sábado, 26 de octubre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 29 de tiempo ordinario

Año Par

Efesios 4, 7-16



REFLEXIÓN

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia

El acompañamiento de Jesús está dado, donado. No se parte de la desconfianza sino de la entrega. 

Es nuestra correspondencia la que está en veremos, nuestra libertad, que hay que potenciar para responder adecuadamente.

para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud

Sí hay un crecimiento que desarrollar, incluso más allá de la muerte individual, porque la edificación es hasta la plenitud del cuerpo de Cristo.

hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo

Una de las expresiones actuales más utilizada tiene que ver con crecer, como un compendio de todo lo positivo y dinámico que una persona puede aspirar en su existencia.

Solo se crece cuando se está en el camino correcto, con las oportunidades correctas, en el tiempo correcto, con la actitud correcta.

Podemos juntar la fuerza significativa de nuestra mentalidad al mensaje de la Palabra y lograr una convergencia admirable: por la fe en Cristo, se desarrolla en mi ser un proceso de crecimiento en todas las cosas hasta lograr la estatura de la cabeza: Cristo.

Así la Palabra nos mantiene agraciados con el don de una visión positiva sobre el mundo y el designio sobre él, hasta que se haga el reino.

Lo más fuerte y lo más eficaz: es el amor concebido en Cristo.

Salmo responsorial: 121



REFLEXIÓN

Ya están pisando nuestros pies / tus umbrales, Jerusalén

Huyamos el esfuerzo sicológico que procura hacer sentir los niveles de crecimiento del reino en y a través de nosotros.

En los ejercicios ignacianos hay en la primera semana una meditación en la que se recomienda este esfuerzo para sentir la identificación con Cristo y el dolor de nuestros pecados.

Son rezagos de la primera época ermitaña y purgativa para romper la coraza de insensibilidad que se nos crea en nuestra rutina mundana.

Pero el don que permanece en la fe es un sentido sobre el vigor que vamos cobrando en nuestro peregrinaje. Nos sentimos más fuertes, nos palpamos más fuertes, acometemos la vida más fuertes espiritualmente.

Falta un poquito para estar dentro. Pero en la puerta del horno se quema el pan, dice un refrán popular, desconfiando de los triunfalismos.

Lucas 13,1-9



REFLEXIÓN

lo de los galileos, cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.

Los romanos eran un ejército de ocupación, bárbaro y despiadado. 

Antes y ahora, como por ejemplo, las torturas de ejércitos actuales contra los poblaciones civiles desarmadas.

Un contexto de violencia absurda y desmedida, para aplacar cualquier rebelión o protesta.

¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén?

Se podría concluir que una desgracia así era un signo de rechazo de Dios en el Templo a sus sacrificios, por ser los galileos sinónimo de gente revoltosa a quien los romanos de Poncio Pilato habían sofocado.

Y de eso concluir también que no era bueno manifestar la rebeldía y aceptar la intimidación romana.

Pero en general sin llegar a esas sociologías político-religiosas, los seres humanos son presagiosos respecto de lo sacro y asumen como señales de rechazo de Dios situaciones trágicas. Y no hay tal rechazo.

El pensamiento común era descalificador para esas víctimas, teniéndolas por pecadoras. 

Porque una vida plácida, sin tragedias, era el epítome de la bendición del Señor. Pero la cruz de Jesús de Nazareth trastocó esa perspectiva que mutó en ideología religiosa.

si no os convertís, todos pereceréis lo mismo

Pero se impone, más bien, un sentido de conversión de mentalidad: la que juzga pecadores, indignos de salvación o castigados por su culpa, a personas asesinadas por un poder político, por un accidente trágico o ultimados como ajuste de cuentas. 

Un llamado ineludible para todos, que controvierte esa creencia como necesaria, ya que todos somos pecadores y culpables, aun los que juzgamos.

Ese llamado nos es útil en la actualidad frente al influjo de los medios que plantan juicios innobles sobre personas que perecen en circunstancias dudosas.

Y la exigencia de conversión es absoluta porque ahí sí, el fin será aciago. 

Lo que realmente hace perecer es juzgarnos libres de culpa a diferencia de los demás.

Jesús confronta al pueblo con su dureza de corazón para con la alianza, como causa de los males que le sobrevienen.

Si bien exculpa a los galileos como pecadores, Jesús no se ubica en el nivel político como significación primaria para su mensaje de fondo.

Jesús emite un juicio profético como los clásicos de antaño: perece una sociedad injusta porque se vulnera desde dentro por corrupción. 

Ya podemos tener todas las defensas y armamentos para defendernos de los de fuera, que si la corrupción avanza dentro, el fin estará próximo. 

