lunes, 3 de noviembre de 2025

PALABRA COMENTADA


 

LUNES 31 DE TIEMPO ORDINARIO

Año Impar

Romanos 11,29-36



REFLEXIÓN

Los dones y la llamada de Dios son irrevocables

La fe en la firmeza del Señor es un apoyo y alivio en un mar de dudas sobre la validez de las certezas, que nos han sostenido a través de los años, frente a las señales de cambio de los nuevos tiempos.

Sin embargo, no hemos de confundir firmeza y rigidez, porque en el Señor inédito siempre, la juventud no cesa de expresarse, sobrepujando nuestras certezas.

Nuestra ancla es la voluntad del Señor, en quien por Jesús de Nazareth, nos lanzamos a confiar en un proceso que sólo es viable cuando no cesa de confiar.

al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia

Qué duda cabe: los rebeldes abundan y surgen por doquier. Casi es la moda. Desmarcarse, apartarse, disentir, criticar y polemizar es la moneda corriente de uso.

Es difícil dialogar intercambiando certezas, porque por principio no se aceptan, y unos a otros no nos persuadimos o convencemos, si no que nos enunciamos. Toda una feria de protagonismos exhibicionistas, donde no nos escuchamos.

Esta rebeldía generalizada, que metodológicamente pareciera conveniente para el desarrollo del pensamiento crítico, realmente lo forma o en este exceso lo deforma?

Porque el enemigo del reino, planta cizaña, al introducirse en nuestros logros para convertirlos en extremismos.

ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.

Al final confiamos en la misericordia del Señor, que complementa y completa nuestra deficiencia. Incluso la llama a intervenir.

Pidamos al Señor que intervenga porque no nos entendemos.

Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén

En esta doxología culmina Pablo el periplo reflexivo de su maltrecha seguridad de teólogo.

En realidad a él lo abandonó la seguridad sobre el Misterio del Señor cuando Jesús vivo se le apareció en su camino a la persecución.

Ahora sabe que no sabe mucho sobre la inédita identidad del Misterio.

Salmo responsorial: 68



REFLEXIÓN

Dios mío, tu salvación me levante

Ser levantado, despertado o resucitado por Dios son casi sinónimos.

Cuando en nuestro diario vivir somos levantados a mejores situaciones de todo tipo, más allá de lo pensado, también somos despertados y resucitados, porque se insinúa en esa experiencia una nueva vida o un nuevo modo de vivir, el cual nos es muy complicado expresar o comunicar.

el Señor escucha a sus pobres

Reconocer la dificultad del tiempo presente es la ocasión para que aflore la esperanza reforzada en el Señor.

Y el verdadero pobre, que no tiene nada que perder con el cambio, sino ganar sabe que puede confiar.

Lucas 14,12-14



REFLEXIÓN

no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Ser correspondidos en las relaciones amistosas es la expectativa común y la motivación que nos mantiene en ellas. Es un canon del mundo y se mira mal a quien no corresponde. Pronto es aislado y orillado.

Muchos llamados a la evangelización caen en el pantano del amiguismo y la correspondencia. Se olvidan de migrar frecuente y constantemente a los pobres que no pueden o no quieren corresponder.

invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos

Si vamos a trabajar como servidores del evangelio debemos convencernos que la correspondencia es de otro nivel, de otro tipo.

Esperarla no nos corrompe como otra clase de correspondencia.

Para organizar una sociedad solidaria, como alternativa de la sociedad codiciosa, se requiere fe, esperanza y ágape orientados a la fraternidad

Y orientados también, pero no menos, al fin, cual es la comunidad eterna del Padre.

Se trata de una inversión a largo plazo, que convoca pocos inversionistas.

Éstos más bien están interesados en ganancias materiales rápidas y exorbitantes y sin tasas impositivas. Además de codicia padecen de avaricia.

https://x.com/motivaciondehoy/status/1721485608688791575?s=20

https://x.com/motivaciondehoy 031125

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LUNES 31 DE TIEMPO ORDINARIO

Romanos 11,29-36

Nuestras rebeldías de todo tipo, incluídas las protestas que proliferan, tienen el potencial de sanación y de misericordia, si los encuadramos en la mirada de fe que nos invita a adherir el apóstol de las gentes.

Salmo responsorial: 68

Puedo convenir que soy un pobre malherido, porque anhelo retribución. Y sólo la apropiada retribución de la vida perdurable, hará esa justicia.

Lucas 14,12-14

Se rompe con la carne y sangre para dejar espacio a la gratuidad absoluta, como imagen del Misterio gratuito de amar que es el Señor. Porque los pobres invitados, o los invitados pobres ni se lo esperan, ni tienen cómo pagar. Quienes son anfitriones deben estar dispuestos al puro amar. Los bautizados debemos preguntarnos si estamos dispuestos al amar sin retribución.

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS



De la homilía pronunciada por el papa San Juan XXIII en la canonización de san Martín de Porres
(Día 6 de mayo de 1962: AAS 54 [1962], 306-309)

«MARTÍN DE LA CARIDAD»

Martín nos demuestra con el ejemplo de su vida que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber, si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente; y si, en segundo lugar, amamos al prójimo como a nosotros mismos.

Él sabía que Cristo Jesús padeció por nosotros y, cargado con nuestros pecados, subió al leño, y por esto tuvo un amor especial a Jesús crucificado, de tal modo que, al contemplar sus atroces sufrimientos, no podía evitar el derramar abundantes lágrimas. Tuvo también una singular devoción al santísimo sacramento de la eucaristía, al que dedicaba con frecuencia largas horas de oculta adoración ante el sagrario, deseando nutrirse de él con la máxima frecuencia que le era posible.

Además, san Martín, obedeciendo el mandato del divino Maestro, se ejercitaba intensamente en la caridad para con sus hermanos, caridad que era fruto de su fe íntegra y de su humildad. Amaba a sus prójimos, porque los consideraba verdaderos hijos de Dios y hermanos suyos; y los amaba aún más que a sí mismo, ya que, por su humildad, los tenía a todos por más justos y perfectos que él.

Disculpaba los errores de los demás; perdonaba las más graves injurias, pues estaba convencido que era mucho más lo que merecía por sus pecados; ponía todo su empeño en retornar al buen camino a los pecadores; socorría con amor a los enfermos; procuraba comida, vestido y medicinas a los pobres; en la medida que le era posible, ayudaba a los agricultores y a los negros y mulatos, que, por aquel tiempo, eran tratados como esclavos de la más baja condición, lo que le valió, por parte del pueblo, el apelativo de «Martín de la caridad».

Este santo varón, que con sus palabras, ejemplos y virtudes impulsó a sus prójimos a una vida de piedad, también ahora goza de un poder admirable para elevar nuestras mentes a las cosas celestiales. No todos, por desgracia, son capaces de comprender estos bienes sobrenaturales, no todos los aprecian como es debido, al contrario, son muchos los que, enredados en sus vicios, los menosprecian, los desdeñan o los olvidan completamente. Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos la dulzura y felicidad que se encuentra en el seguimiento de Jesucristo y en la sumisión a sus divinos mandatos