domingo, 19 de febrero de 2023

PALABRA COMENTADA

 

domingo 7 de tiempo ordinario

Levítico 19,1-2.17-18

1. IHVH-Adonai le habla a Moshé para decirle:

2. “Habla a toda la comunidad de Benei Israel, diles:

Serás consagrado. Sí, estoy consagrado, yo, IHVH-Adonai, vuestros Elohim.

17. No odiarás a tu hermano en tu corazón.

Amonestar, amonestar a tu conciudadano,

y no lo culparás.

18. No te vengarás,

no tendrás venganza contra los hijos de tu pueblo.

Ama a tu compañero como a ti mismo. Yo, IHVH-Adonai.

19. Guardarás mis reglas.

Tus animales, no los harás copular, heterogéneos.

Tu campo, no lo sembrarás heterogéneo.



REFLEXIÓN

No odiarás de corazón a tú hermano

amarás a tu prójimo como a ti mismo

Odio y amor son gemelos que previenen sobre la aparición indistinta de uno u otro, según las circunstancias.

Desde la Palabra en el primer testamento se nos orienta en el sentido de la decisión profunda, la que sale del corazón, tanto para el odio como para el amor.

Jesús de Nazareth no hace más que re-inventar esa Palabra en sí mismo, poniéndola en una acción insuperable, como si se tratara de un juego de roles.

Porque nosotros más que teorías anhelamos para motivarnos, que alguien modele con sabiduría oportuna, cómo es la cosa, cómo se hace. Una expectativa que se expresa en el lema: mejor se predica con el ejemplo.

Es muy común hacer la distinción entre perdón y olvido. Se perdona la ofensa pero no se olvida el agravio.

No parece un perdón de corazón, si en el aire quedan reliquias de una ofensa, prestas a encender la venganza, o a sacarse el clavo.

Y en nuestra vida ordinaria y cotidiana de ciudad moderna, buscamos sacarnos el clavo a cada paso. Incluso cuando hacemos pagar a otros por irritaciones que producen las frustraciones a las que estamos expuestos.

Es decir, sanar el corazón para que no odie sino que ama como a sí mismo es un proyecto de vida, que genera muchas tareas y metas. Y sobre todo perseverancia.

Salmo responsorial: 102



REFLEXIÓN

no olvides sus beneficios

Más bien lo que no se debe olvidar es la bendición constante, permanente y copiosa de parte del Señor, empezando por el don de la vida.

Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por sus fieles

Pero ante todo por la bendición de haber ganado de gratis un Padre como Dios, que supera y cura las heridas de los padres históricos.

1Corintios 3,16-23

16. ¿No lo sabes? Tú eres el santuario de los Elohim,

y el soplo de los Elohim morará en vosotros.

17. Cualquiera que destruya el santuario de Elohims será destruido por Elohims.

Sí, el santuario de los Elohim es sagrado, y eres tú.

 

El sabio y el tonto

 

18. Que nadie se extravíe:

si alguno de vosotros se cree sabio en este siglo,

que se vuelva loco para volverse sabio.

19. Sí, la sabiduría de este universo es locura con los Elohim.

Sí, está escrito: "Él atrapa a los sabios en sus artimañas". »

20. Y otra vez: “IHVH-Adonai conoce las cavilaciones de los sabios,

y que son en vano. »

21. Así, que nadie ponga su orgullo en los hombres.

Sí, todo depende de ti:

22. Paulos, Apolos o Kepha,

el universo, la vida o la muerte, el presente o el futuro:

sí, todo depende de ti;

23. y vosotros al Mesías, y el Mesías a los Elohim.



REFLEXIÓN

ese templo sois vosotros

Y así el fiel cristiano queda consagrado como templo viviente, secularizando el sagrado templo de piedra, y disolviendo el aura mágica de las liturgias y rituales ceremoniales.

que se haga necio para llegar a ser sabio

Una reminiscencia de la máxima socrática del que solo sabe que no sabe nada.

Porque la sabiduría de la cruz, es un no saber de las pretensiones de cualquier sabiduría y ciencia, con sus dogmas recubiertos de método científico.

La sabiduría de la cruz en sí misma es una visión oscura, una luz alternativa, que se nutre del Espíritu que supera las propias evidencias y convicciones. 

nadie se gloríe en los hombres,

Y así el creyente de Jesús de Nazareth vive una soledad escatológica, siempre dispuesta a desmentir y deconstruir cualquier sabiduría contraria a la cruz.

Porque la cruz y la crucifixión con esperanza de la vida nueva, soportadas por el Espíritu de Jesús, nos sostiene en el itinerario de la transformación personal y comunitaria.

Mateo 5,38-48

38. Habéis oído decir: 'Ojo por ojo y diente por diente. ›

39. Pero yo os digo: no os opongáis al criminal.

Pero al que te abofetee en la mejilla derecha, vuélvele también la otra mejilla.

