Viernes 15 de tiempo ordinario
Isaías 38, 1-6. 21-22. 7-8
REFLEXIÓN
"Señor, acuérdate que he procedido de acuerdo contigo,
con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo que te agrada."
Solo una
oración honesta consigo mismo puede expresar si la propia vida ha procedido de
acuerdo al designio del Señor. Ciertas coyunturas de la existencia se prestan a
tal confrontación con la conciencia.
Pero aun
si no pudiéramos, como Ezequías, afirmar que hemos sido correctos siempre con
el Señor, nos queda apelar a su misericordia para que supla nuestra justicia.
En
momentos terminales se cruzan líneas trascendentes para nuestra opción
fundamental. Por un lado nuestro deseo de vivir la vida que deseamos y creemos
merecer.
Además
el compromiso para un nuevo mejor rumbo, que se gesta en lo más profundo, como
acción de gracias por su misericordia.
Interleccional: Isaías 38
REFLEXIÓN
Los que Dios protege viven, / y entre ellos vivirá mi
espíritu; / me has curado, me has hecho revivir
Lo que
sea nuestra vida y suerte en las viscisitudes de la existencia, contaremos con
la protección del Señor.
Esta es
la sanación más profunda de nuestra debilidad.
Mateo 12, 1-8
REFLEXIÓN
tenían hambre y se pusieron a arrancar
espigas y a comerse los granos.
«Tus discípulos están haciendo algo que no
está permitido hacer en sábado».
Por
regulaciones humanas disfrazadas de voluntad de Dios.
En
la historia humana se dan personas y grupos que montan un observatorio –como le
dicen ahora- de la conducta ajena, para censurar y descalificar.
Es
el síndrome de intolerancia.
De
parte del Señor primero es la necesidad que hay que resolver, luego la norma
que regula.
No
siempre la norma regula todo. Y el Espíritu interviene para dar la solución.
«¿No han leído ustedes lo que hizo David una
vez que sintieron hambre él y sus compañeros?
Porque
la Escritura muestra caminos para escuchar el Espíritu más que la ley.
los sacerdotes violan el sábado en el temploy
no por eso cometen pecado?
Aun
en lo sagrado se puede violar la ley
Entre
violar y violar hay prioridades. Violar la necesidad por el hambre es más serio
que violar la norma.
Si ustedes comprendieran el sentido de las
palabras: misericordia quiero y no
sacrificios, no condenarían a quienes no tienen ninguna culpa
Pues yo digo que aquí hay alguien que es más
grande que el templo.
Por lo demás, el Hijo del hombre también es dueño del sábado».
Como
fruto de la conversión al reino merece darse más misericordia y menos
condenación. La construcción de la fraternidad lo requiere.
Frenar
las corrientes de maledicencia que bullen en nosotros y saltan hacia los demás
no es poca cosa como aporte a esa construcción.
El sábado es el descanso del Creador
y su memorial. Ahora es también del Hijo del hombre, de todo hombre y mujer, y
su necesidad auténtica.
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