sábado, 23 de noviembre de 2024

PALABRA COMENTADA

PALABRA COMENTADA

 

Sábado 33 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 11, 4-12



REFLEXIÓN

cuando terminen su testimonio, la bestia que sube del abismo les hará la guerra, los derrotará y los matará

La antigua economía o orden de cosas del Primer Testamento caduca, y ni Moisés ni Elías, testigos ungidos, podrán ya contra las bestias poderosas y rebeldes que desafíen al Señor. 

Y la ciudad Santa Jerusalén, símbolo que fue de Paz, será por la impotencia de esos testigos del pasado, una ciudad de rebeldía.

Al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida mandado por Dios entró en ellos y se pusieron de pie, en medio del terror de todos los que lo veían. Oyeron entonces una voz fuerte que les decía desde el cielo: "Subid aquí." 

Y subieron al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos. 

A pesar de la crucifixión, la muerte y la derrota, aparecerá de nuevo el aliento de vida del Señor quien en Jesús de Nazareth glorificará la lealtad a su nombre.

Se abrirá definitivamente el camino a la Gloria del Señor.

En nuestra existencia vivimos momentos de bestias del abismo y nuestro orden de salvación caduca. Son los momentos de crisis en que todo lo antiguo parece impotente para devolvernos la paz.

En el mensaje y persona de Jesús de Nazareth se nos abre de nuevo el camino a un orden superior y definitivo, que sobrepuja toda monstruosidad.

Salmo responsorial: 143



REFLEXIÓN

Bendito el Señor, mi Roca, / que adiestra mis manos para el combate, / mis dedos para la pelea

Lograremos dar en nuestra vida con la experiencia de solidez inconmovible cuya estabilidad consista en aportarnos fuerza para combatir?

Es la promesa de Jesús a Pedro, la roca de los hermanos en la fe. 

Cómo dar con la experiencia de roca y solidez del Señor a través de Pedro en un momento que hasta este símbolo está en entredicho?

Es una prueba que nos da a entender la verdad de la Palabra que ha anunciado bestias nunca vistas que pondrán a prueba nuestra solidez de fe.

Lucas 20,27-40



REFLEXIÓN

se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección

No significa que este grupo, en ese tiempo el más poderoso, no tuviera alguna esperanza respecto de la vida después de la muerte. Sólo que era otra la expresión: los descendientes tienen memoria de los muertos que viven débilmente en el sheol, bajo tierra, y son mantenidos con vida por ese recuerdo. Por eso no tener descendencia es una maldición porque nadie los recordará.

Frente a ellos los fariseos, otro grupo cuyo poder y influencia iba en ascenso, formulaban la esperanza de vida para el final de la historia, cuando esta tierra se volviera leche y miel y los justos reinarán junto con Dios.

Jesús, quien por el silencio de los evangelios, estaba soltero, debía ser un candidato, según los saduceos para la maldición de la extinción de su vida, porque sin descendencia nadie lo recordaría.

Pero como tenía tanto ascendiente sobre la gente su mensaje, y planteaba la resurrección, en lo cual sintonizaba mejor con el enfoque fariseo, era necesario ridiculizarlo a través de preguntas y casos, en los que se viera que contradecía la ley.

Ley que para los saduceos se reducía a nuestro pentateuco.

los siete han estado casados con ella

La pareja y su descendencia serían el mayor valor natural asumido en Jesús quien le otorga fuerza por su Espíritu de nuevo ser, nueva carne, nueva unión. 

Pero aún esta relación tan sublime, quizás extensible a otras modalidades de pareja, discutidas hoy, se relativiza frente a la plenitud del Reino, donde serán como ángeles

"En esta vida, hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán. Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.

La realidad nueva y absoluta, la transfiguración de la red social es: ser hijos de Dios, no ángeles sino como ángeles, habitantes del reino como en casa propia. 

Así la resurrección no está garantizada a nadie. Es un don para los que el Señor juzgue dignos.

los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos no se casarán

Jesús va más allá de saduceos y fariseos, porque desconoce la vigencia y persistencia del matrimonio más allá de la muerte, en el territorio de vida eterna. Su mensaje de vida rompe los límites de la especulación de sus contemporáneos y también de la nuestra.

