miércoles, 20 de septiembre de 2023

PALABRA COMENTADA

 

Miércoles 24 de tiempo ordinario

Año Impar


1Timoteo 3,14-16



REFLEXIÓN


grande es el misterio que veneramos: Manifestado en la carne, justificado en el Espíritu, contemplado por los ángeles, predicado a los paganos, creído en el mundo, llevado a la gloria.


Misterio, sacramentum, símbolo que transmite energía, y no sólo se da a conocer como información: en tres pares, que configuran los mundos puestos en conexión y contraposición Carne-Espíritu, ángeles-paganos, mundo-gloria.


Este misterio lo veneramos: amor respetuoso que glorifica.


Enseñados por Jesús veneramos el misterio del Padre en el Padrenuestro. Un Misterio personalizado, un Tú con el que podemos dialogar y no una fuerza arrolladora pero ciega como las que se desatan en la naturaleza.


Por eso un misterio así nos mete miedo. Por la asociación con la irracionalidad destructiva.


La fe nos enseña a domesticar ese miedo que impele a la adoración animista, latente en nuestro cerebro, para superarlo en confianza hacia la persona total que es el Señor.


Salmo responsorial: 110



REFLEXIÓN


Esplendor y belleza son su obra, / su generosidad dura por siempre; / ha hecho maravillas memorables, / el Señor es piadoso y clemente


Vivir la realidad como creación-cuidado por parte del Señor Creador, y experimentar su historia

como salvación personal y comunitaria, es su don por la fe.


Quien emprende el estilo de vida constructor de sentido, pero no llana y exclusivamente productor de bienes, atesora la comprensión del cosmos como lenguaje dialogal de un Padre, un Hijo y un Espíritu Santo.


Se sabe incluido en una comunidad amorosa.


Lucas 7, 31-35



REFLEXIÓN


Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis


Cuál es el ethos de nuestra generación? Nuestros sistemas de educación debe necesariamente resolver esta cuestión investigando y conociendo.


Pero también debe llegar al punto de la decisión.


Por eso el punto de llegada de toda instrucción es ético: lo que se debe hacer de bueno y correcto con amor.


los discípulos de la sabiduría le han dado la razón


Es la sabiduría que alaba Jesús cuando se revela en Pedro, en los pequeños, los que sí entienden de qué se trata todo.


El Espíritu forma en el corazón una sabiduría, una actitud que no se arrebata, sino se recibe con agradecimiento, y es como un tesoro en vasos de barro.


Analizarla puede destruirla. Más bien hay que intuirla, como una visión de totalidad.


Su imagen es la del publicano. Actualmente es oportuno pensar en una figura como el Juan Diego de la Virgen de Guadalupe.


Cuando el amor resuelve hacer lo bueno y lo correcto con misericordia, es sabio.


La decisión de Jesús de Nazareth de entregarse a la pasión y la muerte por todos, es la decisión por lo bueno y lo correcto, con misericordia.


Es sabiduría de la cruz.


https://x.com/motivaciondehoy/status/1704454894084591957?s=20



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1Timoteo 3,14-16

Los signos del Misterio Absoluto no se dan en lo relativo sino como eso, como signos. Hay que entrar en Mistagogia, aprendizaje del Misterio para captar algo de ese dominio. No es por elitismo, sino por realidad ineludible: La distancia del Origen y fuente respecto de lo vivido en el tiempo y el espacio donde la verdad asequible se construye con evidencias. En este firmamento hay hoyos negros que permiten otear dimensiones insospechadas.

Salmo responsorial: 110

La admiración que suscita lo creado es una posibilidad de trascender. Sirve a la Mistagogia. Aprendizaje del Misterio. Su estudio se ofrece como vocación y método cuando es consciente de su pequeñez.

Lucas 7,31-35

No hay otra sabiduría sino la de Jesús, muerto y resucitado. Es la única que nos permite superar las etiquetas fundmentales del Mundo anti-reino: Aniquilación de lo existente como ayuno, o exaltación materialista como comilona.


DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Miércoles, XXIV semana

San Agustín Sermón sobre los pastores 46,6-7

Ya que hemos hablado de lo que quiere decir beberse la leche, veamos ahora lo que significa cubrirse con su lana. El que ofrece la leche ofrece el sustento, y el que ofrece la lana ofrece el honor. Éstas son las dos cosas que esperan del pueblo los que se apacientan a sí mismos en vez de apacentar a las ovejas: la satisfacción de sus necesidades con holgura y el favor del honor y la gloria. Desde luego, el vestido se entiende aquí como signo de honor, porque cubre la desnudez. Un hombre es un ser débil. Y, el que os preside, ¿qué es sino lo mismo que vosotros? Tiene un cuerpo, es mortal, come, duerme, se levanta; ha nacido y tendrá que morir. De manera que, si consideras lo que es en sí mismo, no es más que un hombre. Pero tú, al rodearle de honores, haces como si cubrieras lo que es de por sí bien débil. Ved qué vestidura de esta índole había recibido el mismo Pablo del buen pueblo de Dios, cuando decía: Me recibisteis como a un mensajero de Dios. Porque hago constar en vuestro honor que, a ser posible, os habríais sacado los ojos por dármelos. Pero, habiéndosele tributado semejante honor, ¿acaso se mostró complaciente con los que andaban equivocados, como si temiera que se lo negaran y le retiraran sus alabanzas si los acusaba? De haberlo hecho así, se hubiera contado entre los que se apacientan a sí mismos en vez de a las ovejas. En ese caso, estaría diciendo para sí: «¿A mí qué me importa? Que haga cada uno lo que quiera; mi sustento está a salvo, lo mismo que mi honor: tengo suficiente leche y lana; que cada un tire por donde pueda».

REFLEXIÓN

Dádivas quebrantan peñas, dice el dicho, lo cual es sabiduría popular para ganar buena voluntad y abrir puertas. Sin embargo el que ministra en orden a los valores evangélicos, no obstante se vea favorecido y agasajado, no puede hipotecar su sinceridad a la hora de señalar lo que no está de acuerdo con ese evangelio. Incluso se puede equivocar de más o de menos al hacerlo. Pero se dispone a pronunciarse aunque ponga en peligro el favor de quienes le regalan. La corrupción se hace desde las corruptelas, pequeñas traiciones a la verdad de las cosas. Distanciarse por el servicio para todos y los más desfavorecidos implica quedarse solo eventualmente.