domingo, 25 de septiembre de 2022

PALABRA COMENTADA

 

Domingo 26 de tiempo ordinario

Amós 6, 1a. 4-7



REFLEXIÓN

y no os doléis del desastre de José

José fue uno de los hermanos menos afortunados, en cierto inicial momento, pero glorificado por el Faraón después.

Pero José, de quien se trata en el texto, equivale a una porción tribal de todo Israel, y representativo de la totalidad del reino del norte.

Pecan los acomodados contra la fraternidad, refugiándose en el lujo y la comodidad. Adormecen el dolor que incita a la solidaridad con el conjunto del pueblo que pasa páramos, porque está a las puertas de una invasión y destierro.

Debemos aprender que lo primero es no rehuir el dolor a la vista de la miseria y la opresión.

Lo segundo es hacer lo que esté a mi alcance por aliviar, curar, desarraigar el daño, sin caer en la tentación del resentimiento y la impotencia.

Lo tercero es identificarse plenamente con los otros necesitados, renunciando con vigilancia a todo lo que aliena de esta fraternidad permanente.

encabezarán la cuerda de cautivos

Es lo que sucede en otros lugares donde se han transgredido los límites tolerables de la inequidad, la falta de solidaridad y se ha saboteado la fraternidad.

Porque se dan regímenes que llegan y cautivan esclavizando, oprimiendo después, y eso en nombre de la justicia social. Con nuevas formas de inequidad y terror.

Salmo responsorial: 145



REFLEXIÓN

Él mantiene su fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos, él da pan a los hambrientos. El Señor liberta a los cautivos.

Un régimen que se orienta a esto es de apoyar y aplaudir.

Pero si la apariencia de bien solidario es una pantalla que esconde un nuevo género de explotación?

Si lo que se promueve es la revancha, el odio al hermano, el desquite y las medidas que atentan contra la dignidad de la persona?

Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados

También cabe en lo posible que por caminos ignotos pueden llegar las medidas que hacen justicia a segmentos de población, permanentemente oprimidas.

Hay que alzarse generosamente por encima de los derecho propios lastimados, para apreciar que la justicia llega a otros más débiles y largamente ultrajados.

1Timoteo 6, 11-16



REFLEXIÓN

Hombre de Dios, practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza

Como amor que se manifiesta en diversidad de actitudes que manifiestan respeto y solidaridad con el otro, preferentemente con el más pobre.

Combate el buen combate de la fe

Porque hay un mal combate que daña

Conquista la vida eterna a la que fuiste llamado

Porque no viene sola ni automáticamente

que en tiempo oportuno mostrará

Una nueva plenitud de los tiempos

habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver

Estar abiertos al Misterio inagotable causa dolor e impaciencia, pero también gozo y paz, todo esto como señales de un peregrinaje que debe hacerse agradecido por la esperanza que se nos dona.

Lucas 16, 19-31



REFLEXIÓN

Había un hombre rico que se vestía de purpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.

Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas

Jesús utiliza o parafrasea en clave de caso concreto la denuncia de Amós sobre los acomodados que viven en su burbuja de opulencia y no hacen caso de la miseria del pobre echado a sus puertas.

Una situación explosiva que ha de reventar en estallido caótico y que se va anunciando en los hechos de violencia que descosen el tejido social.

Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto

Efectivamente resucitó y muchos siguieron conspirando hasta radicalizarse.

Los signos pueden endurecer: las profecías, las proclamaciones de buena nueva, los gestos de amor solidario, todo puede endurecer y poner en contra.

Si el Señor no gana el corazón desde dentro, como en Pablo, paradigma de conversión.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1574009014614204419?s=20&t=Mh7I8XKkILQa7JQG7YTEeQ

BEATO CARLO

 

Comienza la carta de san Policarpo, obispo y mártir, a los Filipenses
(Cap. 1, 1--2, 3: Funk 1, 267-269)
 
ESTÁIS SALVADOS POR LA GRACIA

 

Policarpo y los presbíteros que están con él a la Iglesia de Dios que vive como forastera en Filipos: Que la misericordia y la paz de parte de Dios todopoderoso y de Jesucristo, nuestro salvador, os sean dadas con toda plenitud. Sobremanera me he alegrado con vosotros, en nuestro Señor Jesucristo, al enterarme de que recibisteis a quienes son imágenes vivientes de la verdadera caridad y de que asististeis, como era conveniente, a quienes estaban cargados de cadenas dignas de los santos, verdaderas diademas de quienes han sido escogidos por nuestro Dios y Señor. Me he alegrado también al ver cómo la raíz vigorosa de vuestra fe, celebrada desde tiempos antiguos, persevera hasta el día de hoy y produce abundantes frutos en nuestro Señor Jesucristo, quien, por nuestros pecados, quiso salir al encuentro de la muerte, y Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte. En él creéis ahora, aunque no lo veis, con un gozo inefable y radiante, gozo que muchos desean alcanzar, sabiendo como saben que estáis salvados por la gracia y no se debe a las obras, sino a la voluntad de Dios en Cristo Jesús.

 Por eso, con ánimo dispuesto y vigilante, servid al Señor con temor y con verdad, abandonando la vana palabrería y los errores del vulgo y creyendo en aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos y lo glorificó, colocándolo a su derecha; a él le fueron sometidas todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, y a él obedecen todos cuantos tienen vida, pues él ha de venir como juez de vivos y muertos y Dios pedirá cuenta de su sangre a quienes no quieren creer en él.

 Aquél qué lo resucitó de entre los muertos nos resucitará también a nosotros si cumplimos su voluntad y caminamos según sus mandatos, amando lo que él amó y absteniéndonos de toda injusticia, de todo fraude, del amor al dinero, de la maldición y de los falsos testimonios, no devolviendo mal por mal, ni insulto por insulto, ni golpe por golpe, ni maldición por maldición, sino recordando más bien aquellas palabras del Señor que nos enseña: No juzguéis y no seréis juzgados, perdonad y seréis perdonados, compadeced y seréis compadecidos; con la medida con que midiereis a los demás se os medirá también a vosotros. Y: Dichosos los pobres y los que padecen persecución por razón del bien, porque de ellos es el reino de Dios.