Hoy en día muchos por temor al lenguaje mitológico del cielo y la vida eterna, prefieren pensar en la resurrección de Jesús como la muestra de una vida nueva en el recuerdo de las generaciones, o en un reino de este mundo pero sin injusticias, ni dolor.

Los saduceos no creían en la resurrección, pero eso no significa que creyeran que la muerte era el final de todo. Prueba de ello es el empeño en suscitar descendencia del hermano sin hijos.

En la actualidad entre cristianos parece tener cierta popularidad la “resurrección en el pueblo” de personas acreditadas como líderes que aportaron liberación. 

Se pregunta uno si se trata de una actualización de la postura saducea, y una postura que no se pronuncia afirmativamente por la resurrección testimoniada apostólicamente.

No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos están vivos

Parece que se cercena algo del misterio planteado en el mensaje de Jesús sobre el Padre viviente y dador de vida.

La resurrección para la vida es un don, no un derecho que recorte la generosidad del Señor y haga mezquina su Palabra.

Nadie muere definitivamente, y tampoco nada en cierta forma

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1593930959648333824?s=20&t=miutDMPhDUVRInnWfwWEhQ

motivaciondehoy


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Sábado 33 de tiempo ordinario

Año Par

Apocalipsis 11, 4-12

Salmo responsorial: 143

Lucas 20,27-40

SAN CARLO DE JESÚS ACUTIS DE ASIS


 

SÁBADO, XXXIII SEMANA

De la homilía de un autor del siglo II
(Caps 8, 1-9,11: Funk 1, 152-156)
El arrepentimiento de un corazón sincero


Hagamos penitencia mientras vivimos en este mundo. Somos, en efecto,

como el barro en manos del artífice. De la misma manera que el alfarero puede

componer de nuevo la vasija que está modelando, si le queda deforme o se le

rompe, cuando todavía está en sus manos, pero, en cambio, le resulta imposible

modificar su forma cuando la ha puesto ya en el horno, así también nosotros,

mientras estamos en este mundo, tenemos tiempo de hacer penitencia y

debemos arrepentirnos con todo nuestro corazón de los pecados que hemos

cometido mientras vivimos en nuestra carne mortal, a fin de ser salvados por el

Señor. Una vez que hayamos salido de este mundo, en la eternidad, ya no

podremos confesar nuestras faltas ni hacer penitencia.

Por ello, hermanos, cumplamos la voluntad del Padre, guardemos casto

nuestro cuerpo, observemos los mandamientos de Dios, y así alcanzaremos la

vida eterna. Dice, en efecto, el Señor en el Evangelio: Si no fuisteis de fiar en lo

menudo, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Porque os aseguro que el que

es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar. Esto es lo mismo

que decir: «Guardad puro vuestro cuerpo e incontaminado el sello de vuestro

bautismo, para que seáis dignos de la vida eterna».

Que ninguno de vosotros diga que nuestra carne no será juzgada ni

resucitará; reconoced, por el contrario, que ha sido por medio de esta carne en

la que vivís por la que habéis sido salvados y habéis recibido la visión. Por ello,

debemos mirar nuestro cuerpo como si se tratara de un templo de Dios. Pues, de la misma manera que habéis sido llamados en esta carne, también en esta carne saldréis al encuentro del que os llamó. Si Cristo, el Señor, el que nos ha salvado,siendo como era espíritu, quiso hacerse carne para podernos llamar, también nosotros, por medio de nuestra carne, recibiremos la recompensa.

Amémonos, pues, mutuamente, a fin de que podamos llegar todos al reino de

Dios. Mientras tenemos tiempo de recobrar la salud, pongámonos en manos de

Dios, para que él, como nuestro médico, nos sane; y demos los honorarios

debidos a este nuestro médico. ¿Qué honorarios? El arrepentimiento de un

corazón sincero. Porque él conoce de antemano todas las cosas y penetra en el

secreto de nuestro corazón. Tributémosle, pues, nuestras alabanzas no

solamente con nuestros labios, sino también con todo nuestro corazón, a fin de

que nos acoja como hijos. Pues el Señor dijo: Mis hermanos son los que

cumplen la voluntad de mi Padre.