aferramientos. Su fuerza está en su
persistencia.
ya que sufrimos con
él para ser también con él glorificados.
Y
convencernos de la glorificación, es su misión.
Qué
hubiera sido de la glorificación sino se hubiera incubado en el silencio de la
conciencia, una moción que nos persuada a la obra buena?
Los
que son del Espíritu trabajan y viven así: desde lo oculto y en la trastienda
velan por la obra buena.
Salmo responsorial: 67
REFLEXION
Dios lleva nuestras cargas, / es nuestra salvación.
Dios
solidario y compañero, así es nuestro Padre.
Lucas 13,10-17
REFLEXION
indignado porque Jesús había curado en sábado
Con
el gozo de la rigidez de la prohibición. Ese gozo que sentimos por poder
prohibir y sancionar la desobediencia. Como si fuera un absoluto.
Jesús
mira el caso y flexibiliza por misericordia, como un desafío al absoluto en el
que se ha convertido una norma.
Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre
al buey o al burro y lo llevaba a abrevar, aunque sea sábado?
Somos
hipócritas porque decimos en muchas formas que nos impulsa la buena voluntad y
los valores, el amor, la civilización, la santidad etc. Pero en su momento
tenemos más prontitud con las situaciones que tienen que ver con nuestra
economía, que las que tienen que ver con la dignidad de las personas en
situación crítica. Pero es más: desenmascara Jesús decisiones que exoneran de
la norma, por beneficio propio.
Es
decir, que el cumplimiento puede servir al egoísmo y matar el altruismo.
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda
la gente se alegraba de los milagros que hacía
Bochorno
que se convertirá en resentimiento hasta eliminar a Jesús, quien humilla el
poder abusivo y egoísta.
La
Palabra en persona de Jesús sabe abochornarnos cuando revela nuestra
incongruencia: exigimos para otros lo que nos permitimos a nosotros.
Este
bochorno es una liberación de la falsedad con la que evaluamos nuestra
existencia salvando nuestro ego por propia iniciativa.
Cuando
nos hundimos en el bochorno se rompe la coraza de ese ego apegado a la falsedad
y reconocemos que la salvación del Señor es otra cosa diferente a la propia
permisividad.
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