miércoles, 3 de noviembre de 2021

PALABRA COMENTADA

 

MIÉRCOLES 31 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 13,8-10



REFLEXIÓN

el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley

Muchas personas viven hoy esta convicción como prioridad en sus vidas, y se sienten satisfechos porque al amar ya están en paz con Dios.

Es un buen norte para la brújula de nuestro sentido de vida, evangélico por demás.

Además de Pablo de Tarso, también fue parafraseado por Agustín de Hipona con la célebre frase “ama y haz lo que quieras”(Homilía 7 sobre la Primera Carta de San Juan a los Partos).

Porque amar lleva a la libertad de los hijos de Dios, la verdadera libertad. Una que nos permite ascender desde eros, pasando por filias hasta el ágape. Amor de fraternidad.

"no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás" y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

El magisterio pastoral de nuestros días nos está enviando la señal del énfasis y el enfoque.

El énfasis está más en el amor solidario que en el moralismo de las desviaciones de amor del sexto mandamiento. Es mejor ir a las causas que mantenerse en los efectos.

El enfoque se da en el tipo de prójimo al nos debemos aproximar. Se trata de los pobres, los débiles, los invisibles, los excluidos, los necesitados, los sin voz, los pecadores.

Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera

Por si no es suficiente descripción del amor lo anterior, se nos da el anverso: no hace daño. El verdadero amor no hace daño al que nos aproximamos o se aproxima.

No le dañamos con nuestro poder económico, social, cultural, religioso, sicológico.

Daría que pensar a tantos y tantas que ponen su prioridad en amarse a sí mismos tanto, que su realización está a contravía de los derechos de otros y otras.

Salmo responsorial: 111



REFLEXIÓN

En las tinieblas brilla como una luz / el que es justo, clemente y compasivo

Algo parece poder reconciliarnos con el género humano: las expresiones de solidaridad con los damnificados en su hora de dolor y pérdida.

La marea de donaciones que se precipita sobre ellos hace pensar que un botón se ha tocado en la psique colectiva y se abre una compuerta de empatía y colaboración.

Son muchos los que están dispuestos a ayudar en ciertas coyunturas, y debemos dar gracias a Dios porque su Espíritu nos mueve las entrañas de misericordia constantemente.

Dichoso el que se apiada y presta, / y administra rectamente sus asuntos

Cuál es esa dicha? En qué consiste? Cómo se siente? Hay que vivirla para experimentarla.

La dicha del solidario o solidaria es intransferible, pero existe.

Lucas 14, 25-33



REFLEXIÓN

mucha gente acompañaba a Jesús;

Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío

Jesús arroja una bomba para desalentar a los seguidores falsos, ingenuos, oportunistas y calculadores.

Siempre estará así: zarandeando para que despertemos de nuestro seguimiento falso y nos enfrentemos a la decisión de seguirlo en serio. Dando garantías con sinceridad y entrega.

Nos libera de nuestras falsedades y poses fingidas, destinadas a la imagen que ambicionamos sirva para el consumo.

Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío

Por eso muchos que acompañaban a Jesús no eran discípulos, no llevaban su cruz.

No caminaban con temor y temblor por la conciencia de su debilidad.

Nuestro mundo está eufórico con la experiencia de libertad renovada generacionalmente.

Una libertad con poca conciencia de su herida y debilidad.

Por eso las decisiones débiles de esa libertad son sancionadas como afirmación de una libertad eximida.

La cruz implica asumir la libertad tal como se ha de vivir en la carne débil, y preservarla y vigilarla para mantenerse en el designio del amor que nos ha donado el Espíritu.

el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío

La cruz que carguemos y que nos hace discípulos de Jesús, consiste en renuncia a los apegos. Esta renuncia opera a medida que amamos al prójimo.

Esto purifica nuestra libertad para el amor auténtico. Le da alas.

Nos fortalece en medio del temor y temblor que significa nuestra debilidad probada.

Qué esperamos entonces? Amemos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1455859898072305664?s=20

 

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


Miércoles, XXXI semana

San Cirilo de Jerusalén Catequesis 5, Sobre la fe y el símbolo 10-11

La fe, aunque por su nombre es una, tiene dos realidades distintas. Hay, en efecto, una fe por la que se cree en los dogmas y que exige que el espíritu atienda y la voluntad se adhiera a determinadas verdades; esta fe es útil al alma, como lo dice el mismo Señor: Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio; y añade: El que cree en el Hijo no está condenado, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida. ¡Oh gran bondad de Dios para con los hombres! Los antiguos justos, ciertamente, pudieron agradar a Dios empleando para este fin los largos años de su vida; mas lo que ellos consiguieron con su esforzado y generoso servicio de muchos años, eso mismo te concede a ti Jesús realizarlo en un solo momento. Si, en efecto, crees que Jesucristo es el Señor y que Dios lo resucitó de entre los muertos, conseguirás la salvación y serás llevado al paraíso por aquel mismo que recibió en su reino al buen ladrón. No desconfíes ni dudes de si ello va a ser posible o no: el que salvó en el Gólgota al ladrón a causa de una sola hora de fe, él mismo te salvará también a ti si creyeres. La otra clase de fe es aquella que Cristo concede algunos como don gratuito: Uno recibe del Espíritu hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. Esta gracia de fe que da el Espíritu no consiste solamente en una fe dogmática, sino también en aquella otra fe capaz de realizar obras que superan toda posibilidad humana; quien tiene esta fe podría decir a una montaña, que viniera aquí, y vendría. Cuando uno, guiado por esta fe, dice esto y cree sin dudar en su corazón que lo que dice se realizará, entonces este tal ha recibido el don de esta fe. Es de esta fe de la que se afirma: Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza

REFLEXIÓN

Se nos han entregado tradicionalmente verdades para ser creídas, por fieles creyentes, quizás no del todo íntegros y coherentes, por lo que advertimos fallas estamos tentados de escándalo y tropiezo. Pero la fidelidad y humildad en recibir y asumir nos potencia en la receptividad del don de la fe que obra maravillas, y crece portentosamente y se multiplica. Una fe que no se contenta en seguir y poseer, sino que empuja a contemplar y comunicar, y poner obras que sean señales del reino presente.