Viernes 26 de tiempo ordinario
Job 38, 1. 12-21; 40, 3-5
REFLEXIÓN
Cuéntamelo, si lo sabes todo
La maldición del comienzo: sabrás pero a un costo
muy alto. Respondemos: no lo sabemos todo, pero lo haremos. Y así parece ser,
es cuestión de tiempo.
Pero y el costo?: saber no es lo mismo que
saborear. El conocimiento arrebatado no es lo mismo que el compartido
amigablemente.
El enfoque de competitividad se enfrenta al de
colaboración.
Me siento pequeño, ¿qué replicaré? Me taparé la boca con la
mano; he hablado una vez, y no insistiré, dos veces, y no añadiré nada.
Despunta
ya en la Palabra la revelación de una dignidad humana y de una soberanía del
Señor.
Relacionarlas
en su mejor proporción no resulta tarea fácil en ciertas coyunturas.
Pero la
Palabra irá dando cada vez más rienda suelta a la dignidad humana hasta el
extremo de potenciarla a encarar a Dios.
Y la
Palabra también irá descubriendo un Misterio riquísimo de tolerancia,
paciencia, misericordia y comprensión hacia la rebeldía humana.
La
dignidad no se desarrolla sin ejercitarse, siquiera con reclamos por los
derechos subjetivamente asumidos como conculcados.
Y el
Señor en Jesús de Nazareth mostrará una paternidad capaz de asumir esa rebeldía
para transformarla en la dignidad de los Hijos de Dios.
Salmo responsorial: 138
REFLEXIÓN
de lejos penetras mis pensamientos
Como Jesús a Natanael.
allí me alcanzará tu izquierda, / me agarrará tu derecha
Derecha
e izquierda están comprendidas en el Misterio de la Palabra. Libertad de
expresión y solidaridad social. Somos nosotros en nuestra miopía y
apasionamiento los que desgarramos una integridad de paz y justicia.
La
Palabra celebra en Job el que creciera tanto en su reclamo, para que integrara
su propio dolor por su ruina con el amoroso designio del Señor. Dignidad de Hijo
de hombre en fértil relación con dignidad de Hijo de Dios.
Dios
trabaja con las dos, que ahora se enfrentan fratricidamente.
Lucas 10, 13-16
REFLEXIÓN
En aquel tiempo dijo Jesús: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida!
Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y
sentados en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a
Sidón que a vosotras. T tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al
abismo. Quien a vosotros os escucha,
a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me
rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado".
Cuando en nuestra existencia se muestra una
conversión se puede decir que se ha escuchado la Palabra
Milagros
entendidos como señales para la conversión tenemos muchos todos los días. No se
puede decir que tengamos mucha conversión, porque escuchamos poco la Palabra.
Escuchar
la Palabra, nos lo muestra Job, es quedarnos sin más que decir en nuestra
defensa, tal como el publicano en el último sitio del templo, y asumir con gozo
el designio del Padre.
Los
signos constantes a nuestro alrededor también son para la conversión. Una
responsabilidad nuestra será dar cuenta de los signos que se nos ofrecieron y
no nos convertirmos más.
Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a
vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que
me ha enviado
La
cadena de envío que se ha debilitado por falta de credibilidad.
https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1575818420846678018?s=20&t=hGx4yuXoc9EE8hGEkYGgfA