domingo, 21 de enero de 2024

BEATO CARLO

BEATO CARLO

 ¿Qué es lo que Carlo nos regaló a todos en estos días que hizo que los recientes acontecimientos  se “viralizaran” tan rápidamente y llegaran a impactar en tantos corazones? ¿Qué fue lo que hizo que la atención de tantos creyentes se fijara en su vida y en las celebraciones en torno a su beatificación? ¿Cómo puede ser que unas pocas frases que nos quedaron de él, algunas imágenes y videos hayan atraído tan fuertemente la atención de quienes lo miraban? Para mí, la respuesta es que Carlo nos regaló por un instante poder poner la mirada en el Cielo.


Sí, en medio de la peor pandemia que pudiéramos haber imaginado alguna vez, en medio de un encierro que nos asfixia, de un aislamiento que nos arrojó a la más profunda soledad, las nubes de nuestro cielo se abrieron y por un tiempito pudimos vislumbrar a lo que estamos llamados: ¡al Cielo! (P. Guido Petrazzini https://iglesiamillennial.com/2020/10/26/con-los-ojos-en-el-cielo/)

De la Constitución Sacrosánctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, del Concilio Vaticano segundo.
(Núms. 7-8. 106)

CRISTO ESTÁ PRESENTE EN SU IGLESIA

Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la misa, tanto en la persona del ministro, ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, como sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los sacramentos, de modo que cuando alguien bautiza es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la sagrada Escritura es él quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, pues él mismo prometió: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
En verdad, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por él tributa culto al Padre eterno.
Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y realizan, cada uno a su manera, la santificación del hombre; y así el cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es la acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no es igualada, con el mismo título y en el mismo grado, por ninguna otra acción de la Iglesia.
En la liturgia terrena participamos, pregustándola, de aquella liturgia celestial que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo, ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, está sentado a la diestra de Dios; con todos los coros celestiales, cantamos en la liturgia el himno de la gloria del Señor; veneramos la memoria de los santos, esperando ser admitidos en su asamblea; esperamos que venga como salvador Cristo Jesús, el Señor, hasta que se manifieste él, que es nuestra vida, y nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria.
La Iglesia, por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la eucaristía, celebren el memorial de la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Por esto, el domingo es la fiesta primordial, que debe inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No deben anteponérsele otras solemnidades, a no ser que sean realmente de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.

sábado, 20 de enero de 2024

PALABRA COMENTADA

Sábado 2 de tiempo ordinario

Año Par

2Samuel 1, 1-27



REFLEXIÓN

¡Cómo sufro por ti, Jonatán, hermano mío! ¡Ay, cómo te quería! Tu amor era para mí más maravilloso que el amor de mujeres.

Este pasaje muestra un gran dolor por la muerte del amigo entrañable. Amado en forma especial. Uno de los hitos en la escala del amar: amor entre hombres.

Se usa este texto-para algunos se abusa-como justificación de la homosexualidad por parte de la Palabra.

Es anacrónico pronunciarse sobre enfoques actuales de cualquier problemática, fundamentados o legitimados por pasajes bíblicos, cuando quizás-hay que dar el beneficio de la duda- no tuvieron esa intención que le proyectamos.

Pero con todo, habla de una gran amistad entre hombres, como lo que pueden insinuar la de los compañeros de una causa, que se solidarizan unos con otros en su caminar, o los íntimos que encuentran una paz sin comparación, en compartir confidencias.

La Palabra recoge estas emociones humanas, cuyos atisbos hasta podemos entrever en la lealtad de ciertos animales, como preludio de la gran amistad con el Señor, que plenifica todos los matices, y en quien la pureza del amor del corazón humano es acogida, sin etiquetas de homofilia, homosexualidad u homofobia. En esto nos rebasa, como en otras cosas, su misterio.

Salmo responsorial: 79



REFLEXIÓN

Pastor de Israel, escucha

Es lo que nos inspira el Espíritu que alentó este salmo: que vayamos al Pastor que escucha. Que creamos que Él escucha. Que su silencio, su invisibilidad, su Misterio, no significan oidos sordos.

Marcos 3,20-21



REFLEXIÓN

no los dejaban ni comer.

Así de intensa era su vida pro muchos. 

al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

Es curioso que una familia no esté orgullosa de la fama que acumula su familiar. Y más porque entre los discípulos hay también parientes.

Porque en las familias habrá quienes entiendan y quienes no. De ahí una división que produce el evangelio, verdad de Dios. 

No hay que temer a esas divisiones. Son necesarias para definir posiciones y liberar la energía de la palabra asegurando su pureza y eficacia.

Debemos pensar que en esa familia estaba María su madre. Quien a pesar de guardar las cosas en su corazón, no siempre tenía claridad suficiente para dar con la clave del misterio de su hijo.

Como nosotros en nuestras relaciones. No siempre tenemos claridad de las intenciones de las conductas de nuestros allegados. Y también tildamos de locura lo que no entendemos.

Jesús afrontó esa contradicción de sus parientes, porque persistió en su ministerio. La lealtad al Padre era superior.

Que es lo que podemos decir de quiénes vemos persistir en su ministerio de solidaridad, no obstante ser criticados por su conflictividad.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1484839940546564097?s=20

https://x.com/motivaciondehoy/status/1748668563114582187?s=20

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La amistad entre hombres no es frecuentemente citada por la Palabra. Y en el Nuevo Testamento aparece tambièn con el apòstol Juan y Jesùs. A la vez la amistad de Jesùs con la mujer. Es el reflejo de un aspecto del amor y amistad que alberga sentimientos profundos de comprensiòn, ternura, y lealtad. Otra forma de revelar el Misterio de misericordia y el amar de Dios infinitamente bueno.

Salmo responsorial: 79

La queja frecuente de parte del rebaño es sobre el supuesto abandono y poca atenciòn del pastor. Êste siempre serpa ingrato a sus ojos, porque nunca serà capaz de satisfacer a todos. Su amor y amistad es para muchos y muchas. Los que lo reciben lo desean posesivo.

Marcos 3, 20-21

La actividad de Jesùs, su servir era intenso y dedicado aun renunciando a su descanso. Un servicio agotador que no siempre es recompensado ni reconocido. Un gènero de amistad o amor generosos que pone el ènfasis màs en dar que en recibir, y para lo cual se requiere una frecuente nutriciòn de manera que no cese la entrega ni se falle a quienes lo necesitan.