viernes, 19 de julio de 2024

SAN CARLO ACUTIS

Jesús en los Pobres


Del comentario de Orígenes, presbítero, sobre el evangelio de san Mateo
(Lib 11, 6: PG 13, 919-923)
¡Ánimo, soy yo!



Si en alguna ocasión llegáramos a caer en el escollo de las tentaciones, acordémonos de que Jesús nos apremió a subir a la barca de la prueba, queriendo que le adelantáramos a la otra orilla. Pues es imposible que quienes no hubieren soportado las tentaciones de las olas y del viento contrario, lleguen a la otra orilla. Así pues, cuando nos viéramos cercados por un sinfín de dificultades y, mediante un moderado esfuerzo hubiéramos logrado en cierto modo esquivarlas, pensemos que nuestra barca se encuentra en mar abierto, sacudida por las olas, que quisieran vernos naufragar en la fe o en otra virtud cualquiera. Pero cuando viéramos que es el espíritu del mal el que arremete contra nosotros, entonces hemos de concluir que el viento nos es contrario.

Ahora bien, cuando soportando el viento contrario hubieran transcurrido las tres vigilias de la noche, esto es, de las tinieblas que acompañan a la tentación, luchando denodadamente según la medida de nuestras fuerzas, procurando escapar al naufragio de la fe, entonces abrigamos la esperanza de que se acercará a nosotros el Hijo de Dios, al filo de la cuarta vigilia, cuando la noche está avanzada y el día se echa encima, para calmar nuestro agitado mar caminando sobre él.

Y cuando viéramos aparecérsenos el Verbo, quizá nos asustemos antes de caer en la cuenta de que estamos en presencia del Salvador; y, pensando ser un fantasma, gritaremos muertos de miedo. Pero él nos dirá en seguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Y si entre nosotros se hallare otro Pedro, más fuertemente conmovido por las palabras de aliento del Señor, ese Pedro en camino hacia una perfección que todavía no ha alcanzado, bajando de la barca —como huyendo de la tentación que lo acosaba—en un primer momento anduvo queriendo acercarse a Jesús sobre las aguas; pero siendo insuficiente todavía su fe y zarandeado por la duda, sentirá la fuerza del viento, le entrará miedo y empezará a hundirse. Pero no se hundirá, porque a gritos se dirigirá a Jesús, suplicándole: Señor, sálvame. E inmediatamente, también a este Pedro que le suplica diciendo: Señor, sálvame, el Verbo le tenderá la mano, socorrerá a este hombre, agarrándolo en el preciso momento en que comenzaba a hundirse, y echándole en cara su poca fe y el haber dudado. No obstante, observa que no le dijo: Incrédulo, sino: Hombre de poca fey que añadió: ¿Por qué has dudado?, como uno que si bien teniendo un poco de fe, vacila y no se comporta de modo contrario.

Momentos después, tanto Jesús como Pedro subieron a la barca y amainó el viento. Los de la barca, dándose cuenta de qué peligros habían sido salvados, lo adoraron diciendo: Realmente eres Hijo de Dios.

jueves, 18 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Jueves 15 de tiempo ordinario

Isaías 26, 7-9. 12. 16-19



REFLEXIÓN

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo

Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú

concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país

despertarán jubilosos los que habitan en el polvo

Contigo Señor, por Jesús tu hijo, toda muerte se transfigura en vida.

tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe

todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor

despertarán jubilosos los que habitan en el polvo

No es fácil vivir la justicia del Señor para nosotros, porque hemos de aprenderla. Y en este proceso se toma en cuenta la experiencia que vamos haciendo de la presencia salvadora de la Palabra y nuestra propia limitación: no somos para tanto.

La plenitud de su justicia para nosotros se significa en la vida que Él ofrece más allá del polvo de muerte al que quedamos reducidos.

Salmo responsorial: 101



REFLEXIÓN

ya es hora y tiempo de misericordia

se vuelva a las súplicas de los indefensos, / y no desprecie sus peticiones

para escuchar los gemidos de los cautivos / y librar a los condenados a muerte.

La justicia del Señor está acompañada de misericordia. Nuestro reloj espiritual sabe dar la hora de anhelar esa intervención del Señor cuando llegamos al límite de nuestras fuerzas. 

Mateo 11, 28-30



REFLEXIÓN

Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".

Suave y dócil(praus kai tapeinos) indica una cualidad que aparenta debilidad pero implica fortaleza y firmeza.

Podríamos entenderlo como la actitud de asumir la existencia con ganas, sin rebeldía innecesaria, excepto ante la injusticia.

Porque la existencia con sus contingencias pone a prueba nuestra capacidad de gestión y no ayuda a la paz y la serenidad de la misma, una conducta impaciente y empecinada. 

Se trata de una conquista que debemos hacer de nuestras pasividades de disminución según nos señala Teilhard de Chardin, San Juan de la Cruz, y también Ignacio en las reglas de discermiento, cuando se extiende sobre el sentido de la desolación.

Sólo el Espíritu puede inspirar la postura recomendable para aguantar el largo viaje.

Sólo un Espíritu así, como el que animó e impulsó a Jesús de Nazareth, puede inspirar la postura viable y óptima, para perserverar  en nuestro peregrinaje. Espíritu que me acercó Carlo. Gracias.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1547546457661513729?s=20&t=9oefo-SMaI4g_K7qsety9g

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Jueves 15 de tiempo ordinario

Isaías 26, 7-9. 12. 16-19

Salmo responsorial: 101

Mateo 11, 28-30