martes, 24 de noviembre de 2020

PALABRA COMENTADA

 

Martes 34 de tiempo ordinario

Apocalipsis 14, 14-19

14Y miré, y había una nube blanca, y en la nube estaba sentado uno semejante al Hijo del Hombre, que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz afilada. 15Entonces salió del templo otro ángel clamando a gran voz a Aquél que estaba sentado en la nube: "Mete Tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la cosecha de la tierra está madura." 16Aquél que estaba sentado en la nube metió Su hoz sobre la tierra y la tierra fue segada.
17Otro ángel salió del templo que está en el cielo, que también tenía una hoz afilada. 18Entonces otro ángel, el que tiene poder sobre el fuego, salió del altar, y llamó con gran voz al que tenía la hoz afilada, diciéndole: "Mete tu hoz afilada y vendimia los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras." 19El ángel metió su hoz sobre la tierra, y vendimió los racimos de la vid de la tierra y los echó en el gran lagar del furor de Dios



REFLEXIÓN

"Arrima tu hoz y siega; ha llegado la hora de la siega, pues la mies de la tierra está más que madura."

vendimió la viña de la tierra y echó las uvas en el gran lagar del furor(thimos:celo apasionado) de Dios

Cambio de perspectiva. Llegó la siega, la cosecha, el final. Terminó el crecimiento y el dejar crecer la cizaña con el trigo. Terminó el discernimiento.

Para qué sirve una visión así, cuando sabemos que nos encontramos en un momento de vigilar el crecimiento?

Para que no perdamos de vista que este no es el último episodio, sino que estamos llamados a un final en el que deberemos cosechar.

Cuál y cuanta es mi cosecha? No es una pregunta ociosa, sino que debe mantenerse a lo largo del peregrinaje, para darle bríos y persistencia.

Debemos aspirar al apasionamiento y celo que el mismo Señor manifestará al final. Su Espíritu es un fuego que consume, desde ahora hasta el final.

En el aire de los tiempos actuales se advierte una cierta radicalidad emocional que se alimenta de impaciencia e impotencia ante la lentitud que muestran las vías de solución a los conflictos.

Es un rugir interno que se manifiesta en la incomodidad y desinstalación externa y da cuenta como señal del paso entre nosotros del fuego del Espíritu del Señor.

En la historia hay momentos así, de gran intensidad, como una labor de parto de un nuevo mundo.

las uvas están en sazón

Habrá un momento para el viñador en que se decida que podemos dar el mejor vino, bebida que procede de una elaboración propia de una sabidurìa milenaria, acumulada, y que ha acompañado tantas celebraciones de vida y muerte.

corrió tanta sangre

El vino nos recuerda la sangre, y los humanos que estamos llenos de ella y la prodigamos en muchos actos, unos con más sentido que los otros.

Los mártires, recuerdo en particular los jesuitas del El Salvador, fueron pisados como en un lagar de último día, salpicando con su sangre un jardín, cuya tierra bebió su sangre. Ésta había corrido por sus venas y arterias, movilizada y movilizando sus corazones, que muchas veces vivieron ansias, alegrìas y temores.

Probablemente la paz de los justos, los que viven intensamente una causa justa, los adormeció en el Señor, eliminando el terror y la angustia como Jesús: en tus manos encomiendo mi espíritu.

Salmo responsorial: 95



REFLEXIÓN

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, / aclamen los árboles del bosque. R.

Delante del Señor, que ya llega,

Ya pero todavía no. Intensidad divina que no cabe en nuestro esquema temporal. Sobrepujar del Espíritu en nuestros nunca demasiado aptos receptáculos.Y así experimentamos que nos desbordan los cambiantes acontecimientos. Que somos llevados, raptados. Y en esperanza ansiamos que sea hacia Él, alfa y omega del universo y su historia.

Lucas 21, 5-11

5Mientras algunos estaban hablando del templo, de cómo estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: 6"En cuanto a estas cosas que ustedes están mirando, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada."
7Ellos Le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo sucederá esto, y qué señal habrá cuando estas cosas vayan a suceder?" 8Jesús respondió: "Cuídense de no ser engañados; porque muchos vendrán en Mi nombre, diciendo: 'Yo soy el Cristo (el Mesías),' y: 'El tiempo está cerca.' No los sigan. 9"Y cuando oigan de guerras y disturbios, no se aterroricen; porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no sucederá inmediatamente."
10Entonces les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino; 11habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo.



REFLEXIÓN

algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos

El templo de Jerusalén, proporciones guardadas, era una obra construída para deslumbrar y por lo tanto el orgullo de esos habitantes de una ciudad de montaña y de los peregrinos que acudían de muchas partes.

llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido

Tenía que ser Jesús tan aguafiestas, que le amarga a sus conciudadanos el orgullo nacional: el último templo. Gran fuente de ingresos para una ciudad con tantos desempleados y menesterosos. Una ciudad orgullosa de tener un centro de peregrinación internacional, aunque fuera metida en la montaña. Un orgullo para un pueblo sufrido y oprimido que no tenía mucho de que vanagloriarse, sino este Templo.