40. ¿Quién quiere juzgarte y quitarte la túnica,

déjale la capa también.

41. Quien te requiera por una milla, ve dos con él.

42. Da a quien te pida; no evites a nadie que quiera tomarte prestado.

43. Habéis oído que se ha dicho:

‹ Ama a tu compañero y odia a tu enemigo. ›

44. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, orad por vuestros perseguidores,

45. para llegar a ser hijos de vuestro padre celestial;

sí, él hace salir su sol sobre buenos y malhechores,

lluvia sobre justos e injustos.

46. ​​Sí, si amas a tus amigos, ¿qué salario obtendrás?

¿Ni siquiera los recaudadores de impuestos hacen lo mismo?

47 Si sólo saludáis a vuestros hermanos, ¿qué hacéis sobreabundantes?

¿Ni siquiera los goîm hacen lo mismo?

48. Así que, sed honestos como vuestro padre celestial es honesto.



REFLEXIÓN

al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica; dale también la capa

El seguidor de Jesús de Nazareth rehuye toda sombra de acumulación de bienes a costa de la precariedad del hermano.   

a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas

Ni esquiva socorrer la necesidad según se aproxime a ella con sus posibilidades

Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen

Y encuentra que el odio y el amor, como gemelos que se acompañan, se pueden transmutar, si se buscan las condiciones de posibilidad.

si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?

Los creyentes se consideran una fraternidad universal, no un club de élite privilegiada, que sólo mira por los suyos.

Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.

No hay punto de comparación con la perfección del Padre celestial, pero es tan atrayente, y nos mueve tanto, que no podemos descansar en obtener siquiera un leve parecido con ella.

Cuando sentimos esa urgencia, es que el Espíritu Santo está de nuestro lado, inspirando seguir hacia la perfección sin desmayo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1627273581242589184?s=20

BEATO CARLO


 
De los Capítulos de san Máximo Confesor, abad, Sobre la caridad
(Centuria 1, cap. 1, 4-5. 16-17. 23-24. 26-28. 30-40: PG 90, 962-967)
 
SIN LA CARIDAD, TODO ES VANIDAD DE VANIDADES

 

La caridad es aquella buena disposición del ánimo que nada antepone al conocimiento de Dios. Nadie que esté subyugado por las cosas terrenas podrá nunca alcanzar esta virtud del amor a Dios.

 El que ama a Dios antepone su conocimiento a todas las cosas por él creadas, y todo su deseo y amor tienden continuamente hacia él.

 Como sea que todo lo que existe ha sido creado por Dios y para Dios, y Dios es inmensamente superior a sus creaturas, el que dejando de lado a Dios, incomparablemente mejor, se adhiere a las cosas inferiores demuestra con ello que tiene en menos a Dios que a las cosas por él creadas.

 El que me ama -dice el Señor- guardará mis mandamientos. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros. Por tanto, el que no ama al prójimo no guarda su mandamiento. Y el que no guarda su mandamiento no puede amar a Dios.

 Dichoso el hombre que es capaz de amar a todos los hombres por igual.

 El que ama a Dios ama también inevitablemente al prójimo; y el que tiene este amor verdadero no puede guardar para sí su dinero, sino que lo reparte según Dios a todos los necesitados.

 El que da limosna no hace, a imitación de Dios, discriminación alguna, en lo que atañe a las necesidades corporales, entre buenos y malos, justos e injustos, sino que reparte a todos por igual, a proporción de las necesidades de cada uno, aunque su buena voluntad le inclina a preferir a los que se esfuerzan en practicar la virtud, más bien que a los malos.

 La caridad no se demuestra solamente con la limosna, sino sobre todo con el hecho de comunicar a los demás las enseñanzas divinas y prodigarles cuidados corporales.

 El que, renunciando sinceramente y de corazón a las cosas de este mundo, se entrega sin fingimiento a la práctica de la caridad con el prójimo pronto se ve liberado de toda pasión y vicio, y se hace partícipe del amor y del conocimiento divinos.

 El que ha llegado a alcanzar en sí la caridad divina no se cansa ni decae en el seguimiento del Señor su Dios, según dice el profeta Jeremías, sino que soporta con fortaleza de ánimo todas las fatigas, oprobios e injusticias, sin desear mal a nadie.

 No os contentéis con decir -advierte el profeta Jeremías-: «Somos templo del Señor.» Tú no digas tampoco: «La sola y escueta fe en nuestro Señor Jesucristo puede darme la salvación.» Ello no es posible si no te esfuerzas en adquirir también la caridad para con Cristo, por medio de tus obras. Por lo que respecta a la fe sola, dice la Escritura: También los demonios creen y tiemblan.

 El fruto de la caridad consiste en la beneficencia sincera y de corazón para con el prójimo, en la liberalidad y la paciencia; y también en el recto uso de las cosas.