sábado, 1 de octubre de 2022

BEATO CARLO


 
De la Narración de la vida de santa Teresa del Niño Jesús, virgen, escrita por ella misma
(« Manuscrits autobiographiques», Lisieux 1957, 227-229)
 
EN El CORAZÓN DE LA IGLESIA, YO SERÉ El AMOR

 

Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Una respuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacer mis deseos y darme la paz.

 Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación: Aspirad a los dones más excelentes; yo quiero mostraros un camino todavía mucho mejor. El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad.

 Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mi misma en ninguno de los miembros que san Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos. En la caridad descubrí el quicio de mi vocación. Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión de varios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario y noble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase este amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno.

 Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé:

 «Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo y mi deseo se verá colmado.»

EJERCICIOS ESPIRITUALES



 [244] 2º SOBRE PECCADOS MORTALES.

Acerca de los siete peccados mortales, después de la addición, se haga la oración preparatoria, por la manera ya dicha, sólo mudando que la materia aquí es de peccados que se han de evitar, y antes era de mandamientos, que se han de guardar, y assimismo se guarde la orden y regla ya dicha y el coloquio.

REFLEXIÓN

[244] Independientemente del debate contemporáneo sobre el sentido de pecado y la clasificación mortal o venial, que nos transmite la tradición de la Iglesia, podemos enfocar estas grandes fuerzas o pasiones: soberbia (https://es.wikipedia.org/wiki/Soberbia ), avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza .

[245] Para mejor conoscer las faltas hechas en los peccados mortales, mírense sus contrarios, y así para mejor evitarlos proponga y procure la persona con sanctos exercicios adquirir y tener las siete virtudes a ellos contrarias.

REFLEXIÓN

[245] Las fuerzas o virtudes opuestas serán: humildad, generosidad, castidad, paciencia, templanza, caridad y diligencia.

[246] 3 SOBRE LAS POTENCIAS DEL ANIMA.

Modo. En las tres potencias del ánima se guarde la misma orden y regla que en los mandamientos, haciendo su addición, oración preparatoria y coloquio.

REFLEXIÓN

[246] En tiempo de Ignacio las potencias, legado de Aristóteles, San Agustín y Santo Tomás de Aquino, se nombraban como MEMORIA, ENTENDIMIENTO Y VOLUNTAD. En el siglo XXI los especialistas en la neurología lo enseñan de otro modo. Para simplificar podemos citar lo siguiente:

si la memoria funciona desde la inteligencia que busca la verdad y desde la voluntad que se compromete con el bien y la justicia, bienvenida sea. Si lleva otros fines, es más inteligente, es propio de la mejor voluntad, pasar la esponja que borre todo aquello que no merece la pena recordar. Hay cosas que se deben olvidar y perdonar de una vez para siempre.” https://diocesisalbacete.org/articulos/1415/memoria-entendimiento-y-voluntad.php

[247] 4 SOBRE LOS CINCO SENTIDOS CORPORALES.

Modo. Cerca los cinco sentidos corporales se tendrá siempre la misma orden, mudando la materia dellos.

REFLEXIÓN

[248] Nota. Quien quiere imitar en el uso de sus sentidos a Christo nuestro Señor, encomiéndese en la oración preparatoria a su divina majestad; y después de considerado en cada un sentido, diga un Ave María o un Pater noster, y quien quisiere imitar en el uso de los sentidos a nuestra Señora, en la oración preparatoria se encomiende a ella, para que le alcance gracia de su Hijo y Señor para ello; y después de considerado en cada un sentido, diga un Ave María.

REFLEXIÓN

[247] [248]  Los sentidos corporales comunes que interactúan en la vida corriente: visión, audición, tacto, gusto, olfato.