Quizás no lo dijo el Señor antes que ocurriera, o cuando lo dijo no tenía esta solemnidad y acidez. Quizás es un dicho rescatado por la comunidad del evangelista después que el templo fue destruído cuarenta años después de la muerte de Jesús.

En todo caso parece que tuvo razón. Fue aplastado el orgullo nacional, no sin algún tipo de provocación por la resistencia zelota, adueñada del poder de los saduceos y enfervorizada con el martirio y la liberación, por las armas y la sangre.

Jesús en cuya boca se pone este dicho, que pudo no haberlo dicho, pero que sus seguidores le atribuyen su inspiración porque figura como una de las acusaciones en el juicio que se le siguió.

Lo que sí recoge como sabiduría de Jesús y de los antiguos profetas esta comunidad cristiana es la poca seguridad que pudo ofrecer el magnífico templo a los jerosolimitanos ante la embestida de los romanos del año 70 d.C.

Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "El momento está cerca"; no vayáis tras ellos.

Porque los creyentes ávidos de liberación somos pasto de manipulaciones y carne de cañón de utopías mesiánicas. Por eso se nos pide cuidado, sensatez, discernimiento del engaño.

Se refleja el discernimiento que hubo de hacer la comunidad en los tiempos previos a la invasión romana. Porque los Zelotas que asumieron el control, predicaban su resistencia como una inspiración divina.

Se trataba también de celo y apasionamiento.

el final no vendrá en seguida

La agonía puede ser mucho más larga de lo deseado. Los mercados financieros pueden seguir en crisis más allá de lo deseado.

No está en su recuperación nuestra esperanza de una mejor calidad de vida.

Una cosa son los dolores de parto y otra el parto mismo. En las angustias y dolores puede haber mucho engaño queriendo anticipar lo que viene por su propia sabiduría. Se precisa paciencia , serenidad y confianza en quien es el responsable de cosechar.

El discernimiento de las primeras generaciones de fe cristiana en la Palabra les fue dando luces para entender cuál final era al que habían de estar preparados.

Porque no cualquier tumulto es el gran final.

"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo."

Las circunstancias históricas pueden empeorar mucho más

 

no tengáis pánico

Es la recomendación del Señor de la historia, de quien depende el designio y a cuya voluntad deseamos servir más allá del tropiezo.

https://twitter.com/motivaciondehoy/status/1331192126265233408?s=20

DOCTORES DE LA IGLESIA

 

Martes, XXXIV semana

San Agustín Tratados sobre el evangelio de san Juan 35,8-9

Nosotros, los cristianos, en comparación con los infieles, somos ya luz, como dice el Apóstol: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y en otro lugar dice: La noche está avanzando, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad. No obstante, porque el día en que vivimos es todavía noche en comparación con aquella luz a la que esperamos llegar, oigamos lo que dice el apóstol Pedro. Nos dice que vino sobre Cristo, el Señor, desde la sublime gloria, aquella voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, mi predilecto». Esta voz –dice– traída del cielo, la oímos nosotros, estando con él en la montaña sagrada. Pero, como nosotros no estábamos allí y no oímos esta voz del cielo, nos dice el mismo Pedro: Esto nos confirma la palabra de los profetas, y hacéis muy bien en prestarle atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y el lucero nazca en vuestros corazones. Por lo tanto, cuando vendrá nuestro Señor Jesucristo y –como dice también el apóstol Pablo– iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón, y cada uno recibirá la alabanza de Dios, entonces, con la presencia de este día, ya no tendremos necesidad de lámparas: no será necesario que se nos lean los libros proféticos ni los escritos del Apóstol, ya no tendremos que indagar el testimonio de Juan, y el mismo Evangelio dejará de sernos necesario. Ya no tendrán razón de ser todas las Escrituras que en la noche de este mundo se nos encendían a modo de lámparas, para que no quedásemos en tinieblas. Suprimido, pues, todo esto, que ya no nos será necesario, cuando los mismos hombres de Dios por quienes fueron escritas estas cosas verán, junto con nosotros, aquella verdadera y clara luz, sin la ayuda de sus escritos, ¿qué es lo que veremos? ¿Con qué se alimentará nuestro espíritu? ¿De qué se alegrará nuestra mirada? ¿De dónde procederá aquel gozo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar? ¿Qué es lo que veremos? Os lo ruego, amemos juntos, corramos juntos el camino de nuestra fe; deseemos la patria celestial, suspiremos por ella, sintámonos peregrinos en este mundo. ¿Qué es lo que veremos entonces? Que nos lo diga ahora el Evangelio: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.



REFLEXIÓN

Los sacramentos como símbolos dan un resquicio para asomarnos a una fuente , que plena, los irradia, como el sol. Agua, aceite, pan y vino, palabras y gestos, nos anuncian vida sin término, gozo perpetuo, salud infinita, paz a toda prueba, en fin vida que colma toda aspiración y anhelo. Nuestra mortificación por aquellos que no reciben ni creen en estos símbolos de Cristo y su comunidad siempre será viva para desafiar nuestra complacencia y autojustificación. Y así siempre oraremos, anunciaremos y fraternizaremos con todo los no creyentes y practicantes, para mantener abierta la puerta la bien común de la salvación.