La Palabra encarnada en Jesús de Nazareth siempre aporta una rendija de la dimensión del Espíritu.

Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera".

Si hemos de perecer mejor hacerlo convertidos y así aseguramos una vida sin fin.

"Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro.

Tiempo que lleva Jesús evangelizando sin lograr conversión? Cúmulo simbólico de un tiempo cumplido, para que se hubiera dado un fruto que valiera la pena?

"Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas.""

Su misión no es cortar, aunque aún no dé fruto.

Todo está dicho por Jesús para suscitar el despertar de la conversión. 

Porque Él es magnánimo y paciente en la espera del fruto, para el que podamos crecer y madurar.

Su evangelio es el de la oportunidad, aunque no se sabe hasta cuándo. La conversión es para asumir con seriedad esa oportunidad.

El ruego pertenece a la tradición de la paciencia y la tolerancia, desde Abraham y Moisés, que confronta la impaciencia de los dioses por castigar a los hombres, pero abre a una revelación novedosa del Dios misericordioso, más allá de nuestros esquemas rígidos.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1583790453744287746?s=20&t=as6QBUkP942lSIk4MwMpbw

motivaciondehoy


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Sábado 29 de tiempo ordinario

Año Par

Efesios 4, 7-16

Salmo responsorial: 121

Lucas 13,1-9

DOCTORES DE LA IGLESIA

DOCTORES DE LA IGLESIA

 


SÁBADO, XXIX SEMANA

San Cirilo de Alejandría, Comentario sobre el libro del profeta Isaías
(Lib 4, Sermón 4: PG 70, 1090-1091)
Demos gracias a Dios Padre que nos ha sacado del dominio de las tinieblas

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. No está fuera de propósito, sino en perfecta sintonía con una correctísima exposición, aplicar estas palabras al coro de los santos apóstoles, e incluso a todos los que creen en el Señor, Cristo Jesús, han sido instruidos por el Espíritu y, en consecuencia, tienen el ánimo y la mente ampliamente iluminados; que fueron hechos partícipes de los divinos carismas y merecieron contemplar, con los ojos puros del alma, las profundidades de la Escritura divinamente inspirada; y que consiguieron una recta y evangélica forma de vivir, una prudencia y un conocimiento típicos de los santos.

Pues bien, todos éstos, al entonar odas gratulatorias, afirman haber recibido

una lengua de iniciado, esto es, una lengua que les permite hablar con

conocimiento de causa y explicar correctamente los misterios divinos: que les

permite discernir cuándo y cómo es oportuno servirse de palabras de aliento. Es

lo que hicieron los discípulos del Señor cuando inundaron y saturaron los

ánimos y los corazones con la sana e inmaculada doctrina de la fe cristiana, y

presentaron a cuantos se acercaron a escuchar la divina predicación, uno u otro

aspecto del mensaje evangélico atendiendo a las necesidades de cada oyente.

Pues a los que todavía eran niños les ofrecieron acertadamente la leche de

una sencilla instrucción o el discurso catequético; en cambio, a los que habían

alcanzado la edad del hombre perfecto y habían llegado a la medida de Cristo en

su plenitud, les dieron un manjar sólido y altamente nutritivo. Esta fue realmente la lengua de iniciado y el don de ciencia para saber cuándo conviene hablar; dicen habérseles dado por la mañana, esto es, en el ánimo y en el corazón el esplendor del día, la iluminación de la luz divina e inteligible, la aparición del lucero del alba. Comprenderemos mejor esto con las palabras de san Pablo, que escribe: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su celeste caridad en la luz.

En efecto, el dios de este mundo ha cegado a los infieles, para que la luz del evangelio de Cristo no brillara para ellos. En cambio, para nosotros ha salido el sol de justicia, envolviendo las mentes en la divina luz, de suerte que seamos llamados hijos de la luz y lo seamos realmente. Pues en el momento mismo en que aceptemos la fe en Cristo y Cristo nos ilumine con su luz, se nos da por añadidura un oído especial, es decir, una facultad y una capacidad de oír insólita

e inusitada. Por ejemplo: nosotros estamos convencidos de que la ley desempeña una función de pedagogo; y cuando escuchamos la ley de Moisés, esa misma ley la comprendemos con otros oídos, traducimos los símbolos a la

realidad y transformamos la sombra en un germen de contemplación espiritual.

Pues, mediante Cristo, la disciplina, es decir, la predicación evangélica y su mistagogía, nos enseña a interpretar espiritualmente la ley, y podríamos decirque abre los oídos de los que creyeron en Cristo.