viernes, 26 de julio de 2024

SAN CARLO ACUTIS DE ASIS

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


De la constitución pastoral «Gaudium et Spes»» sobre la iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano II.
(n. 78)
Naturaleza de la paz

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La paz no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce sólo al establecimiento de un equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una dominación despótica, sino que se llama con exactitud y propiedad la obra de la justicia (Os. 32,7). Es el fruto del orden asignado a la sociedad humana por su divino Fundador y que los hombres, siempre sedientos de una justicia más perfecta, han de llevar a cabo. El bien común del género humano se rige primariamente por la ley eterna, pero en cuanto a sus exigencias concretas está sometido, en el transcurso del tiempo, a continuos cambios. Por ello, la paz nunca se obtiene de modo definitivo, sino que debe edificarse continuamente. Como además, la voluntad humana es frágil y está herida por el pecado, la búsqueda de la paz exige de cada uno un constante dominio de las pasiones y una constante vigilancia por parte de la autoridad legítima.

Sin embargo, esto no es suficiente. Esta paz sólo puede obtenerse en la tierra si se asegura el bien de las personas, y los hombres comparten entre sí, espontáneamente, con confianza, sus riquezas espirituales e intelectuales. La voluntad firme de respetar a los demás hombres y pueblos, y su dignidad, y el esforzado ejercicio de la fraternidad, son absolutamente necesarios para construir la paz. Así, la paz es también fruto del amor que va más allá de lo que la justicia puede aportar.

La paz terrena, que nace del amor al prójimo, es figura y efecto de la paz de Cristo, que procede de Dios Padre. Pues el mismo Hijo encarnado, Príncipe de la paz, por su cruz reconcilió a todos los hombres con Dios y, restituyendo la unidad de todos en un solo pueblo y en un solo cuerpo, mató en su propia carne el odio y, exaltado por la resurrección, derramó el Espíritu de caridad en los corazones de los hombres.

Por consiguiente, todos los cristianos son llamados insistentemente, para que, haciendo la verdad en el amor (Ef. 4,15), se unan con todos los hombres verdaderamente pacíficos para implorar e instaurar la paz.

Movidos por el mismo Espíritu, no podemos dejar de alabar a aquellos que, renunciando a la acción violenta para reivindicar sus derechos, recurren a los medios de defensa que están incluso al alcance de los más débiles, siempre que esto pueda hacerse sin lesión de los derechos y obligaciones de los demás y de la comunidad.

En la medida en que los hombres son pecadores, les amenaza, y les amenazará hasta la venida de Cristo, el peligro de guerra; en la medida en que, unidos por la caridad, superan el pecado, se superan también las violencias hasta que se cumpla la palabra: De sus espadas forjarán arados y de sus lanzas podaderas. Ninguna nación levantará ya más la espada contra otra y no se adiestrarán más para el combate (Is. 2,4).

jueves, 25 de julio de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Santiago apóstol

Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2



REFLEXIÓN

los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo

El Pueblo pobre, excluído y vulnerable es hoy la categoría preferencial para la evangelización. 

Son quienes llevan una existencia prolongada de penurias: hambre, enfermedades, violencia endémica, en viviendas precarias y lugares inseguros, desempleados o subempleados, o con sueldos insuficientes para vivir dignamente y con pocas oportunidades de progresar, con poca o mala o ninguna educación. 

Es decir, las antípodas del sumo bien o shalom. Más bien la maldición.

Éstos han sido muy pacientes y son parte de la creación oprimida que clama por su liberación como hijos de Dios.

Qué signos y prodigios harán creíble y aceptable la resurrección del Señor? 

Sólo los que viven en medio de ellos, como ellos, haciendo comprensible una nueva vida.

Porque no se vive la vida igual lo mismo con la convicción de vida que con la de muerte. 

Se requiere valor para mantenerla, porque el lenguaje de la realidad de nuestro entorno es la contingencia y la corrupción. 

Y cada día debemos convencernos y convencer con nuestro estilo de vida que corrupción y muerte no son la última palabra de la realidad.

en nombre de ése?

Ése Jesús fue un nombre proscrito y en todas las épocas y en diversas regiones, las comunidades de sus seguidores han afrontado su proscripción. Como los cristianos en persecusión, por ejemplo.

queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre

Esta querella llega hasta nuestros días porque hay hermanos del judaísmo ofendidos por tal alegación de responsabilidad.

Aun con los matices y la distinción de lo que es una responsabilidad de los dirigentes y la culpabilidad de todo un pueblo, se sigue dando el distanciamiento, la incomprensión y la suspicacia entre estos pueblos hermanos:cristianos y judíos.

Para lo cual solo cabe ir perdonando y fraternizando, de modo que se pueda ver el futuro con una mirada común.

Es más pernicioso que un mundo que sufre del olvido de Dios, pierda a sus creyentes en enemistades fratricidas.

"Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres

Solo que este proceso no se debe dar traicionando la propia identidad. La de judíos y la de cristianos.

Los testigos han de testificar, como voluntad del Padre, que Él hizo justo a quien otros consideraron delincuente y pecador.

La tradición de los testigos de Jesús los involucra en un destino de defensa de las víctimas para que se reconozca su justicia.

La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados

Es un testimonio para la conversión, no para culpabilizar o fomentar venganza.

Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

El valor que se muestra en este testimonio no es empresa humana sino de Espíritu.

Hacer la voluntad del Padre a pesar de las amenazas del poder humano, es apoyado por el mismo Señor por medio de su Espíritu Santo.

Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.

Este acontecimiento ilustra uno de los primeros martirios cristianos junto al de Esteban. Uno apóstol y otro diácono. 

Un incipiente liderazgo dispuesto a morir a este mundo para afirmar el reino del Padre.

En la historia sucesiva, hasta nuestros días otros líderes también darán testimonio con su muerte-vida como San Oscar Arnulfo Romero y Juan Girardi.

Estos testimonios son una ofrenda a la libertad de expresión de la propia fe. 

Un valor muy apreciado hoy. Pero también adulterado porque en su nombre se cometen también abusos y crímenes. 

Cosa que nos previene otro Santiago en su carta cuando habla de los pecados de la lengua, que siendo tan pequeña causa tan grandes males.

El martirio de sangre estará siempre presente como posibilidad de la voluntad del Señor, para el cual también contaremos con el Espíritu, que nos apoyará con la última rúbrica para entrar en la vida.

Salmo responsorial: 66



REFLEXIÓN

ilumine su rostro sobre nosotros

Que en medio de tanta acechanza y confusión el Señor nos ilumine en nuestro discernimiento del camino de la vida.

Que canten de alegría las naciones, / porque riges el mundo con justicia

El informe anual de Transparencia Internacional no da buenas noticias, excepto para algunas sociedades.

La percepción de corrupción es cada vez peor.

Pero desde la fe la percepción debiera ser diferente.

Porque creemos que la justicia de Dios se va profundizando en la historia, y escuchamos sus clamores constantemente.

No habría clamores si hubiéramos pactado con la iniquidad.

2Corintios 4,7-15



REFLEXIÓN

Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro

En fragilidades de todo tipo

para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros

Nos apietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros.

Terminar la existencia es un deseo de liberación que bien pudiera postergarse y superarse con el aliento que viene del Espíritu, para sobrellevar las penurias de la existencia y el ministerio evangelizador.

La epifanía del Señor Jesús en nuestra carne se dará y se mantendrá mientras aliente en nosotros su fe, esperanza y ágape.

nosotros creemos y por eso hablamos

Aunque hablar puede ser fácil, en ciertas coyunturas se corre peligro de la vida. Así el hablar es muestra de fe si se manifiesta como confesión de Jesús, eterna víctima.

Mateo 20,20-28



REFLEXIÓN

Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino

La señora madre de los hijos de Zebedeo iba por un tráfico de influencias. Pero su ambición fue superada en otro sentido: por el martirio de sus hijos. Así su existencia por el evangelio fue transformada para compararse con la madre de los macabeos, que animó a sus hijos al martirio.

uno a tu derecha y el otro a tu izquierda

Como los que acompañaron a Jesús en su crucifixión

¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?

Esta es una pregunta clave para la admisión de todo creyente al reino de la vida. Es la paradoja que debemos estar dispuestos a vivir en algún modo y en algún momento: perder la vida para ganar la vida. 

Para un creyente en Jesús hay vida que no merece vivirse a menos que se esté dispuesto a morir cada día.

"Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."

La oración del apóstol incluye una petición de estar preparado para dar la vida como lo tenga reservado el Padre. 

Aun así, muriendo en Jesús, la naturaleza precisa de nuestro reconocimiento y gloria no se conoce. 

Es un riesgo hasta el final. Lo hace tolerable la esperanza.

No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos

El gozo del servicio fraterno es la única amortización que tenemos en esta vida del reconocimiento final del Padre.

La jerarquía eclesial es mirada hoy, más por las acciones y actitudes que contrarían este evangelio. 

Pero poco se dice de las que prolongadamente son fieles, aun contra los que manifiestan criterios absolutistas, dogmáticos y demagógicos.

Por ello padecen crítica tenaz y despiadada.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1683795705771466754?s=20

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Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2

A la dirigencia de los judíos lo que les interes a es extinguir este foco de rebeldía herética. A los apóstoles anunciar a Cristo. En ese afán se dan las acciones y palabras que son los signos de su apostolado y su defensa. Las consideran obediencia a Dios, y no son negociables. Tal firmeza es la secuela de su fe pascual: anunciar en su vida la muerte y resurrección de Jesús.

Salmo responsorial: 66

El gozo de anunciar a Cristo es la recompensa que por el momento sostiene el esfuerzo apostólico. Es el bien de muchos, el cual se desea compartir con los más. Es imparable. Alimenta una energía inagotable. Fortalece ante cualquier desafío y peligro, más allá de la temeridad.

2Corintios 4,7-15

Esa fuerza, esa persistencia, esa valentía, es el don del Espíritu de Dios, de Jesús Glorificado. Es la Iglesia apostólica. En un contraste e incongruencia de medios mantiene viva la voz y el servicio a la Palabra eterna de Jesús. Es lo que importa. Hasta el último suspiro.

Mateo 20,20-28

El examen de admisión a los honores y la gloria no puede ser mas desalentador. Hay que beber el cáiz de Jesús, como él. Nunca seremos más que el Maestro, en testimonio de servicio y entrega. Es la condición de cualquier supuesto beneficio y gloria.