lunes, 26 de septiembre de 2022

BEATO CARLO

 

De la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los Filipenses
(Cap. 3, 1--5, 2: Funk 1, 269-273)
 
ARMÉMONOS CON LAS ARMAS DE LA JUSTICIA
 

No es por propia iniciativa mía, hermanos, que os escribo estas cosas referentes a la justicia, sino que lo hago porque vosotros mismos me habéis incitado a ello.

Porque ni yo ni persona alguna semejante a mí puede competir con la sabiduría del bienaventurado y glorioso apóstol Pablo, el cual, viviendo entre vosotros y hablando cara a cara con los hombres que vivían en aquel entonces en vuestra Iglesia, enseñó con exactitud y con fuerza la palabra de verdad, y después de su partida os escribió una carta, que si estudiáis con atención os edificará en aquella fe, madre de todos nosotros, que va seguida de la esperanza y precedida del amor a Dios, a Cristo y al prójimo. El que permanece en estas virtudes cumple los mandamientos de la justicia, porque quien posee la caridad está muy lejos de todo pecado.

 La raíz de todos los males es el afán del dinero. Sabiendo, pues, que nada trajimos al mundo, de modo que nada podemos llevarnos de él, armémonos con las armas de la justicia e instruyámonos primero a nosotros mismos a caminar según los mandamientos del Señor. Enseñad también a vuestras esposas a caminar en la fe que les fue dada, en la caridad y en la castidad; que aprendan a ser fieles y cariñosas con sus maridos, a amar castamente a todos y a educar a sus hijos en el temor de Dios. Que las viudas sean prudentes en la fe del Señor y que oren sin cesar por todos, apartándose de toda calumnia, maledicencia, falso testimonio, amor al dinero, y alejándose de todo mal. Que piensen que ellas son como el altar de Dios y que el Señor lo escudriña todo, pues nada se le oculta de nuestros pensamientos ni de nuestros sentimientos ni de los secretos más íntimos de nuestro corazón.

 Y ya que sabemos que de Dios no se ríe nadie, nuestro deber es caminar de una manera digna de sus mandamientos y de su voluntad. De una manera semejante, que los diáconos sean irreprochables ante la santidad de Dios, como ministros que son del Señor y de Cristo, no de los hombres: que no sean calumniadores ni dobles en sus palabras ni amantes del dinero, sino castos en todo, compasivos, caminando conforme a la verdad del Señor, que quiso ser el servidor de todos. Si le somos agradables en esta vida, recibiremos, como premio, la vida futura, tal como nos lo ha prometido el Señor al decirnos que nos resucitará de entre los muertos y que, si nuestra conducta es digna de él y conservamos la fe, reinaremos también con él.


EJERCICIOS ESPIRITUALES

 

SOBRE-EL-COMER

[210] REGLAS PARA ORDENARSE EN EL COMER PARA ADELANTE

1ª regla. La primera regla es, que del pan conviene menos abstenerse, porque no es manjar sobre el qual el apetito se suele tanto desordenar, o a que la tentación insista como a los otros manjares.

REFLEXIÓN

[210] La reforma de la propia vida, se haga o no elección de estado o cosas mudables, implica el cuidado del cuerpo, su salud, la prevención de enfermedades, como un aporte básico para nosotr@s . nuestro servicio a los demás y por ende al Reino de Dios. Además, en el proceso de ejercicios el cuerpo es como un sensor que resuena con el espíritu y sus mociones. El orden en el comer y el efecto de la nutrición nos predisponen más a sentir sus cambios.

[211] 2ª regla. La segunda: acerca del beber paresce más cómoda la abstinencia, que no acerca el comer del pan; por tanto, se debe mucho mirar lo que hace provecho, para admitir y lo que hace daño, para lanzallo.

[212] 3ª regla. La tercera: acerca de los manjares se debe tener la mayor y más entera abstinencia; porque así el apetito en desordenarse como la tentación en investigar son más promptos en esta parte, y así la abstinencia en los manjares para evitar dessorden, se puede tener en dos maneras: la una en habituarse a comer manjares gruesos, la otra, si delicados, en poca quantidad.

[213] 4ª regla. La quarta: guardándose que no caiga en enfermedad, quanto más hombre quitare de lo conveniente, alcanzará más presto el medio que debe tener en su comer y beber, por dos razones: la primera, porque así ayudándose y disponiéndose, muchas veces sentirá más las internas noticias, consolaciones y divinas inspiraciones para mostrársele el medio que le conviene; la segunda, si la persona se vee en la tal abstinencia, y no con tanta fuerza corporal ni disposición para los exercicios spirituales fácilmente vendrá a juzgar lo que conviene más a su sustentación corporal.

[214] 5ª regla. La quinta: mientras la persona come, considere como que vee a Christo nuestro Señor comer con sus apóstoles, y cómo bebe, y cómo mira, y cómo habla; y procure de imitarle. De manera que la principal parte del entendimiento se occupe en la consideración de nuestro Señor, y la menor en la sustentación corporal, porque assí tome mayor concierto y orden de cómo se debe haber y gobernar.

REFLEXIÓN

[211] [212] [213] [214] La motivación espiritual con los temas espirituales, practicada tradicionalmente en refectorios de religiosos y religiosas que comen en silencio, anima hacia intenciones más cónsonas con una búsqueda espiritual.

[215] 6ª regla. La sexta: otra vez mientras come, puede tomar otra consideración o de vida de sanctos o de alguna pía contemplación o de algún negocio spiritual que haya de hacer; porque estando en la tal cosa attento, tomará menos delectación y sentimiento en el manjar corporal.

REFLEXIÓN

[215] Se busca mitigar y no exacerbar la sensualidad.

[216] 7ª regla. La séptima: sobre todo se guarde que no esté todo su ánimo intento en lo que come, ni en el comer vaya apresurado por el apetito; sino que sea Señor de sí, ansí en la manera del comer, como en la quantidad que come.

REFLEXIÓN

[216] El control de sí es un objetivo, como efecto colateral, de la actividad de ejercicios.

[217] 8ª regla. La octava: para quitar dessorden mucho aprovecha que después de comer o después de cenar o en otra hora que no sienta apetito de comer, determine consigo para la comida o cena por venir, y ansí consequenter cada día, la cantidad que conviene que coma; de la qual por ningún apetito ni tentación pase adelante, sino antes por más vencer todo apetito desordenado y tentación del enemigo, si es tentado a comer más, coma menos.

REFLEXIÓN

[217] El objetivo dista mucho de lograr mediante una dieta, adelgazar o mantener una figura estéticamente aceptable. Sino converger en los esfuerzos por ordenar los afectos desordenados, para mantener un peregrinar dócil al Espíritu.